Que el alcalde de Cádiz es carnavalero es un hecho más que conocido, por eso retó al equipo de gobierno de la ciudad a asistir a la Gran Final disfrazados. Y lo logró, ya que todos los concejales de Por Cádiz sí se puede y Ganar Cádiz en Común asistieron al Gran Teatro Falla ataviados con disfraces.
José María González Kichi volvió a lucir el tipo de la comparsa ‘Los mendas lerendas’, segundo premio en 2008, y en cuyo popurrí cantaba aquello de “Si yo fuera algún día el alcalde...”. Bastón de mando carnvalero incluido, no paró de saludar a todo aquel que se le acercó y quiso fotografiarse con él.
Quien levantó más polémica fue Martín Vila. El concejal delegado de Urbanismo y Memoria Democrática se presentó en el Falla disfrazado de Papa, lo que muchos consideraron una mofa a la religión católica viniendo de alguien con una ideología totalmente contraria a esta.
"Partimos de un principio de laicidad por el que deben separarse las confesiones religiosas de lo que son los organismos públicos", manifestó Vila al anunciar que los ediles de Ganar Cádiz no participarían como representantes públicos en el acto de renovación del voto de la ciudad ante la patrona el pasado octubre. Sin embargo, no separó su condición de representante público en la final del COAC para presentarse disfrazado de la máxima autoridad de la Iglesia Católica.
Como dato anecdótico, cabe mencionar que el disfraz de la Concejala de Educación, Juventud y Deporte, María Romay de la Rosa, lucía un disfraz con gran valor sentimental para ella. Su madre confeccionó el vestido para una de las ninfas del carnaval 1991 y al entregarle el trabajo terminado se puso de parto de la joven concejala, que nació la noche de la Gran Final.