Ya está aquí su nuevo centro comercial. Y menos mal. Porque no sé qué habría sido de nosotros sin otro Mc Donalds, otro Zara, otro Media Markt, o cualquier otra maravillosa tienda de esas de las que ya tenemos varias iguales en Sevilla. Porque esto es el futuro, señoras y señores. Y nuestra ciudad está a la cabeza. Y lo lleva estando desde hace mucho, ya que hace décadas que somos la ciudad española -y una de las primeras en Europa- con más centros comerciales por habitante. Y por eso mismo no sobran nunca nuevos espacios para las grandes superficies. Porque crean empleo de calidad, no como el de los pequeños comercios de toda la vida que tienen que cerrar al no poder competir con las grandes multinacionales. Y es que, ¿quién va a querer abrir un bar pudiendo trabajar cómodamente en un Mc Donalds?
El año pasado ya se inauguró el gran centro de Torre Sevilla, y ahora tenemos el Lagoh. Pero la fiesta no acaba aquí, porque el ayuntamiento ya ha dado el visto bueno a la ampliación del Centro Comercial Los Arcos para que el progreso no se detenga. Y así seguir en una orgía de consumo sin final, aunque cada vez el poder adquisitivo de los sevillanos que malviven con sueldos basura haga más difícil eso de gastar. Pero bueno, tampoco es que eso importe demasiado, porque en el peor de los casos siempre podremos pasar el día fresquito en verano gracias a los potentes aparatos de aire acondicionado que se instalan en estos espacios. ¡Y es que se está tan a gustito en estos sitios que ya hasta los institutos están organizando excursiones a Lagoh o Torre Sevilla para que nuestros jóvenes sepan el futuro tan prometedor que nos espera.,
Pero lo mejor de todo -no se equivoquen-, no es que estos grandes centros comerciales arruinen al pequeño comercio, fomenten un consumismo irresponsable, sustituyan empleo de calidad por trabajo basura, o cualquier otra cosa de poca consideración. Porque lo más genial aquí es que la proliferación de grandes superficies provocan un cambio cultural que nos saca de nuestro atraso. Y como ya ocurre en gran parte de las ciudades americanas o europeas, vamos a conseguir un enorme giro en nuestras vidas que hará que el centro de nuestra existencia sean esas grandes superficies como lugares mágicos que cubrirán todas nuestras necesidades de ocio, comerciales, sociales y hasta quién sabe si políticas (ya hay casos en ciudades anglosajonas que tienen espacios de la administración con sede en centros comerciales) Porque, seamos serios, ¿quién necesita de nada más habiendo grandes superficies? Y por eso hay que defender la ciudad de los sueños a toda costa y pese a quien pese, aunque alguno venga después llorando porque ha perdido su negocio, su empleo o hasta su propia identidad cultural.
