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Cristal cóncavo-convexo

Un ensayo de despoblación

Hace aproximadamente un año, un compañero empresario de PROA, Miguel Ángel García, nos expuso en una de nuestras reuniones, su forma de medir el abandono...

Publicado: 07/10/2018 ·
23:02
· Actualizado: 07/10/2018 · 23:02
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Autor

Fulgencio Meseguer

Fulgencio Meseguer es director ejecutivo de la empresa De Software Delsol y presidente de PROA JAÉN

Cristal cóncavo-convexo

La actualidad económica y empresarial de la provincia vista desde un cristal unas veces cóncavo y otras convexo

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Hace aproximadamente un año, un compañero empresario de PROA, Miguel Ángel García, nos expuso en una de nuestras reuniones, su forma de medir el abandono de personas que sufría nuestra provincia; decía que cada hora de trabajo se marchaban de JAÉN dos personas, es decir, al acabar cada día laborable, serían dieciséis.

Acabamos nuestra reunión y posterior almuerzo, y recordamos que en las cuatro horas que duró, se acababan de ir ocho giennenses de nuestra provincia. En 2017 se redujo nuestro padrón en 4.766 personas.

Atreviéndome a hacer una proyección infantil del desempleo en nuestra provincia, con algo de suerte habremos acabado con el desempleo en diez o quince años. Solo nos tenemos que cruzar de brazos y esperar que nuestra gente se vaya.

Y la verdad es que, en mi caso, nunca he visto con malos ojos que el futuro de mis hijos estuviera fuera de aquí. Creo que hay territorios con una realidad mucho más interesante, con muchas posibilidades de crecer, y un futuro más halagüeño. Siempre les quedaría su ciudad para volver.

Ya hemos resuelto entonces un problema, pero sin querer resolvemos otro: si todos nuestros conciudadanos que se marchan volvieran un par de veces al año, habríamos triplicado o cuadruplicado las visitas que recibimos en la provincia, que actualmente se encuentran en cuarenta mil, y si se quedasen una semana, multiplicaríamos por diez las pernoctaciones que ahora son dos por visitante. Incluso puede ser que tanto viajero justifique que nos conecten algún tren digno con Madrid, ¿os imagináis?

La rabia es que, por la edad de las personas que se marchan, provocaría a su vez un envejecimiento paulatino de la población, nos sobrarían posiblemente el cuarenta por ciento de los colegios, y el quince por ciento de los funcionarios, habitaciones de hospitales, transporte público, etc.

La universidad tendría que cerrar varios de los grados que imparte por falta de estudiantes, cosa que tendríamos que analizar, (me refiero al despropósito actual de invertir tanto en nuestros estudiantes para que lo aprovechen otros territorios).

Posiblemente ya no seríamos la capital del aceite de oliva, ya que otras zonas se nos habrían adelantado con cultivos super intensivos, e industrializando y comercializando en origen nuestro producto.

JAÉN seguiría siendo una provincia ideal para vivir, tranquila, con calidad de vida, segura, pero posiblemente melancólica y añorante.

¿Nos descruzamos los brazos y nos arremangamos?

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