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La Hita (Toledo) registra una bola de fuego sobrevolando Conil

El impacto tuvo lugar a unos 106 kilómetros de altura sobre la vertical del Estrecho de Gibraltar, desde donde la bola de fuego avanzó en dirección noroeste, extinguiéndose a unos 61 kilómetros de altura sobre la vertical de la localidad de Conil .

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  • La bola de fuego.

El Complejo Astronómico de La Hita (Toledo) ha registrado esta madrugada, sobre las 0.14 horas, una bola de fuego más brillante que la luna llena sobrevolando el sur de España.

Según han informado fuentes del citado complejo astronómico, su luminosidad ha sido "tan inusualmente grande que en la zona del Estrecho de Gibraltar la noche se convirtió en día por un instante".

A pesar de las nubes que cubrían gran parte del cielo, el fenómeno ha podido ser registrado por los detectores que la Universidad de Huelva opera en el Complejo Astronómico de La Hita (Toledo) y en los observatorios astronómicos de La Sagra (Granada), El Arenosillo (Huelva) y Sevilla.


Las mismas fuentes han indicado que el análisis llevado a cabo por el profesor José María Madiedo ha permitido establecer que la bola de fuego se produjo por la entrada en la atmósfera terrestre de un fragmento del cometa Encke a más de 100.000 kilómetros por hora.

El impacto tuvo lugar a unos 106 kilómetros de altura sobre la vertical del Estrecho de Gibraltar, desde donde la bola de fuego avanzó en dirección noroeste, extinguiéndose a unos 61 kilómetros de altura sobre la vertical de la localidad de Conil .

Las mismas fuentes han insistido en que las nubes que cubrían buena parte del sur y centro del país no supusieron ningún impedimento para que la bola de fuego pudiese ser vista desde más de 500 kilómetros de distancia, lo que reveló desde el primer instante que el fragmento del cometa Encke que impactó contra la atmósfera debió tener un tamaño superior al habitual.

Los fragmentos desprendidos del cometa Encke son en su mayor parte más pequeños que un grano de arena y se cruzan con la órbita de la Tierra durante los meses de octubre y noviembre, produciendo a lo largo de ese periodo varias lluvias de estrellas conocidas como Táuridas.

Sin embargo, los astrónomos habían predicho que durante 2015 estos fragmentos serían de un tamaño muy superior a lo habitual, por lo que su impacto contra la atmósfera podría producir bolas de fuego inusualmente brillantes, y se espera que, a lo largo de las próximas semanas, el fenómeno pueda volver a repetirse.

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