La España vaciada ¿condenada al olvido?

La España abandonada vuelve a visibilizarse para entrar en la agenda política, siempre que el procés lo permita. Más de un centenar de agrupaciones en defensa de los derechos del medio rural se suman hoy a un parón de cinco minutos para insistir en la necesidad de alcanzar un pacto nacional para poner freno a las desigualdades territoriales. Si hace seis meses estas plataformas, entre ellas Jaén Merece Más, denunciaban su abandono en vísperas de las elecciones generales del 28-A, hoy la historia se repite y, como en aquella ocasión, coincide con una convocatoria electoral. La película que viene a continuación la conocemos todos de sobra. Es el anuncio de unas elecciones generales y el campo se pone de moda entre los candidatos. ¿Volveremos a vivir algunos de los estrambóticos momentos que nos regalaron en anteriores campañas: conversaciones con vacas, desplazamientos en tractores o visitas a granjas agrícolas…? Eso sí, todos ellos llevarán a sus espaldas una mochila provista de las mejores ofertas a cuál más atractiva para conseguir el disputado voto rural. Ya saben, no hay campaña sin promesas aunque éstas se apilen en los cajones oficiales tras el recuento de votos. Si no miren lo que dijo nuestro consejero de Economía, Rogelio Velasco, de Cs, sin el menor rubor, sobre las promesas electorales: “son un lenguaje y una forma de expresarse durante las campañas”. Un sorprendente ejercicio de sinceridad que suelen tener algunos de nuestros representantes cuando tocan poder. Desde este momento estamos expuestos a un  abanico de propuestas de todos los colores y gustos,  como muestran tomen nota de lo que dirán hoy. Hasta dónde llega su compromiso con la España vaciada. No nos vayamos ni a Teruel, ni a Soria, ni a la vecina Cáceres… Fijémonos en nuestra comunidad y en concreto en nuestra provincia. Despoblación, infraestructuras, desindustrialización… Resulta exasperante comprobar como los discursos sobre las necesidades de esta provincia varían en función de si se tienen o no responsabilidades de gobierno.  Aunque a la hora de la verdad no se atisba ni un solo programa creíble que contenga las acciones y presupuestos necesarios para paliar las consecuencias de la despoblación en el mundo rural. Es decir, seguiremos condenados al olvido.