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Diez películas que ganaron el Oscar y tal vez no lo recuerdes

El Oscar es garantía de éxito en la taquilla, pero tal vez no tanto en la memoria de los espectadores

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  • El Oscar -

Ganar un Oscar es lo más grande que le puede pasar a una película o a cualquiera que lo haya logrado en su vida. A la película le garantiza una exitosa carrera comercial y a quien lo logra le permite incrementar su caché de manera extraordinaria. No obstante, en el caso de las películas, el éxito en taquilla no garantiza la perdurabilidad del recuerdo entre los espectadores. Aquí va un listado de películas de los últimos sesenta años que, tal vez, ni recuerdes o sepas que lograron el máximo galardón de la gala.

La vuelta al mundo en 80 días. 1956

David Niven dio vida a Phileas Fogg y Mario Moreno Cantinflas a su servicial Picaporte, mientras que una aún poco conocida Shirley MacLaine hizo de la princesa india Aouda. La superproducción de Michael Todd estuvo plagada de problemas antes y durante el rodaje a causa de su elevado coste, y finalmente fue Michael Anderson quien se encargó de dirigir la mayor parte del metraje, incluida la corrida de toros en Chinchón. Por la pantalla se suceden algunas grandes estrellas de Hollywood en pequeños papeles, desde Frank Sinatra a Marlene Dietrich o Buster Keaton. Es, sin duda, la mejor adaptación del clásico de Julio Verne, pero no deja de ser un lucido entretenimiento frente a otras candidatas de mayor prestigio, caso de Gigante o El rey y yo.


Tom Jones. 1963

La cinta británica de Tony Richardson debe su fama a la interpretación de Albert Finney, que no logró el Oscar a la mejor interpretación. La cinta, que adaptaba una novela de Henry Fielding, se impuso, nada más y nada menos, que a América, América, la obra maestra de Elia Kazan, y a la Cleopatra de Manckiewicz interpretada por Liz Taylor.

Un hombre para la eternidad. 1966

El cine británico volvía a reivindicarse en Hollywood con esta superproducción de todo un artesano, Fred Zinnemman, que adaptaba una obra teatral de Robert Bolt, autor asimismo del guión, en la que sobresalía la interpretación de Paul Scofield en la piel de Tomás Moro, premiado con la estatuilla así como el propio Bolt y el propio Zinnemann. 

The French Connection. 1971

Tremendamente popular en su momento, la película de William Friedkin, que dirigiría poco después El Exorcista, cuenta como pareja protagonista con Gene Hackman, que dio el salto a la fama gracias a su personaje, Popeye Doyle, y Roy Scheider, que cuatro años más tarde daría vida al sheriff Brody en Tiburón. La cinta contaba además con nuestro Fernando Rey, que encarnaba al traficante de drogas francés al que siguen la pista los dos agentes. Tuvo una segunda parte. Es una muy buena película, aunque resulta difícil situarla a la altura de algunas contras las que competía, en especial La naranja mecánica y The last picture show. 

Chicago. 2002

El musical del mediocre Rob Marshall se ha hecho más popular por sus adaptaciones teatrales posteriores que por la cinta en sí, en la que solo sobresalen las buenas interpretaciones de Richard Gere, Rennée Zellweger y Catherine Zeta Jones. La película no solo invita a añorar los grandes musicales de Hollywood, sino que impidió la victoria de dos excelentes trabajos: Las horas y El pianista.

El señor de los anillos. El retorno del rey. 2003

¿Era la tercera entrega de El Señor de los Anillos la mejor de las tres? Posiblemente, no, pero la Academia tampoco dejó pasar la oportunidad de reconocer el gran trabajo de Peter Jackson a lo largo de su laboriosa y espléndida trilogía, que supuso todo un avance en la utilización de la tecnología digital para profundizar en la espectacularidad de la narración. El premio, por otro lado, tampoco contribuyó a engrandecer el éxito de una película que ya había gozado del beneplácito de millones de seguidores en todo el mundo, pero sí se lo privó a otro excelente trabajo, el de Clint Eastwood en Mystic River.

Infiltrados. 2006

El Oscar para un remake, aunque en manos de Martin Scorsese fuera menos remake y haya pasado a la historia como una de las mejores películas policíacas de este siglo. Infiltrados no era la favorita de la noche en una ceremonia en la que comparecía junto a otras grandes películas: Babel, Cartas desde Iwo Jima, Pequeña Miss Sunshine y La Reina. Apoyada en el insuperable nervio narrativo del autor de Uno de los nuestros y en el excelente reparto coral, nos brindó asimismo la última gran interpretación de Jack Nicholson hasta la fecha.

The artist. 2011

Una película francesa, en blanco y negro... y muda, ¿ganadora del Oscar? Así fue, y con todo merecimiento, frente a títulos como El árbol de la vida o Medianoche en París, de Malik y Allen, respectivamente. La cinta de Michel Hazanavicius era una declaración de amor al Hollywood clásico y, especialmente, al cine como el gran forjador de ilusiones del siglo XX, a partir de un brillante ejercicio de estilo. Casi simultáneamente, en España, se estrenaba y se alzaba con los premios más destacados de los Goya, Blancanieves, otro filme, casualidades de la vida, mudo y en blanco y negro.

Argo. 2012

La gran favorita de la noche era La zona más oscura, la película de Kathryn Bigelow sobre la detención y ejecución de Bin Laden; e incluso rivalizaba con el Lincoln de Spielberg y con El lado bueno de las cosas (una película que lo tenía todo para llevarse el gran premio: comedia, drama, excelentes interpretaciones, una historia conmovedora), pero fue Ben Affleck quien se llevó la gloria con una película que adaptaba un caso real y con el volvía a poner de manifiesto su pericia y su talento como realizador, muy por encima del interpretativo, como ha demostrado con su reciente carrera.

Moonlight. 2017

Todos recordamos el fiasco de la entrega del premio a la mejor película del año pasado; y sobre todo recordamos que no fue La, La, Land, pese a que su nombre fue el que se anunció en un primer momento. Pero, ¿alguien, entre el gran público, se acuerda de Moonlight, apenas un año después? De hecho, tuvo un pase más que discreto por la taquilla española para lo que se espera de una película con Oscar. Todo ello sin desmerecer el gran y delicado trabajo de Barry Jenkins, que no solo se impuso al musical de Damien Chazelle -el público siguió haciendo cola para ver su película pese a su no Oscar-, sino a títulos tan celebrados como La Llegada y la brillante y excepcional Comanchería.

 

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