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Alejandro Gainza, un ciclista de Tarifa que cruza el Estrecho para hacerse profesional

El tarifeño da el salto a la categoría continental de la UCI gracias al Sidi Ali Unlock Team, un equipo de Marruecos, con el que ya corrió el Tour de Sahel

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  • Alejandro Gainza, en Mauritania. -

Al pensar en ciclismo profesional, seguramente el último lugar en el que piensa cualquier aficionado es África. Sin embargo, al joven tarifeño Alejandro Gainza le ha surgido la oportunidad de dar el salto al profesionalismo y a internacionales de la UCI (Unión Ciclista Internacional) cruzando el Estrecho hacia en ese continente, a través del equipo Sidi Ali Unlock Team, de Marruecos. Ya se ha estrenado en sus filas compitiendo en el Tour de Sahel, en Mauritania, donde ha terminado vigésimo en la general, un buen debut.

El fichaje, explica el propio corredor, “surgió por redes sociales”. En este caso, por Instagram. “Conozco a un chico de Tánger que también es ciclista. Un día, hablando con él me comentó que corría en el equipo continental de Marruecos y que el director estaba buscando algún corredor de España o de Europa. Yo le dije que me gustaría formar parte del proyecto. Unas horas después se puso en contacto conmigo el director y ya fuimos concretando todo”.

Su primera experiencia, en el citado Tour de Sahel, salió bien en cuanto a resultados y también en lo personal, como narra el ciclista tarifeño: “Fueron cinco etapas. La experiencia ha sido brutal. Tengo compañeros que se han quedado impactados. Yo, de niño, ya había estado en zonas parecidas en África viajando con mis padres y no me sorprendió tanto. La experiencia ha sido fenomenal. Me he sentido bien y cómodo allí. Aunque dicen que este Tour de Mauritania es de las pruebas más salvajes del mundo del ciclismo en carretera”. Y lo es por el ambiente del clima desértico de Mauritania: “Es un país muy grande en extensión, pero es casi todo desierto. Hay carreteras con rectas larguísimas y a lo mejor picaban un dos por ciento. El viento era constante y hacía que la carrera se rompiese desde la salida. Los corredores marroquíes de mi equipo están habituados a correr junto al Sáhara y son fuertes en ese terreno”, una ventaja para su formación.

De cara a la presente temporada, “muchas pruebas son por invitación y se va decidiendo el calendario a medida que avanza la temporada y no está muy definido. Las próximas carreras serán alguna clásica en Marruecos y ya más importante, la Vuelta a Malasia”, otro exótico reto.

La propia organización y el trabajo del equipo ya lo son, comenta Gainza. “En esta categoría los viajes son muy caros. Además, hay compañeros de Colombia, de Suecia, de Rusia... Todo es muy costoso por los desplazamientos”, explica. Por eso, “los que somos de otros países llevamos a cabo nuestros entrenamientos a distancia. Cuando el equipo, que tiene la sede en Casablanca, necesita que nos reunamos para preparar alguna carrera, pues viajamos allí y entrenamos juntos antes de la competición. El resto del tiempo cada uno tenemos nuestros entrenadores y demás”, señala el corredor.

Orígenes
El ciclista tarifeño cuenta sus comienzos, tardíos, cree, en el mundo del ciclismo. “Desde pequeño me llamó la atención la bici.  Un día me enteré de que en Tarifa habían formado un club de mountain bike y le comenté a mi madre que iba a probar. Fui poco a poco y me fui picando”, narra. “Empecé un poco tarde con respecto a la edad con la que suelen comenzar los que se acaban dedicando al ciclismo. Con diecisiete años (ahora tiene 23) hice mi primera carrera. La primera temporada competí en mountain bike y me fue bastante bien. Pasé al Club Ciclista Manilva y corrí en el Provincial de Málaga y en el de Cádiz y gané el ranking andaluz de maratón, además de los dos circuitos provinciales”, éxitos que vaticinaban un buen camino en este deporte.

“Ya después, al año siguiente, me enteré de que había un equipo de carretera que estaba buscando corredores, en mi primer año sub-23. Desde entonces he estado varias temporadas ya centrado en carretera. No había corrido en mi vida en esa especialidad y fue una locura, porque tampoco había entrenado nunca para correr en carretera. Las primeras temporadas corría sólo para intentar terminar las carreras hasta que le cogí la onda a la categoría. Sigo cogiendo de vez en cuando la bici de montaña en pretemporada, cuando no tengo ningún entrenamiento específico de carretera. Es una buena opción para evadirme del viento, por ejemplo, para evitar el levante en alguna de las zonas maravillosas que tenemos por aquí”, celebra.

“El año pasado corrí con un equipo de Cantabria, el Hoomu, de una aseguradora. Los dos anteriores estuve en el Manuela Fundación”, un conjunto andaluz. “Son equipos amateur y participan en carreras a nivel nacional, vueltas a comunidades autónomas y provincias, sobre todo”. Eso no resta nivel a las competiciones en las que ha estado participando a lo largo de esos años, ya que, tal y como comenta el propio Gainza, “en España, aunque las pruebas sean amateur, corres con ciclistas internacionales, porque hay un alto porcentaje de corredores extranjeros, sobre un cuarenta por ciento, que vienen a equipos amateur españoles en busca de una oportunidad para terminar fichando por un equipo profesional”.

En casa
Aunque corra para un equipo marroquí, el ciclista tarifeño reside en su localidad natal y entrena por la zona. “Estuve viviendo fuera hasta la pandemia”. En esa época corría para los equipos ya citados, antes de que el Covid obligase a suspender todo el calendario ciclista, sobre todo en categorías amateur, como era su caso.

“Entonces volví a Tarifa, que es precioso. Lo malo es que para entrenar, a veces ocurre como esta semana, que llevamos ya quince días de levantera y es complicado poder salir con la bici con tanto viento. Eso me obliga a coger mucho el coche para ir a Algeciras o a Jimena, para hacer una ruta por la Serranía de Ronda”, explica.

“En invierno no entreno tan temprano como en verano, porque el frío es muy desagradable. Salgo a correr sobre las diez de la mañana. Dependiendo del tipo de entrenamiento salgo más o menos horas a la carretera. Pero la media suele ser de tres horas. A veces cinco, cuando es más de fondo. En ocasiones excepcionales hago hasta doscientos kilómetros. Desde Tarifa me muevo por diversas zonas, a veces por la comarca, otras por la Sierra de Cádiz, o Gaucín, Estepona, etc.”, sostiene Alejandro Gainza, que no deja de lado su formación y sus intereses laborales en caso de que el ciclismo no llegue a convertirse en su principal sustento: “Lo bueno es que puedo compaginar los entrenamientos, que los hago por la mañana, con los estudios, a los que me dedico por las tardes. Estoy preparando las oposiciones para la Policía Portuaria. Hace poco me saqué también el certificado B1 de Inglés”.

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