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Campo de Gibraltar

Los compañeros de piso del detenido en Algeciras creen que puede tener un trastorno mental

Consideran que en los dos últimos meses se había agravado su afección con "discusiones y agresividad diaria"

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  • La vivienda. -

Los marroquíes que convivían con Yassine Kanjaa, presunto autor del asesinato del sacristán Diego Valencia y de las heridas de otras cuatro personas ayer en Algeciras, creen que padecía algún trastorno mental que se había agravado en los últimos dos meses.

"Hace uno o dos meses dejó de beber alcohol y de fumar, empezó a rezar, al principio pensábamos que iba a estar mejor, pero se puso cada vez más agresivo, más paranoico y más raro", relataban a EFE dos de los chicos marroquíes que viven en esta casa abandonada y en ruinas en las inmediaciones de la calle Sevilla.

Ellos vivían en una estancia en la planta superior y él, desde hace aproximadamente un año, en la inferior, a veces con algunos amigos y otras solo.

Según han sabido por gente que le conocía en Marruecos, Yassine Kanjaa, originario de un pueblo entre Ceuta y Tánger, siempre había tenido problemas de agresividad.

En la vivienda de Algeciras su comportamiento fue "más o menos normal" hasta que, según cuentan sus compañeros, hace poco más de un mes cambió.

"Sal de la casa o te corto el cuello con este machete", le dijo un día a uno de los chicos que a veces pernoctaba en la vivienda.

"Cuando supimos que tenía el machete pensé en llamar a la Policía, ahora me arrepiento", comentaba hoy este compañero.

No lo hizo porque alguno de los que viven en la casa están en situación irregular en el país y podía tener problemas y decidió que lo haría si volvía a esgrimir el arma.

A otro de los chicos que viven en la casa "le pegó un guantazo" sin ningún motivo. "Eran discusiones y agresividad diaria".

La noche anterior al día en el que cometió los ataques, Yassine Kanjaa, que no tenia ningún trabajo, no durmió en la casa.

Ese día, antes de los ataques, un compañero de la vivienda impidió que se fuera detrás de una chica: "Decía que se iba a casar, como le veía tan mal de la cabeza le convencí para que la dejara en paz".

Ninguno le vio por la tarde salir de la casa armado con el machete. "En la casa sólo estaba un chico, escuchó un golpe en la puerta y después que en la calle daba tres gritos diciendo 'No hay más dios que Alá'".

Nada más supieron hasta que se enteraron de lo que había hecho cuando la Policía llegó a su casa.

"No estaba bien de la cabeza", explican sus compañeros.

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