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?Halloween? se cuela entre las tradiciones españolas

Importada, sí; comercial, también, pero la realidad es bien tozuda: en los últimos cinco años la fiesta de Halloween ?se ha convertido en un auténtico boom?, destaca, en conversación con Efe, Vicente Pizcueta, portavoz de la Asociación Nacional de Empresarios por la Calidad del Ocio, que...

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  • Un cliente se prueba una máscara en una tienda de Chicago. -
Importada, sí; comercial, también, pero la realidad es bien tozuda: en los últimos cinco años la fiesta de Halloween “se ha convertido en un auténtico boom”, destaca, en conversación con Efe, Vicente Pizcueta, portavoz de la Asociación Nacional de Empresarios por la Calidad del Ocio, que habla incluso de “un segundo carnaval”.

“Nosotros, desde luego, vendemos muchos más disfraces estos días que en carnaval”, comenta a Efe Laura Amor, gerente de Vicente Rico, empresa madrileña con larga experiencia en el negocio de la broma y el disfraz.
Las grandes superficies comerciales también confirman ese auge.
 
“La gente cada vez lo celebra más”, aseguran fuentes de Carrefour, que desde hace días ofrece en todos sus centros un amplio surtido de productos para niños y adultos. Golosinas, disfraces, maquillajes, calabazas iluminadas, objetos de decoración para la casa... que contribuirán a convertir la del 31 de octubre en una noche “terrorífica”.

Así pues, este sábado, víspera del Día de Todos los Santos, jornada en la que por tradición se impone la visita a los cementerios y el atracón de huesos de mazapán y buñuelos, en muchos pueblos y ciudades de España la noche se poblará de monstruos, momias y fantasmas, de inquietantes espectros con ganas de juerga hasta que el cuerpo –o el esqueleto– aguante.

También de pandillas de chavales y chavalas que, al amparo de la oscuridad y de un disfraz más o menos original, aporrearán las puertas de sus vecinos para llenar sus bolsillos de chuches y alguna que otra moneda.

Un día antes, en el colegio, muchos habrán celebrado ya una fiesta cuyos orígenes se remontan a los pueblos celtas que, más de dos mil años atrás, habitaban lo que actualmente es Irlanda, Gales, Escocia o el norte de Francia, y que anunciaba los rigores del invierno.

Siglos después, la Iglesia de Roma declararía el 1 de noviembre como el Día de Todos los Santos, lo que en Inglaterra llamaron el All Hallows Day. La noche anterior, o All Hallows Eve, derivó con el paso del tiempo en lo que hoy conocemos como Halloween.

Fermín Bouza, catedrático de Sociología y Opinión Pública en la Universidad Complutense, recalca el origen celta de una fiesta que, con otros nombres y otros ritos, se ha celebrado en España “desde la noche de los tiempos. Somos –dice– un país cruzado de celtismo”.

Una celebración pagana “cristianizada con posterioridad” y que supone, en opinión de Bouza, una “afirmación de la vida, del ser humano. Un reírse de la muerte”.

La noche de Halloween llega un año más cargada de calabazas y misterio, de bromas y calaveras, de caretas y disfraces sangrientos, de un humor macabro que Hollywood y la televisión han popularizado en todos los rincones de todo el planeta.

Vicente Pizcueta, portavoz de los empresarios del ocio, habla de que es un ejemplo más de la “indiscutible colonización” de la cultura anglosajona.

“Este año, aunque la crisis se hace notar, hay también una importante demanda de disfraces. Arrasa el que lucía el malogrado Michael Jackson en el videoclip de “Thriller”, su mayor éxito discográfico. Lo tenemos agotado y hay lista de espera”, comenta la gerente de Vicente Rico, empresa que estos días hará el veinte por ciento del total de su caja anual.

Bares, discotecas y demás lugares de ocio nocturno también confían en hacer negocio con Halloween, pretexto o gancho publicitario que parques de atracciones, restaurantes y hasta gimnasios utilizan para captar nuevos clientes.

Los padres, en alerta

Mientras millones de niños en EEUU se preparan ilusionados para la noche de Halloween, muchos padres recurrirán a la tecnología para evitar que tras la puerta a la que llamen sus hijos para pedir dulces se esconda un pederasta.

En la noche del 31 de octubre, millones de niños estadounidenses se disfrazarán para recorrer su barrio de casa en casa pidiendo caramelos al grito de “treat or trick”, algo así como “o me das dulces o te expondrás a terribles travesuras”.

Muchos padres, mientras tanto, tiemblan de miedo y no precisamente porque sea Halloween: ¿se esconderá un pederasta detrás de esa puerta decorada con calabazas y fantasmas? ¿Cómo encontraré a mi hijo si no vuelve a casa al caer la noche?

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