El juicio contra el empresario Manuel Muñoz Medina, acusado de un delito de atentado a la autoridad y otro contra la integridad moral por simular un beso a la coordinadora de Podemos Andalucía, Teresa Rodríguez, se celebrará este jueves 12 de septiembre según el calendario de la Audiencia de Sevilla.
El juicio estaba previsto para el pasado 27 de febrero, pero fue aplazado tras las solicitudes de la parlamentaria, que salía de cuentas de su embarazo al día siguiente, y el encausado, que iba a ser sometido a una operación quirúrgica.
Tanto la Fiscalía como Rodríguez piden un año de prisión para Muñoz por atentado y nueve meses por el delito contra la integridad moral, así como 6.500 euros de indemnización por los perjuicios personales ocasionados que la líder de Adelante Andalucía donará a asociaciones que trabajan con víctimas de la violencia de género.
El escrito del Ministerio Público, al que ha tenido acceso Efe, relata que los hechos ocurrieron el 20 de diciembre del 2016 en la Cámara de Comercio de Sevilla, en un acto al que Rodríguez fue invitada como miembro del Parlamento de Andalucía por Podemos.
"Al mismo tiempo, tras haberse celebrado un pleno de la Cámara, se ofrecía en la primera planta una copa para celebrar las fiestas navideñas", recuerda el fiscal, que cuenta que, al terminar el acto, Rodríguez fue invitada a subir al piso superior por la jefa de Protocolo, Gemma Arteman, porque el presidente de la institución, Francisco Herrero, "quería saludarla y mostrarle las dependencias".
Rodríguez saludó a Herrero, pasó por su despacho y salió "de inmediato" para charlar con el vocal de la Cámara, Francisco Pérez.
"En ese momento salió del lugar donde se servía la copa el acusado, en esas fechas también vocal de la Cámara", y al saber que la política estaba allí se dirigió a ella "con la intención de menoscabar su dignidad como mujer y sabedor de su condición y de la actividad que desempeñaba".
Muñoz rodeó a Rodríguez "por la espalda con su brazo derecho" y a continuación "puso la otra mano sobre la boca" de la diputada y "se besó su propia mano, en lo que simulaba ser un beso en los labios a la parlamentaria".
Rodríguez "no tuvo capacidad de reacción por lo inesperado de la situación", por lo que se despidió de Herrero y Pérez "para a continuación marcharse del lugar" con la jefa de protocolo, "a la que de forma inmediata manifestó su malestar por lo acontecido".
El empresario, que dos días después del incidente presentó su renuncia irrevocable como vocal a instancias de la propia Cámara de Comercio, alegó en su declaración judicial y su escrito de defensa que todo fue "una broma a lo sumo de mal gusto".
Más tarde, en declaraciones a los periodistas, explicó que gastó la broma a Rodríguez "porque es de Cádiz y allí las chirigotas hacen chistes hasta del Rey", mientras que "si llega a ser de Checoslovaquia" no se la habría hecho.
Tanto la Fiscalía como la acusación particular, sin embargo, defienden que la confianza entre ellos no es tanta como para que los hechos sean considerados una broma.