Con humedades, agujeros en las paredes, aguas que le entran en uno de los cuartos, un techo lleno de grietas y mucha falta de mantenimiento. Es lo que denuncia una joven de 34 años, madre de dos hijas, que reside en esta vivienda de la empresa municipal Procasa desde el pasado mes de diciembre. Y aún no ha firmado el contrato, ni ha pagado renta alguna porque no “podemos vivir aquí. Mi hija mayor se ha ido a vivir con su padre, pero quiere venirse conmigo ahora porque quiere ir al instituto aquí”.
La joven afirma que nadie le hace caso, que por la casa debe pagar “69 euros más 42 de comunidad, es decir, 111 euros, cuando no hay ni siquiera personal que limpie las escaleras”.
La vivienda se ve antigua y con malos olores. El cuarto de baño apenas tiene ventilación y los tubos del gas están casi corroídos.
Esta mujer ha solicitado una inspección de Urbanismo hace tres semanas porque teme por el techo del salón que está lleno de grietas. “Con las lluvias me ha entrado agua que parecen fecales, huelen mal y hay días en que no es necesario ni que llueva. He tenido que sacar la cama de ese cuarto porque se iba a estropear”.
No trabaja y hasta final del año pasado dice que vivía en la murallita de San Roque de donde salían por cuestiones de seguridad. “Procasa no me hace caso, he ido, por las buenas, he intentado hablar con los técnicos, con la concejala y nadie me responde. Sé que no van a hacer nada por ayudarme, pero aquí no podemos vivir cuatro personas en 42 metros cuadrados, en una casa que estuvo cerrada mucho tiempo y que cuando llegué tenía todos los muebles podridos”.