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Cádiz

El sonido de nuestra Semana Santa

El patrimonio musical de Cádiz no puede gozar de mejor salud. Ahora las hermandades tendrán que darle un buen uso

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  • Imagen de sones de la Semana Santa de Cádiz. -

Cádiz ya huele a Cuaresma: se palpa en la Plaza del Palillero, hambrienta de palcos y tribunas; en los bares, de cuyos mostradores florecen nuevas charlas de capirotes; en las casas de hermandades, donde los repartos de túnicas parecen devolverle la salud a sus respectivas cofradías. Y es que poco a poco el puzle de la pasión más popular de Andalucía, va situando cada pieza en su hueco correspondiente, hasta que el próximo diez de abril (Domingo de Ramos), se coloque el último de los pormenores sobre la frontis principal de la parroquia de San José, al son del primer himno nacional.

Hasta entonces, reconozcamos también que son días de mucha incertidumbre, porque aunque el corazón nos pida normalidad, la cabeza sabe de las dificultades que aún existen en colectivos tan multitudinarios como las bandas de música, en cuyas reuniones sigue existiendo el riesgo, la incomodidad y la frialdad para concebir todo esto en su más pura esencia. Pero es lo que toca, adaptarse y ganarle el pulso a una pandemia que ya no asusta a nadie.

Y aunque no queremos vivir amedrentados, si queremos terminar de ganar la batalla y por eso, el colectivo de la música cofradiera está haciendo una labor encomiable de supervivencia, pero sin descuidar las medidas de seguridad, distanciamiento e higiene.  Es por ello por lo que hoy  quisiera detenerme en ella, que a pesar de las dificultades, vuelve a sonar y vuelve a devolvernos la magia que un día nos arrebataron. Porque si algo tiene la música, es esa magia y ese duende que nos hace viajar en el tiempo. Es cerrar los ojos mientras suena 'Amarguras' de Font de Anta y hacer desaparecer de un plumazo la cruda realidad en la que vivimos.

Por más tatuajes o piercings que lleven ahora nuestros músicos, la marcha procesional está escrita en un lenguaje atemporal, al alcance de todos. Son los tataranietos de aquella generación de principios del siglo XX, los que nos trasladan a aquella época, con un hilo musical que a través de sus modernos instrumentos, suena exactamente igual que hace un siglo.

El patrimonio musical gaditano es un auténtico orgullo, no solo por la música que ostenta, sino por las firmas que sellan dichas composiciones. Desde autores del siglo XIX como Eduardo López Juarranz, a músicos contemporáneos como Pedro Morales, Salvador Guerrero, los parientes Eduardo y Antonio  Escobar o el propio Abel Moreno. Autores de primera fila en sus diferentes épocas, que nos legaron marchas como 'Piedad', 'Paz y Amparo', 'Nazareno del Amor', 'Ecce-Homo', 'Soledad' o 'Cádiz Cofrade'.

Un patrimonio que sigue creciendo con las nuevas generaciones, pues García Pulido, Víctor Ferrer, Javier Alonso Barba o Pablo Ojeda, siguen pariendo benditas composiciones para nuestra Semana Mayor a un excelente nivel de música y sentimiento. Hace unos días hemos conocido que la Palma ha encargado la marcha de la coronación de las Penas a Cristóbal López Gándara, otro de los referentes actuales de la música procesional. Un joven músico que ya nos deleitó con obras como 'Decor Carmeli' dedicada a la Virgen del Carmen o 'Saeta gaditana' para la hermandad de Afligidos.

Como ven, el patrimonio musical gaditano no puede gozar de mejor salud. Ahora lo importante es que las hermandades sepan darle buen uso a las composiciones y no caigan en la mediocridad de ese “reggaetón cofradiero”, que desgraciadamente prolifera en determinados puntos de la geografía andaluza. Porque ni todo es música y ni todo vale detrás de nuestras benditas imágenes.

Cuidemos la marcha procesional, valoremos a nuestros músicos y hágase -un año más-, el sonido de nuestra Semana Santa.

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