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Los vivos no reparan en gastos ante sus seres queridos

Como si se tratase de un acto magnético, los arcenses se han visto obligados a dirigirse estos días a su cementerio para rendir tributo a sus fallecidos. A través de las flores trasmiten ese amor inolvidable

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  • Las familias dejan lo más lustroso posible el lugar donde descansan los restos mortales. -
Arcos vivió su día de Todos los Difuntos con la misma tónica de años anteriores, trasladando sus imágenes más significativas y emotivas hasta el camposanto municipal de San Miguel, donde se produjo un contiguo trasiego de personas entre el jueves y este lunes para, en silencio, echar un rato con sus seres queridos que el tiempo y el destino un día le arrebataron para siempre; o no, pues el recuerdo de las personas es a menudo indeleble e insoslayable.
Sin embargo, en unas fechas de sumo respeto por los fallecidos y en cierto modo de homenaje familiar, no se puede dejar pasar por alto la parafernalia que impregna al día de los Difuntos, vivido por muchos como un día de fiesta o de vacaciones, pero también como una ocasión para el gasto extraordinario en flores que acercar al cementerio.
Mari Nieves, de Floristería Morales, admitía que lógicamente se incrementa estos días la venta de flores. Los gustos de los arcenses pasan por los claveles, margaritas, pimpones, lirios, gladiolos..., de todo, pero principalmente claveles. Si bien no hay una cantidad fija de gasto, éste puede oscilar entre los 40 y 50 euros por familia, según la misma floristería, aunque ello depende en ocasiones del número de fallecidos que descansen en el cementerio. Esta floristería reconocía que la crisis no se ha dejado notar en el Día de los Difuntos, pero que también se suele dejar para última hora la compra de flores.
Un tanto de lo mismo ocurría en la floristería Florarcos, en la calle Camino de las Nieves, cuyo gerente, Sergio Rodríguez, no paró en todo el fin de semana para atender la avalancha de público. El mismo señalaba que las tendencias y gustos en torno a esta festividad cambia por año. La flor llamada de cultivo y estacional -crestas de gallo, crisantemo, etc.- han ido dando paso con el tiempo al clavel como la flor más vendida y exportada al cementerio.
Pero en un contexto de globalización, se dan nuevas flores y las de siempre: margaritas, rosas, claveles, gladiolos, etc. Sin embargo, hay quienes se declinan por flores más exóticas como la antorium e incluso la sofisticada orquídea. “Eso es bueno porque hay amplitud de gustos que pueden quedar satisfechos con la incorporación de nuevos productos en nuestras floristerías”, explicaba el gerente de Florarcos, que también añadía que cada vez se impone más el ramo variado, es decir, con distintas especies que, bien intercaladas, enaltece la belleza de estos conjuntos florales que adornan las tumbas y lápidas de nuestros seres queridos. A ello, se le suma que las floristerías han aumentado su actividad para elaborar centros a base de flores de tela que aguantan una eternidad...
Al margen del ambiente floral, los vecinos han empleado parte de su tiempo en adecentar los nichos con una mano de pintura o una limpieza a fondo, para dejar lustroso el lugar donde descansan los muertos ante la mirada de los quedaron en vida.
Ya in situ, comprobamos que algunos vecinos dejan estas tareas para última hora, pero también se deja escuchar un comentario: las personas jóvenes no mantienen el mismo nivel de limpieza del cementerio que los mayores. A todo, comprobamos además cómo continúan los trabajos de ampliación en el camposanto, cómo los operarios del servicio trabajan más de lo normal y cómo, por fin, se ha asfaltado la entrada del recinto con lo que ello supone de cara a la higiene y comodidad del lugar.
Pero el momento más íntimo y que ejemplariza la filosofía del Día de los Difuntos es esa oración en silencio y en solitario que se reza al lado de quienes un día nos dejaron; un momento, tal vez, para confesar todo aquello que un día no dijimos y que tampoco podíamos guardar en el corazón, para terminar con un sentido descanse en paz.

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