Son obras que cambian la vida a muchas familias. Así se expresó el alcalde, Juan Espadas, tras la visita al bloque de la barriada Huerta del Carmen en el que han finalizado las obras realizadas por el Ayuntamiento para la instalación de un ascensor que dé servicio a unos vecinos carentes de este equipamiento colectivo básico, cuya falta parece inconcebible en una sociedad avanzada del siglo XXI. Y, sin embargo, hay muchos miles de sevillanos, generalmente ya de edad avanzada y con achaques de salud, confinados en los bloques de pisos que se construyeron extramuros durante los especulativos años del desarrollismo con las mínimas comodidades, para que así se incrementara el beneficio económico de promotores y constructores. Para éstos no eran más que mano de obra barata emigrada a la ciudad.
A esta lacerante realidad ha reaccionado el gobierno de Espadas con un programa propio de instalación de ascensores en comunidades de vecinos cuya eficacia se incrementa porque es prácticamente llave en mano. Los técnicos municipales se encargan de todo, desde el diseño a la ejecución de la obra, más allá del papeleo y de los burocráticos plazos de la simple subvención. Con este modesto, pero trascendental programa, la política adquiere por fin un significado noble y distinto al habitual de bloqueos y enfrentamientos estériles: el de cambiar, a mejor, la vida de las personas.