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Antifranquistas con retraso

Se ha llenado el país de antifranquistas dispuestos a derribar la dictadura y juzgar a Franco.¡Qué maravilla! Y qué lástima, oye, que acudan en tropel a la causa con 33 años de retraso...

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Se ha llenado el país de antifranquistas dispuestos a derribar la dictadura y juzgar a Franco.¡Qué maravilla! Y qué lástima, oye, que acudan en tropel a la causa con 33 años de retraso. Porque hace tantos como éstos, cumplidos ayer, 20-N, que se murió.

Cuando tocaba el antifranquismo, o sea cuando había dictador y dictadura, y la cosa de serlo daba sus disgustos, no éramos ni cuatro gatos. Por ejemplo, de la cúpula del PSOE, de la de Felipe y Guerra, por ejemplo, de todos aquéllos, ni uno sólo, pero que ni uno, había pasado por las cárceles franquistas. Entre todos no llegaban ni a atesorar una multa como toda demostración de lucha por las libertades. Un puñado como Redondo, Castellanos y los Solana habían tenido alguna actividad o como Múgica, que estuvo en la cárcel pero cuando de joven era del PCE. Lo resumió muy bien Tamames cuando contestó a un eslogan de 100 años de honradez de los socialistas con Y cuarenta de vacaciones. Contra la dictadura, por ese lado, y dando el callo estuvo el PCE, CCOO y algunos grupos a su izquierda. Y para saberlo, a pesar de todas las mixtificaciones y olvidos tan convenientes, no hace falta memoria ni historia sino recuerdo propio y en carne aún viva.
Como lo están las manifestaciones socialistas ante la cárcel de Guadalajara con vítores a Vera y Barrionuevo, como si de mártires de la libertad se tratara, cuando lo que eran era delincuentes convictos y, en un caso, chorizos demostrados. Se quería hacer de aquello su Carabanchel virtual. Porque en Carabanchel ni los unos dentro ni los otros fuera habían estado nunca.

Y como ni en Carabanchel, ni en el antifranquismo se estuvo cuando tocaba, ahora resulta que hay que lavar la historia y la memoria. Y salen antifranquistas a raudales. Poco riesgo tiene. Menos tal vez que dar grandes gritos con Felipe II. Pero bueno, allá cada cual con su delirio o con su conciencia. Aunque no deja de apestar un tufo de que esa falta de historia propia de lucha hay que suplirla por la de los abuelos, que siempre habrá alguno de que echar mano. Aunque en un descuido te pueden salir los dos de Mola, o éste de Lister pero el otro de la Falange.
Pero lo dicho, lo de estos arrojados y actuales combatientes antifranquistas, que nunca se las tuvieron ni con el ni con los suyos, bien fuera por, llamemos, prudencia o por edad, no deja de producir cierta sorna. Ganan de calle, desde luego, más fácil que la Selección de fútbol. Carecen de contrario. Puede que queden residuos de franquismo sociológico y hasta ideológico, pero no existe vertebración alguna. No hay un solo partido con un solo escaño que se proclame su heredero. Sí lo hay, por ejemplo, en Italia de Mussolini, en el gobierno metidos, por cierto, y grupos de extrema derecha por Europa. Aquí ni raspas, por fortuna.

Pero esta eclosión antifranquista tanto tiempo larvada hasta este esplendor de mariposas volando en los cielos progresistas tiene algo que irrita, tan desaforado como injusto, tan insensato como insultante, tan ridículo como amargo. Estos antifranquistas retrasados parece que lo que quieren es ajustar las cuentas a quienes si lo sufrieron y lo fueron. Quieren decirles y les dicen que hasta aquella ley de Amnistía por la que tanto lucharon es poco menos que una rendición, que la democracia y la libertad por las que sufrieron y que ansiaron son una porquería semifacha. Que lo que entre unos y otros, izquierda y derecha, alumbraron, mirando al futuro, pasando la página de la Guerra Civil y del odio, que la generosidad y el impulso de todo un pueblo, que la Constitución tan ansiada y tan votada, es fruto poco menos que de su cobardía. Que ellos son ahora, los valientes, los irreductibles, los puros, los que van a acabar con la dictadura de Franco, que ellos son los verdaderos héroes de una lucha en la que no estuvieron.

Y me digo, que si a alguna batalla por la libertad hubiera que regresar un día porque ésta fuera atacada, a estos antifranquistas de ahora, de ocasión, de interés y de mentira, yo tampoco los esperaría.

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