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Viernes 10/05/2024  

XVII Encuentro de Guitarra ?Andrés Segovia?

De nuevo este año, vuelve el Encuentro Internacional de Guitarra ?Andrés Segovia? Ciudad de Linares, con destacados músicos de ámbito internacional y entre ellos los guitarristas linarenses Ricardo Jesús Gallén García y Jesús Lliteras Hurtado. Lástima que la ceremonia de clausura no se haya...

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De nuevo este año, vuelve el Encuentro Internacional de Guitarra “Andrés Segovia”  Ciudad de Linares, con destacados músicos de ámbito internacional y entre ellos los guitarristas linarenses Ricardo Jesús Gallén García y Jesús Lliteras Hurtado.

Lástima que la ceremonia de clausura no se haya desarrollado en el Teatro Cervantes de nuestra Ciudad, pero ello no es motivo alguno para que el prestigio de este evento haya sufrido menoscabo alguno, pues la propia calidad del acontecimiento hace que todo quede en su justa dimensión, que es la proyección internacional de la Catedral de la Guitarra que resulta ser Linares con su Fundación Andrés Segovia, aunque  el espacio escénico del Teatro Cervantes le hubiese dado mayor relieve desde el punto de vista de venta del producto al exterior de nuestras fronteras, haciendo real en este caso el sello o la marca turística de “Linares, imagina más”, que tan acertadamente se ha creado.

El día 3 de Noviembre se produjo la inauguración de este Encuentro Internacional con la actuación del prestigioso guitarrista londinense Carlos Bonell. El numeroso público que asistió, arropó con sus prolongados aplausos a este consagrado Maestro de la guitarra que ofreció un rico y variado programa con obras de Gaspar Sanz, Tárrega y composiciones del propio Bonell y que hizo alarde de su gran musicalidad y técnica guitarrística. Resultó ser un excelente concierto, que daría paso en sucesivos días a catorce actuaciones de músicos notables de este panorama instrumental internacional.

El martes día 4, el turno fue en su primera parte para la ganadora del concurso del año pasado Iva Nezic, que demostró su gran talento al interpretar obras representativas de la música para guitarra como la famosísima Chacona de Bach en Re menor, que tanto tocara el Maestro Segovia, así como el Gran Solo de Sor, invocación y Danza del Maestro Rodrigo y Carnaval de Venecia de Tárrega, siendo ampliamente ovacionada en todas la piezas. Ya en la segunda parte, actuó el dúo Arlequín, formado por nuestro querido linarense Jesús Lliteras y  el segoviano Raúl Frutos. Interpretaron obras de Guridi, Federico Mompou, Fernando Sor, Villalobos y Radares Gnatalli. De estos guitarristas, destacar la magnífica conjunción entre ambos y la calidad interpretativa que atesoran, ya que se tradujeron en calurosísimos aplausos.

El día 5 de noviembre,  Alen Garagic, Vania del Mónaco y Alfredo Panabianco fueron los encargados de deleitar al público con obras de Albéniz, Tárrega y Julián Arcas con gran técnica y musicalidad consiguiendo cautivar a los asistentes; esto en la primera parte. En la segunda, ofrecieron obras magistralmente interpretadas de música latinoamericana, con gran frescura y colorido en las que se pudo apreciar el magnífico equilibrio entre los tres instrumentos.

Los encargados de amenizar la tarde del martes 6 de noviembre, fueron la Ensemble de Guitarras de Tokio, dirigida por Takeshi Tezuka, y contando como solista a la famosísima María Esther Guzmán. Éstos, junto a doce guitarristas todos de Japón, hicieron las delicias del público asistente por su compenetración y virtuosismo musical, amén de la sevillana María Esther Guzmán, que demostró una vez más su talla como intérprete. En la primera parte interpretaron obras de Schammel , Strauss,  Ferdinando Carulli, Rossini-Giuliani y Cardoso, con las que consiguieron meterse al público en el bolsillo. La segunda parte fue para Tchaikovsky, sobre escenas de El Lago de los Cisnes y Bizet, con su Fantasía de Carmen. Ante los reiterados aplausos, ofrecieron dos propinas: Estudio sin Luz del Maestro Segovia y España Cañí. Inconmensurable la actuación del Ensemble de Guitarras de Tokio.

El día 7 de noviembre, los asistentes pudieron disfrutar de un concierto espectacular del guitarrista italiano Aniello Desiderio que acertadamente eligió un programa “Segoviano”, formado por música española e italiana. En la primera parte, interpretó tres obras de la Suite Española de Isaac Albéniz (Asturias, Cádiz y Sevilla), en las que se pudo apreciar la gran riqueza tanto dinámica como tímbrica finalizando la primera parte con la bellísima Rosaniana nº 1 Op. 128 de Mauro Giuliani, una obra de extraordinaria dificultad técnica. En la segunda comenzó con la Variaciones sobre un tema de La Flauta Mágica de Mozart, compuesta por Fernando Sor, que dio paso a la Sonata de Joaquín Turina, que como todas sus obras está impregnada de sabor andaluz. Finalizó el concierto con una obra de Domeniconi, titulada Coyunbaba, inspirada en temas de Turquía. El público disfrutó  y agradeció con largos aplausos la música de Desiderio Aniello, que ofreció como bis una Pavana de Eric Satié.

Y el día 8 de noviembre, se dio el  concierto que corrió a cargo de otro hijo de Linares, el guitarrista Ricardo Gallén. Eligió para el momento, una más que interesante Sonata de Berkley con la que abrió el concierto, a la que siguió la Fantasía Elegiaca de Fernando Sor, de gran profundidad y belleza, que fue interpretada con una guitarra romántica, acercándose en el tiempo a la tímbrica del Romanticismo. Posteriormente siguió con cinco Bagatellas de W. Walton, que destacaron por su sutil sonoridad y armonía. El concierto  finalizó con la Partita II para Violín Solo de Juan Sebastián Bach en la que el intérprete eligió de nuevo la guitarra anteriormente citada. Ofreció un bis  que resultó ser una pieza americana. Gallén demostró una vez más su elevada preparación musical en todos los conceptos, amén de su gran técnica y destreza, percibiendo el calor de sus paisanos linarenses con reiterados bravos y larguísimos aplausos. La verdad es que Linares puede sentirse orgullosa de muchos de sus hijos en el terreno musical.

El domingo 9, fue el famoso guitarrista Carles Trepat quien ofreció un concierto que comenzó con una inédita e interesante obra titulada Sonata, de Eduardo López Chávarri, impregnada de dulzura melódica y sutilidad armónica. Le siguieron los Preludios Epigramáticos de Leo Brower, cerrando la primera parte con dos Danzas Brasileñas  y las Dos Sugestiones de Salvador Brotons. La segunda parte estuvo integrada por obras de Isaac Albéniz con Granada y una versión magnífica del propio Trepat sobre el Albaicín (tercer cuaderno de la Suite Iberia) que interpretó magistralmente confiriéndoles el sello inconfundible del gran Maestro y compositor con su carácter del folklore andaluz y el flamenco. Continuó con La Puerta del vino (nº 3 del libro 2º de Preludes) de claude Debussy, uno de los grandes maestros del impresionismo, que Carles Trepat, interpretó a la perfección. Finalizó el concierto con enrique Granados y sus Cuentos de Juventud nº 1 y 2 y  el Zapateado, perteneciente a la obra Seis Piezas sobre cantos populares. El concierto se caracterizó por su gran expresividad haciendo  Trepat de la música y la técnica pura poesía. El público disfrutó sobremanera aplaudiendo calurosamente. Carles Trepat, ofreció un bis titulado Ojos Verdes, con una versión hecha por él mismo.

El italiano Christian Lavernier, actuó el martes 11 de noviembre en un bellísimo programa, iniciando su singladura con la Gran Obertura Op. 61 de Mauro Giuliani, una obra de gran belleza, con pasajes majestuosos,  consiguiendo abstraerse totalmente y confiriéndole un gran sentimiento. Prosiguó con Ungarian Fantay del inefable Johann Kaspar Mertz, una obra  sublimemente hermosa en la línea romántica que le caracteriza. Un Día de Noviembre fue la siguiente obra, compuesta por Leo Browuer y que hace una alusión tremendamente descriptiva del título, respirándose en la misma el movimiento sutil del viento en los dias de este mes. Una obra muy sentida y melancólica que llega al alma. Continuó con Capriccio Diabólico Op.61 de Mario Castelnuovo-Tedesco. Esta es una obra muy dura, de carácter, en homenaje a Paganini.  Es la original, que difiere bastante de la que tocaba Segovia. En ella hay que destacar la limpieza del trémolo ejecutado por Lavernier. De Joaquín Turina interpretó Garrotín( con precisión y la fuerza y rapidez que esta obra requiere) y Soleras. Cerró el concierto con Roland Dyens  y su Sonata Libra, con tres partes: India, Largo y Fuoco.

Una obra con la fuerza del fuego y un compás tremendamente dinámico y pegadizo, en los que la rapidez de la mano derecha es esencial. El público disfrutó enormemente, obligando a Lavernier a ofrecer un bis totalmente improvisado, que desarrolló captando el estado de ánimo de los asistentes y el ambiente de la sala.

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