Y ya sabemos todos los gaditanos, gracias al espléndido libro de Javier Burrieza Sánchez y a muchos artículos escritos por quien firma éste, publicados todos en este medio, que aquí fue ultrajada la imagen de la Virgen del Rosario, La Vulnerata, que ellos, con tanta devoción, veneran en su seminario de Valladolid.
Y en un día espléndido, una veintena de seminaristas ingleses con sus rectores, pasaron aquí una jornada feliz conociendo el arte que atesora esta ciudad que tan bien los acoge siempre. Y en la visita no se pasó por alto el acudir al templo dominico para venerar a la Patrona o visitar la parroquia del Rosario, que, vuelvo a recordar a los lectores, que en ella cuando era sólo la humilde ermita de los morenos, en su altar se veneraba a esa imagen que fue ultrajada. Pero ante la hermosísima escultura de la actual imagen del Rosario que preside el retablo de tan neoclásica iglesia, los seminaristas ingleses oraron.
Ante esa bella escultura neoclásica, celebraron la misa y en el Libro de Honor parroquial dejaron estampadas sus firmas como perenne recuerdo de una visita que tanto les agrada. Gracias, P. Aquiles.
Después de almorzar, las calles de la ciudad llenas de luz nos llevaron a la Catedral y en ella, extasiados ante tanta belleza, admiraron el templo, la grandiosa cripta y el espléndido museo que les fascinó.
Cádiz, los acogió con infinito cariño y ellos lo han devuelto con creces más que nada por habernos obsequiado a todos los gaditanos con el hermoso libro ya citado y con esa esculturita de la Virgen Vulnerata, que todos o casi todos ya tenemos en nuestras casas.
Cádiz y San Albano se acercan cada vez más. Lo que tanto trabajo costó que admitieran los gaditanos, el hecho de la profanación aquí de la imagen, es ya una cosa totalmente asumida. Aquí se desarrolló un pedazo de la historia de España que no podemos negar. Afortunadamente las opuestas posturas de ayer, son una firme realidad hoy. Trabajo ha costado pero al fin se ha asimilado, ya que era una terquedad negar lo evidente y lo que se puede ver con los propios ojos en un templo vallisoletano.
Nos agrada a todos y más a los que nos hicimos desde el principio partícipes de la historia desarrollada aquí y que tan feliz final tuvo en la capital castellana. El libro ya citado ha abierto las mentes cerradas de tantos y esclarecido la de los que teníamos la historia por hecha y cierta. Negar las cosas por negarlas es de necios, y muchos necios la negaron. En 1996, cuarto centenario del saqueo anglo-holandés de la ciudad la quisimos traer hasta este rincón para conocerla y venerarla, y, aunque parezca mentira, hubo muchos que rechazaron la idea. Muchos por parte eclesiástica y por parte municipal se opusieron. Y fue una verdadera pena porque la visita hubiera servido para que todos hubieran admirado la imagen mártir en 1596.
De nuevo sean bienvenidos los seminaristas de San Albano con sus rectores al frente y ya los estamos esperando para la próxima visita en el 2010, algo casi clásico ya. Y sepáis que desde estas líneas os mando un cordial y fraterno abrazo, don Miguel, simpático y orondo, y John, nuestro paisano gibraltareño.