En la Biblia hallamos el relato del diluvio universal. También se encuentra un relato similar en la epopeya mesopotámica de Gilgamés, si bien esta última narración es anterior al relato bíblico, a pesar de que los entusiastas religiosos afirmen que es al revés, que lo relatado en la Biblia es de mayor antigüedad, ya que se aferran a que Adán fue el primer hombre creado y llevaba un diario que heredaron sus descendientes semitas. Por tanto, según ellos, los sumerios y otros habitantes de Mesopotamia serían muy posteriores, por lo que igualmente lo serían sus historias. Es evidente que cuando los judaítas estuvieron cautivos en Babilonia accedieron a los archivos reales y de ellos sacaron varias historias que posteriormente adicionaron a las Escrituras judías, las cuales fueron escritas por y para el pueblo judío en exclusiva, a fin de dar una identidad histórica a los creyentes.
Los defensores de la odisea de Noé durante el diluvio siempre buscan lo inverosímil para tratar de justificar que en el arca cupieron todos los géneros de animales que en aquellos tiempos se extendían por la tierra y que las ocho personas que habitaban el recinto de madera pudieron atenderlos con cierta holgura, dándoles comida y agua y recogiendo los excrementos y los orines. Esto del agua y la recogida de excrementos y orines lo silencian los teólogos y escrutadores bíblicos. Por lógica Noé, de ser el relato verdaderamente histórico, habría llenado con alimentos y agua gran parte del arca.
Los alimentos, sobre todo el heno, que pesa poco y precisa un gran volumen de espacio, ocuparían vastas extensiones en las dos plantas donde se alojaban principalmente los animales herbívoros, precisamente los de mayor tamaño. Además de heno, habría espaciosos contenedores para almacenar los alimentos de los animales omnívoros, granívoros y carnívoros, que pudiera ser que estos últimos se alimentasen de raíces, ya que parece ser que allí no probarían la carne. Y naturalmente, habría suficientes provisiones alimenticias para las ocho personas del arca durante un año. Probablemente llenarían su despensa con productos vegetales y marinos deshidratados y secados, a fin de que les durasen un año entero.
Los alimentos destinados a los animales, aparte del heno, serían: alfalfa seca, hojas de árboles, vegetales diversos, raíces, granos de todo tipo, frutos secos y frutas desecadas, ya que la fruta verde o madura se pudriría allí dentro después de los primeros días. El forraje y otros alimentos para los animales no cabe duda de que llenarían buena parte del arca. Aparte el arca transportaría miles de variedades de semillas, ya que las aguas del diluvio destruirían la mayor parte de los árboles y plantas del planeta. La fuerza de las aguas tuvo evidentemente que arrancar de cuajo los árboles y el resto de la vegetación. Puede que algunas especies hubieran aguantado casi un año bajo las aguas.
Además de contener alimentos, el arca dispondría, pues, de grandes cantidades de agua potable. Noé por fuerza tuvo que haber llenado de agua varios compartimentos destinados al efecto en las tres plantas. Podemos hablar de medio millón de litros para arriba, ingeniosamente distribuidos entre las tres plantas del arca. Los aljibes de agua, junto con las cámaras de alimentos, todo ello de madera, bien ocuparían la tercera parte del arca. Por cierto, no se sabe cómo Noé pudo introducir el agua en el arca ni de dónde la trajo. Duró el diluvio 40 días y 40 noches; pero Noé y su familia estuvieron en el arca un año y 10 días, desde el día 17 del segundo mes del año 600 de Noé hasta el día 27 del segundo mes del año 601.
Durante los cuarenta días de diluvio sería imposible recoger el agua en cubos, por dos razones: primera, porque el agua descendería con descomunal fuerza y los cubos que se pretendieran llenar se vendrían abajo. Segunda, porque la cubierta o tejado del arca sobresaldría del ventano y el brazo no alcanzaría a recoger el agua de la estruendosa lluvia por impedirlo el alero. En cuanto a recoger el agua que agitaba el arca, aparte de que habría que bajar los cubos con cuerdas hasta la superficie, dicha agua no era potable por estar llena de lodo, pues la agitación acuática sería más que tempestuosa y se precisarían demasiados meses o más de un año para que el lodo del agua se sedimentara en el fondo. Así, pues, Noé no tendría más remedio que llevar agua potable en el arca, y eso en grandes cantidades, dado que los animales precisaban mucha agua.
Las dimensiones del arca, de madera resinosa y de tres plantas interiores, eran: 300 codos de largo por 50 de ancho por 30 de altura. Hay biblistas que le dan al codo 0,445 metros., que era el codo del Imperio Romano, similar al egipcio. Pero en tiempos de Noé no existían Roma ni Egipto. En cuanto a las medidas del codo supuestamente vigentes en tiempos de Noé nos encontramos con el codo mesopotámico de 0,533 metros.
Si tenemos en cuenta otros codos de diferentes medidas, podemos estimar que el codo medio tendría una longitud de unos 0,50 metros. Por tanto, las dimensiones del arca serían en este caso de 150 metros de largo por 25 de ancho por 15 de alto, lo cual da al arca un volumen de 56.250 metros cúbicos. Descontando el volumen de la madera del casco exterior así como de los compartimentos de los pisos interiores, tendríamos aproximadamente un espacio aprovechable de unos 48.000 metros cúbicos, lo que daría a cada planta un volumen de 16.000 metros cúbicos en un espacio de 150 metros de largo por 30 de ancho por casi 5 metros de altura.
Según el relato bíblico, el arca -en realidad una caja de madera flotante- tenía una abertura (un tsóhar) a la distancia de un codo del techo. Los defensores del arca o quienes afirman que la vida dentro del arca era perfectamente sostenible, avanzan la teoría de que no se trataba de una simple ventana o ventano, sino que todo el perímetro del arca tendría aberturas a un codo del techo, pues de otra manera no hubiera habido suficiente luz y ventilación. Sin embargo pasan por alto la parte del relato que dice que ‘Noé abrió la ventana que había hecho en el arca y soltó un cuervo’. Es evidente que se trataba de una sola abertura en uno de los costados del arca, junto al techo. Pero para el caso nos dará lo mismo en este estudio, pues de todas maneras, aunque el arca estuviera rodeada de ventanas por su parte superior, la luz apenas llegaría a la planta segunda, si es que llegaba, y en absoluto llegaría a la tercera planta, en el fondo, la cual estaría completamente a oscuras.
Hemos de suponer que el arca tendría escaleras para descender a las plantas inferiores, y suponemos que las escaleras se abrían en uno y otro extremo de los pisos, a fin de que Noé y su familia no dieran tantos rodeos. Naturalmente, esas escaleras serían demasiado estrechas para los animales grandes y medianos.
(Continúa en la parte 2).