Hay un dicho español que dice: “A la vejez viruelas” y que viene a significar el hacer algo que no se ha hecho en el momento más adecuado. Éste es mi caso en lo que a caminar se refiere, nunca me gustó cuando era joven y ahora, que soy menos joven, le he empezado a tomar afición.
Todo ha empezado por haberme apuntado, junto a unos compañeros de carrera, a realizar el Camino de Santiago y, como la cosa es ardua, no se trata de un simple paseo, he tenido que empezar a entrenarme con seriedad. Caminar alrededor de veinticinco kilómetros diarios no es una tontería y menos cuando hay que hacerlo durante varios días seguidos.
¿Por qué les cuento esto? Pues como preámbulo para decirles que ello me ha llevado a descubrir los parques naturales, no en plan turista y de admirador del paisaje sino de recorrerlo y contemplarlo de cerca. Les cuento algunos.
El que me he recorrido y trillado por múltiples senderos, no sólo por la senda oficial, ha sido el de los Toruños, en donde la Junta de Andalucía está haciendo numerosas mejoras que permiten recorrerlo tanto a pie, en la modalidad que sea, como en bicicleta. Está teniendo una enorme aceptación, los visitantes son muy numerosos y en los fines de semana aquello parece un paseo como los que había en pueblos y ciudades hace más de cincuenta años.
También he hecho algunos recorridos en el Parque Natural del Estrecho, como la de darle la vuelta a la Sierra de San Bartolomé, en donde, a veces entre una intensa vegetación, se pueden contemplar las playas desde Tarifa hasta Bolonia.
El último que he realizado ha sido el del Arroyo y Quejigal de San Carlos del Tiradero en el Parque de los Alcornocales, que si bien el acceso al inicio del mismo no es muy bueno por estar la carretera en bastante mal estado, una vez allí compensa, pues uno cree estar siendo protagonista de cualquiera de los documentales que La 2 de Televisión Española nos pone todos los días después de comer. Es una senda entre alcornoques, quejigos y helechos, caminando paralelo al arroyo. Se lo recomiendo, ya que la distancia no es mucha, se puede hacer en una hora y media, y la dificultad escasa.
Además de estar sirviéndome todo esto para ponerme en forma y poder afrontar el reto del Camino de Santiago con ciertas garantías, me ha servido para darme cuenta del enorme esfuerzo que ha hecho, hace y esperemos que siga haciendo la Junta de Andalucía, para preservar todos estos espacios de la aniquiladora especie humana. Muchos se quejan de que las normas son muy estrictas e incluso excesivas a veces. Desgraciadamente tiene que ser así, siempre habrá gente experta en buscar resquicios que les permite saltarse las normas.
Por eso, cuando escucho a algunos responsables políticos del PP arremeter contra la existencia de estos parques, que, según ellos, impiden el avance y el progreso de algunas localidades, es cuando más preocupa que estos señores algún día sean los responsables de su mantenimiento. Baste recordar cómo el Gobierno del PP de Cádiz está permanentemente demandando terrenos del Parque de la Bahía para expandir la ciudad. Luego ocurre lo que ocurre, los pelotazos correspondientes y la destrucción.