Las cifras casi siempre parecen inocentes, sin carga, pero a veces son balas disparadas directamente al corazón de la sociedad...
Las cifras casi siempre parecen inocentes, sin carga, pero a veces son balas disparadas directamente al corazón de la sociedad. Dicen que las estadísticas casi siempre son mentira –si yo como un pollo y tú ayunas, la media es que los dos comemos medio pollo, dicen los sociólogos–, pero a veces las apartamos porque duelen. Cuando nos hablan de los millones de niños que mueren cada año por falta de alimentos o de medicinas, pensamos que eso sucede sólo en otro mundo. Lo mismo cuando se explica que hay entre 300.000 y 500.000 niños-soldados participando en guerras ajenas o que muchos niños y niñas siguen siendo esclavos sexuales, comprados y vendidos por un puñado de monedas o que son víctimas de la pornografía para consumo de pederastas. O que desarrollan trabajos terribles en condiciones infrahumanas. ¿Otro mundo, seguro? Seis mil parados más cada día es un drama terrible para ellos, pero también para muchos niños que no salen en esas estadísticas, pero que las sufren. Son los hijos de los que no tienen trabajo.
Especialmente para España. Zapatero ha tomado más medidas pero siguen siendo insuficientes. Los parados que dejen de pagar la mitad de la hipoteca durante dos años, se encontrarán después con que se les acumula una subida que tal vez no podrán pagar. A 192.658 nuevos parados cada mes, esto no hay quien lo aguante. El presidente de la CEOE ha dicho que en 2010, es decir cuando pasen esos dos años de mora, no tendremos un 15% de paro, sino probablemente, un 17%, que es insostenible. Hay que pedir que la imaginación llegue al poder, porque andamos bastante escasos de recursos, de valentía y de sentido del Estado. España es especialmente vulnerable y pinta poco en el panorama internacional, entre otras cosas por los errores cometidos con Estados Unidos. Pero estamos a punto de no tener ni para pintar. No es imposible salir de la crisis, pero hace falta inteligencia, trabajo y unidad. Pase lo que pase en EEUU, nuestro problema es nuestra economía y nuestros ciudadanos. Las empresas que no quieren cerrar y las personas que necesitan mantener su puesto de trabajo. Los gobiernos no crean empleo, pero pueden destruirlo con su ineficacia y su falta de visión.