Contaminación: no hay más asmáticos pero el control es peor

Publicado: 14/03/2014
La contaminación industrial en zonas como el Campo de Gibraltar o el Polo Químico de Huelva, influyen pero no condicionan el desarrollo del asma crónica, aunque sí que dificultan el control de una enfermedad que alcanza una prevalencia del 5 al 7% en Andalucía
La contaminación industrial en zonas como el Campo de Gibraltar o el Polo Químico de Huelva, influyen pero no condicionan el desarrollo del asma crónica, aunque sí que dificultan el control de una enfermedad que alcanza una prevalencia del 5 al 7% en Andalucía. Los estudios reflejan que la incidencia del asma crónica no es “significativamente mayor” en aquellas áreas consideradas de alta contaminación, como puedan ser el Campo de Gibraltar o el Polo Químico de Huelva, según el doctor Luis Manuel Entrenas, neumólogo del Hospital Reina Sofía de Córdoba, aunque sí que se ha detectado un “peor control” de la enfermedad, un aspecto en el que influye el no dejar la medicación o potenciarla.
 

Esta es una de las conclusiones extraídas de la presentación de la Universidad del Asma Grave que reúne en Córdoba a más de 200 especialistas en neumología y alergología auspiciados por la farmacéutica Novartis, que pretende abordar los avances en el diagnóstico de los diferentes fenotipos de la enfermedad y en su tratamiento, especialmente con la aparición de fármacos biológicos, que han conseguido mejorar la calidad de vida de los pacientes que no reaccionaban a los medicamentos convencionales, como los corticoides.
 

El asma es una enfermedad crónica con una prevalencia entre el 5 y el 7% de la población española, muy similar a Andalucía, y cuya incidencia disminuye de norte a sur, aunque existen elementos ambientales (clima, topografía, contaminación…) que pueden influir en el empeoramiento de la enfermedad pero no en su aparición, según han concluido de los estudios.
 

En el caso de Andalucía, según el doctor Entrenas, no existe una diferencia especial en la prevalencia con respecto al resto del país, aunque existen áreas, como el interior (Jaén y Córdoba) con el olivo; el litoral con ácaros y gramíneas; y las áreas industriales (Campo de Gibraltar y Huelva) o con episodios contaminación puntuales que sí requieren una especial atención.
 

Según Entrenas, las zonas industriales no poseen una incidencia de asma “significativamente mayor” aunque sí que influyen en el control de la enfermedad, por lo que recomienda más vida interior y realizar menos esfuerzos físicos cuando se produzcan estos episodios, pero, sobre todo, no abandonar la medicación e incluso potenciarla.
 

De hecho, uno de los ejes de esta Universidad del Asma se centra en los avances farmacológicos que han permitido que un porcentaje de enfermos (de un 5 a un 7%) que no respondían a los tratamientos habituales puedan mejorar su calidad de vida gracias a medicamentos biológicos.
 

Según el doctor Entrenas, un estudio piloto realizado en Málaga determinó que gracias a los fármacos biológicos “el ahorro por paciente por año de tratamiento estaba en torno a mil euros”, es decir, que incrementando la inversión en farmacia se reduce no sólo el gasto en recursos (urgencias e ingresos hospitalarios), sino también en bajas laborales y absentismo escolar. “Hay que mirar lo que cuesta la enfermedad, no sólo el medicamente”, añadía el neumólogo cordobés.

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