Cuando la economía norteamericana se constipa aquí padecemos de pulmonía, y cuando sufre el hundimiento que ha sufrido entonces aquí entramos directamente en la UVI. De manera que si el presidente de la Reserva Federal, Ben S. Bernanke asegura que su país puede empezar a vislumbrar un rayo de esperanza a partir de finales de este 2009, el resto podemos empezar a soñar con salir de la UVI aunque siga la enfermedad.
Naturalmente, Bernanke puede equivocarse, hay demasiadas variables como para convertir en ciencia exacta sus previsiones, pero creo sinceramente que un rayo de esperanza fundamentada puede devolver algo de confianza a la economía mundial. Supongo que Bernanke no está haciendo teatro, vendiendo optimismo por vender optimismo, porque eso sería un engaño que no conduciría a ninguna parte, sino que realmente tiene datos sobre la mesa que avalan sus previsiones.
En cualquier caso, creo que todos hemos aprendido algo de esta crisis y la principal lección es que no se puede dejar al mercado solo, que el mercado no puede ser un fin en sí mismo y que necesita controles y la mirada permanente del Estado. Porque de esta crisis ha salido reforzado el papel del Estado frente a quienes defendían que los estados estaban superados. Esta crisis ha puesto de manifiesto que el Estado es más necesario que nunca, por eso resulta sorprendente que el presidente Obama esté apostando por una mayor intervención del Estado para afrontar la crisis mientras que en Europa la señora Merkel y el presidente Sarkozy no quieren implicar al Estado más de lo que lo han hecho hasta el momento.
Pero en Estados Unidos es donde se encuentra el origen del epicentro del terremoto y desde allí vendrán también parte de las soluciones. Ya digo, yo por lo pronto y hasta que no se demuestre lo contrario, me quedo con las previsiones de Bernanke.
