¿Se puede mantener una cosa y la contraria sin ponerse colorado? Se puede. Basta con mirar hacia el Gobierno y ver cómo unos defienden ?apretar a la Banca?...
¿Se puede mantener una cosa y la contraria sin ponerse colorado? Se puede. Basta con mirar hacia el Gobierno y ver cómo unos defienden “apretar a la Banca”, amenazar con que se les va a poner “en su sitio” y otros manifiestan “una paciencia ilimitada” hacia los banqueros. Es más, se puede uno reunir con ellos en la Moncloa, al día siguiente de “avisarles”, y hacerse la foto en mesas de escuela sin un solo papel encima, sin una sola propuesta, sin proyectos. La foto es el mensaje.
¿Se puede querer cambiar los cimientos de una sociedad y, al mismo tiempo, tratar de mantener las mejores relaciones con los que los pusieron? Se puede. Tenemos un Gobierno empeñado en una cruzada laicista para borrar una herencia religiosa, que recibe con la mejor de las sonrisas al número dos del Vaticano, el cardenal Bertone, y escenifica lo que parece una bofetada al presidente de la Conferencia Episcopal española, el cardenal Rouco Varela. Si para ello hay que aplazar unos días decisiones ya tomadas sobre la ampliación del aborto, se hace sin problemas. Y si hay que invitar al Papa a venir a España, el Gobierno lo hace encantado. El objetivo es la foto, la imagen de una vicepresidenta con la mejor de las sonrisas, la mano abierta. El problema son los otros. Es posible que muchos ciudadanos puedan pensar que a pesar de que los banqueros están siendo “perseguidos, vigilados y controlados” por el Gobierno, son ellos los que no quieren apoyar a los pobres ciudadanos golpeados por la crisis mientras los bancos no hacen más que ganar dinero fácilmente. Lo mismo pensarán que los enfrentamientos con la Iglesia son, sin mancha de duda alguna, culpa de la intransigencia de la jerarquía española, porque Roma es otra cosa.
Pero el cardenal Bertone se ha manifestado en contra del aborto, de la eutanasia, del matrimonio entre homosexuales y hasta de Educación para la Ciudadanía tal y como está concebida por este Gobierno y a favor de la enseñanza confesional de la religión en los centros públicos que resulta “acorde con el principio de laicidad” y “no supone adhesión ni, por tanto, identificación del Estado con los dogmas y la moral que integran el contenido de esta materia”. ¿Alguien pensaba otra cosa? Por muchas sonrisas y abrazos, Bertone defiende en esencia lo mismo que Rouco y está tan cerca o tan lejos de Zapatero como Rouco. Las formas no son el fondo.
Y el banquero Botín ha dicho que “es irresponsable dar créditos a quienes no pueden pagarlos”, vamos que la Banca no es Cáritas –es decir, la Iglesia católica– y que si dieran créditos sin garantías harían un flaco favor a la economía. Le he oído al ex ministro Gómez Navarro que hay que hacer algo para que funcione España y que el arreglo pasa porque el Gobierno, la oposición, las autonomías, los sindicatos y la patronal se sienten a la mesa y aborden y acuerden las reformas estructurales imprescindibles y urgentes. Eso es lo importante. Todo lo demás es posar para la foto.