La Guardia Civil ha detenido en Granada a nueve personas, miembros de una banda especializada en atracos a sucursales bancarias por el método del alunizaje, en una operación en la que ha decomisado diferentes armas, material para cometer los robos y ha desmantelado un punto de venta de droga.
Los nueve detenidos son supuestamente responsables de al menos seis atracos, quince robos con fuerza en otros tantos comercios, siete robos de vehículos, al menos un hurto y varias falsificaciones de placas de matrícula, un delito contra la salud pública, de tenencia ilícita de armas y otro de atentado contra agentes.
Aunque las investigaciones comenzaron en noviembre de 2011, la fase final de la operación se desencadenó tras el atraco a una caja de ahorros el pasado 18 de mayo en la localidad de Belicena (Granada) y la detención de tres de los integrantes de la organización criminal, ha indicado hoy el Instituto Armado en un comunicado.
La banda estaba formada por conocidos delincuentes, todos ellos con numerosos antecedentes policiales, expertos en atracos y robos con fuerza, investigados en Granada y otras provincias andaluzas, especialmente en Sevilla, donde podrían estar implicados en al menos otros seis atracos más.
Tras estas tres primeras detenciones, en las que dos agentes resultaron heridos al ser embestido su vehículo durante la huida de los atracadores, la Guardia Civil hizo dieciocho registros en viviendas y garajes de Granada y de pueblos del área metropolitana y detuvo a los seis integrantes restantes.
Durante los registros se decomisó una escopeta de cañones recortados, una pistola, un bastón-escopeta, munición, una catana, tres navajas y dos cuchillos de cocina, así como los cascos, bufandas tubulares, gorros y guantes con los que se ocultaban durante los atracos.
Los agentes también desmantelaron en una de las viviendas registradas en Granada un punto de venta de droga al menudeo y encontraron un kilogramo de hachís y una importante cantidad de dinero.
Según el instituto armado, la banda de delincuentes se caracterizaba por su "rapidez y eficacia"; los ahora detenidos irrumpían en los establecimientos armados con pistola, escopeta y armas blancas, al tiempo que ocultaban sus rostros tras pasamontañas, bufandas o cascos integrales, e incluso modulando la voz para que su acento pareciera extranjero.
Intimidaban a las personas que hubiera dentro y huían rápidamente con el botín en un coche robado con matrículas "dobladas" (la de un coche de las mismas características que circula legalmente) y, por último, escondían el vehículo y el botín en casas o en cocheras que previamente habían alquilado.
