Otro 'puntapié' a Energy
Quedó claro que Ricardo es Energy y que no tienen movimientos bancarios que disipen las dudas y Morales planificará
Más allá de la noticia pura y dura de que no hubo junta general de accionistas y de que a Energy en caso alguno se le iba a dejar entrar en la sala de reuniones, con lo que se le coartaba la opción de acceder al poder y se le daba un nuevo puntapié, los episodios vividos el viernes en el H2, el hotel anexo al Estadio Chapín, me dejaron varias e importantes claves. La primera es que ya, oficialmente, se ha clarificado que Ricardo García es Energy. Nadie lo dudaba, pero nadie lo había dicho con la claridad meridiana que lo expuso Francisco Gallardo, el letrado del grupo sevillano. Es decir, la persona que hundió al Jerez Industrial; el que trajo dos autobuses desde Dos Hermanas, con gente con carnet de socios del club industrialista, para quedarse con el poder; el que puso a caer de un burro a la entonces alcaldesa de Jerez, el que hizo un presupuesto de 800 mil euros, sin un euro de ingreso y al aguardo de que se lo pagase el Consistorio o el que, en la fase de ascenso a Segunda División B, dijo que no tenía dinero para el desplazamiento a Miranda de Ebro es la persona que quiere dirigir los designios del Xerez Deportivo. Ahí queda eso.
También creo que Gallardo escenificó perfectamente que Energy no ha pagado un solo euro. Cuando un compañero, creo que fue Manuel Morales, le dijo que, para evitar especulaciones, por qué no presentaba el certificado del banco donde se demuestra que habían pagado, el abogado volvió a la carta de pago, al fedatario público, pero nunca habló de presentar el certificado o el movimiento bancario donde conste que de una cuenta de Energy se han descontado tantos miles de euros que son los que, en ese día, había que habar abonado a Morales. Cada vez que se ha comentado ese asunto se han escabullido los de Energy, lo que quiere decir que de pagar, entiendo que nada de nada.
Quedó evidenciado en la sala de juntas que el descontento de buena parte de los minoritarios, muchos de ellos en contra de la suspensión de la junta de accionistas, es evidente y que el caldo de cultivo del nacimiento de un nuevo equipo se está haciendo mayor, con lo que ello puede significar de una escisión importante en el xerecismo, aunque los que proponen la idea, y que la tienen más asentada tras lo sucedido el viernes, no están por la labor de lanzarse al vacío, sino que quieren un consenso amplio de todo el xerecismo y confiemos que así sea.
Todo esto, empero, deja en una situación comprometida al propio Ayuntamiento, que, quiera o no quiera, me da el pálpito que va a terminar interviniendo. El Gobierno municipal en quien confía es en la afición y, por ende, en la Fundación. Con este escenario que se está planteando sobre el tablero institucional del club, qué pasos toma. Si se queda Morales, ¿va confiar en él? Desde luego en Energy no confía y lo ha demostrado desde la llegada de esta gente. Habrá que esperar a los movimientos que existan entre Morales y la afición, ya que esta semana que mañana arranca podría ser la que lleve a las partes a sentarse en la mesa de los diálogos.
Claro que ¿es el mejor momento y el decorado adecuado para que la Fundación, léase la afición, tome carta de naturaleza en el entramado institucional xerecista? Tal y como están las cosas, condenados Morales y Energy a verse en los tribunales de justicia, no parece que sea la situación más idónea para estar metido en el tinglado. A lo mejor ahora es cuando la Fundación tiene que seguir viendo los toros desde la barrera para que no vayan a empitonarle, escrito sea metafóricamente, y sea peor el remedio que la enfermedad. La Fundación tiene que estar alerta, vigilante y esperar a que le llegue su tiempo, que llegará seguro, pero que no es el actual o, al menos, eso colijo desde mi situación de notario de la actualidad azulina.
Escrito todo esto en un análisis a posteriori del devenir de los acontecimientos del viernes, queda explícito para todos que Morales ha vuelto a tomar el timón del mando del barco azulino y que, salvo sorpresa judicial próxima, será el encargado, a través de López Ballesteros y Rafael Mateos, de programar el próximo curso futbolístico, tanto en lo económico como en lo deportivo. Ya ha comentado, a quien se lo ha preguntado, que se lo han preguntado, que el Xerez no está en venta. Lógicamente no puede estarlo, porque ahora mismo no se sabe a quién pertenecen las acciones. En el libro de acciones terminará apareciendo Energy, pero de por medio hay un pleito, unos impagados o supuestos impagados, un consejo que manda, pero que no obedece al presunto accionista mayoritario. En esas circunstancias cómo se va a vender acción alguna. Claro que alguno ha preguntado para llevar la gestión del club, al estilo de lo que hace Quique Pina a treinta kilómetros de aquí. No sé siquiera si es factible esa opción en estos instantes de judicialización de la institución a nivel accionarial.
Morales, por consiguiente, va a asumir la responsabilidad de la gestión. ¿Cómo y con quiénes? Creo que por ahí deberán ir los aficionados, la Fundación. Pedirle al nazareno no la gestión, pero sí que haya luz y taquígrafos a la hora de ver el accionar de los números, porque el primer año, si al final se firma el convenio, que ya uno piensa lo peor, es de cadencia y habrá que estar vigía para que el dinero no se derroche o tome caminos no adecuados para comenzar a pagar a los acreedores en el segundo año del convenio.
¿Qué proyecto tiene Morales? Me atrevo a decir que prepara un proyecto que, en lo deportivo, puede terminar ilusionando a la afición, al menos por los movimientos que esta redacción deportiva sabe que se están realizando. No me pregunten nombres porque todo está bajo secreto del sumario y porque lo que hoy se escriba, mañana es al contrario, porque la gestión podría cambiar. De esa guisa habrá que ser muy cuidadoso a la hora de valorar las informaciones. Y por ello pienso que Morales y compañía no harán movimientos deportivos/económicos hasta no tener la certeza de que efectivamente son ellos los que pueden acometer la preparación del próximo ejercicio liguero; de que el equipo, que eso es algo que a nadie puede ni debe escapar, tiene que conseguir la permanencia en la categoría, que aún no está obtenida y esta tarde, que nadie se olvide de ello, se juegan tres puntos fundamentales para acercarse más a la salvación pretendida; y finalmente que el convenio con los acreedores se ha firmado y hay vía libre para que el club continúe su sexagenaria andadura. Porque el convenio, y Tebas lo dijo con meridiana claridad el viernes pasado, aún no se ha firmado y hay que cerrar flecos importantes, no vaya a pasar como con el Barcelona o el Madrid que ya hablaban de la final de la Champions sin haber conseguido el pase en semifinales y vean cuál es el cartel de la final. Ojito, que el convenio no está firmado y para su firma se están poniendo excesivas piedras en el camino.
Y la cuarta pata de la mesa, siempre que las otras tres se puedan colocar, es tener la conciencia de que la afición va a seguir cerca del equipo. No que Morales tenga el favor de las afición, que no lo va a tener después de los hecho en su etapa como máximo accionista, pero sí que la afición no le dé el esquinazo al equipo, ya que sin afición no se puede seguir. Y que ese estar con el equipo propicie un entendimiento, que no acercamiento, con el Ayuntamiento para que, al menos, exista esa paz social con la que seguir la gestión.
Así están las cosas desde mi punto de vistas y así las escribo. Lo de Energy no hay por donde cogerlo; el caos institucional puede ir más para largo que para corto; Morales quiere gobernar, pero sabe que no podrá hacerlo desde su cuartel general, sino que tendrá que contar, de forma obligatoria, con la afición, y que la afición debe volcarse en su papel de fiscalización, de vigía y nunca, al menos por ahora, de gestión, que no está el escenario para ello.
También creo que Gallardo escenificó perfectamente que Energy no ha pagado un solo euro. Cuando un compañero, creo que fue Manuel Morales, le dijo que, para evitar especulaciones, por qué no presentaba el certificado del banco donde se demuestra que habían pagado, el abogado volvió a la carta de pago, al fedatario público, pero nunca habló de presentar el certificado o el movimiento bancario donde conste que de una cuenta de Energy se han descontado tantos miles de euros que son los que, en ese día, había que habar abonado a Morales. Cada vez que se ha comentado ese asunto se han escabullido los de Energy, lo que quiere decir que de pagar, entiendo que nada de nada.
Quedó evidenciado en la sala de juntas que el descontento de buena parte de los minoritarios, muchos de ellos en contra de la suspensión de la junta de accionistas, es evidente y que el caldo de cultivo del nacimiento de un nuevo equipo se está haciendo mayor, con lo que ello puede significar de una escisión importante en el xerecismo, aunque los que proponen la idea, y que la tienen más asentada tras lo sucedido el viernes, no están por la labor de lanzarse al vacío, sino que quieren un consenso amplio de todo el xerecismo y confiemos que así sea.
Todo esto, empero, deja en una situación comprometida al propio Ayuntamiento, que, quiera o no quiera, me da el pálpito que va a terminar interviniendo. El Gobierno municipal en quien confía es en la afición y, por ende, en la Fundación. Con este escenario que se está planteando sobre el tablero institucional del club, qué pasos toma. Si se queda Morales, ¿va confiar en él? Desde luego en Energy no confía y lo ha demostrado desde la llegada de esta gente. Habrá que esperar a los movimientos que existan entre Morales y la afición, ya que esta semana que mañana arranca podría ser la que lleve a las partes a sentarse en la mesa de los diálogos.
Claro que ¿es el mejor momento y el decorado adecuado para que la Fundación, léase la afición, tome carta de naturaleza en el entramado institucional xerecista? Tal y como están las cosas, condenados Morales y Energy a verse en los tribunales de justicia, no parece que sea la situación más idónea para estar metido en el tinglado. A lo mejor ahora es cuando la Fundación tiene que seguir viendo los toros desde la barrera para que no vayan a empitonarle, escrito sea metafóricamente, y sea peor el remedio que la enfermedad. La Fundación tiene que estar alerta, vigilante y esperar a que le llegue su tiempo, que llegará seguro, pero que no es el actual o, al menos, eso colijo desde mi situación de notario de la actualidad azulina.
Escrito todo esto en un análisis a posteriori del devenir de los acontecimientos del viernes, queda explícito para todos que Morales ha vuelto a tomar el timón del mando del barco azulino y que, salvo sorpresa judicial próxima, será el encargado, a través de López Ballesteros y Rafael Mateos, de programar el próximo curso futbolístico, tanto en lo económico como en lo deportivo. Ya ha comentado, a quien se lo ha preguntado, que se lo han preguntado, que el Xerez no está en venta. Lógicamente no puede estarlo, porque ahora mismo no se sabe a quién pertenecen las acciones. En el libro de acciones terminará apareciendo Energy, pero de por medio hay un pleito, unos impagados o supuestos impagados, un consejo que manda, pero que no obedece al presunto accionista mayoritario. En esas circunstancias cómo se va a vender acción alguna. Claro que alguno ha preguntado para llevar la gestión del club, al estilo de lo que hace Quique Pina a treinta kilómetros de aquí. No sé siquiera si es factible esa opción en estos instantes de judicialización de la institución a nivel accionarial.
Morales, por consiguiente, va a asumir la responsabilidad de la gestión. ¿Cómo y con quiénes? Creo que por ahí deberán ir los aficionados, la Fundación. Pedirle al nazareno no la gestión, pero sí que haya luz y taquígrafos a la hora de ver el accionar de los números, porque el primer año, si al final se firma el convenio, que ya uno piensa lo peor, es de cadencia y habrá que estar vigía para que el dinero no se derroche o tome caminos no adecuados para comenzar a pagar a los acreedores en el segundo año del convenio.
¿Qué proyecto tiene Morales? Me atrevo a decir que prepara un proyecto que, en lo deportivo, puede terminar ilusionando a la afición, al menos por los movimientos que esta redacción deportiva sabe que se están realizando. No me pregunten nombres porque todo está bajo secreto del sumario y porque lo que hoy se escriba, mañana es al contrario, porque la gestión podría cambiar. De esa guisa habrá que ser muy cuidadoso a la hora de valorar las informaciones. Y por ello pienso que Morales y compañía no harán movimientos deportivos/económicos hasta no tener la certeza de que efectivamente son ellos los que pueden acometer la preparación del próximo ejercicio liguero; de que el equipo, que eso es algo que a nadie puede ni debe escapar, tiene que conseguir la permanencia en la categoría, que aún no está obtenida y esta tarde, que nadie se olvide de ello, se juegan tres puntos fundamentales para acercarse más a la salvación pretendida; y finalmente que el convenio con los acreedores se ha firmado y hay vía libre para que el club continúe su sexagenaria andadura. Porque el convenio, y Tebas lo dijo con meridiana claridad el viernes pasado, aún no se ha firmado y hay que cerrar flecos importantes, no vaya a pasar como con el Barcelona o el Madrid que ya hablaban de la final de la Champions sin haber conseguido el pase en semifinales y vean cuál es el cartel de la final. Ojito, que el convenio no está firmado y para su firma se están poniendo excesivas piedras en el camino.
Y la cuarta pata de la mesa, siempre que las otras tres se puedan colocar, es tener la conciencia de que la afición va a seguir cerca del equipo. No que Morales tenga el favor de las afición, que no lo va a tener después de los hecho en su etapa como máximo accionista, pero sí que la afición no le dé el esquinazo al equipo, ya que sin afición no se puede seguir. Y que ese estar con el equipo propicie un entendimiento, que no acercamiento, con el Ayuntamiento para que, al menos, exista esa paz social con la que seguir la gestión.
Así están las cosas desde mi punto de vistas y así las escribo. Lo de Energy no hay por donde cogerlo; el caos institucional puede ir más para largo que para corto; Morales quiere gobernar, pero sabe que no podrá hacerlo desde su cuartel general, sino que tendrá que contar, de forma obligatoria, con la afición, y que la afición debe volcarse en su papel de fiscalización, de vigía y nunca, al menos por ahora, de gestión, que no está el escenario para ello.
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