?Hace tiempo chuleábamos de estar en Champions League"
?Cuando el boom del ladrillo se cayó se ha visto la realidad puta y dura de Jerez, un Jerez que no tiene consistencia para crear empleo?
Empleado de banca prejubilado, accedió en marzo pasado a la dirección de Cáritas Diocesana, y siempre desde el voluntario, tras haberse curtido muchos años como hombre de Iglesia en Cáritas Parroquiales.
—Nueve meses en el cargo
—Nueve meses como director de Cáritas Diocesana y bastante años más en Cáritas
—¿Cómo fue la gestación?
—Yo digo muchas veces que pasaba por allí. Juan de los Ríos, después de la labor tan magnífica que había desarrollado durante dieciocho años y como consecuencia de que estaba un poco cansado y tuvo un pequeño bache de salud, consideró oportuno cesar en el cargo y entró Rafael Cabeza, que estuvo seis meses pero, por problemas laborales, no podía hacerse cargo, digamos que como cabeza visible porque aquí tú eres uno más, ya que se necesita un esfuerzo importante de tiempo ya que prácticamente estás todo el día en esta labor. Conocía a Juan, lo hablamos, se planteó la cuestión, pasaba por allí y aquí estoy.
—¿Y cómo ha evolucionado el umbral de la pobreza?
—(Toma aliento) Yo creo que no hace falta ni que se lo cuente. Cualquiera que esté en el mundo se da cuenta. No solo hablo de estos meses sino que me remonto siempre a los últimos veinte años. Cómo ha ido evolucionando la grave crisis que surgió con las bodegas, la expropiación de Rumasa, la entrada de las multinacionales ...Eso ha ido empobreciendo el tejido industrial no solo en las bodegas, ya que había 21 ó 22 mil empleados directos y ahora no llegan ni a ochocientos, sino en la industria auxiliar. Eso unido a la reconversión que ha habido en sectores agroalimentarios, desde la Central Lechera a las algodoneras, ha ido mermando y Jerez no ha generado una industria alternativa. La del ocio o del turismo, de alguna manera, ha ido paliando, pero cuando lo que tenemos son empleos precarios mientras que la cosa ha ido bien, fomentando el turismo o la construcción, no se ha ido notando realmente el grave deterioro que había durante estos años. Cuando se cae el boom del ladrillo ha salido a flote la realidad pura y dura de Jerez, de que Jerez no tiene una consistencia para crear empleo.
—¿Ese es el resultado del paro?
—Los cerca de 31 mil desempleados. Pero no solo eso, los sueldos se han venido abajo.
—¿Qué significa eso?
—Que si unimos el desempleo a los sueldos...Mire, antiguamente a todo el mundo le llamaba la atención cuando conocía a un mileurista y hoy todo el mundo quiere ser mileurista. Ese es el cambio significativo en menos de doce meses. Es la situación. Parejas jóvenes que se han metido en su pequeño piso, que se han entrampado y no pueden pagar porque se han quedado sin trabajo, y con sueldos de 800 ó 1.000 euros. Eso es lo que llamamos los nuevos pobres, gente que hasta ahora han vivido de una manera normalizada, aunque el concepto de normalizada es muy relativo, cobraban, pagaban y se metían en sus pequeñas inversiones. Esta gente lo está pasando muy mal
— Leí unas declaraciones en las que decía que el que se había comprado un todoterreno ahora pide.
—Eso es muy sintomático. Yo por venir de dónde vengo salí muchas muchas viendo esta historia y lo he criticado y se lo he criticado a la persona en concreto. Ese era el tejido empresarial que teníamos, antiguos albañiles convertidos en empresarios que lo primero que hacían era aparentar. Eso va con la campaña de Navidad, ser esclavo de tus necesidades. Lo primero que hacían era comprarse un todoterreno y llegaban a la obra con un coche mejor que el del arquitecto. Y no han generado recursos para prever que se podía venir abajo y son los primeros que han caído.
—Pero si se compraban el coche es porque la banca les daba el crédito.
—No solo la banca tiene la culpa de eso. La culpa la tengo yo, la tienes tú que acudías a esa llamada y esa llamada existía porque había gente que llamaba a tu puerta. La banca, los políticos, el anterior Gobierno le echaba las culpas al otro, pero durante mucho tiempo hemos ido chuleando que estábamos en la Champions League. Todos hemos sido corresponsables de esta situación, todos.
Habíamos quedado citados bien temprano en el Obispado. Puntual. Tan puntual como esas llamadas al móvil que desde el primer instante sonaban en el pequeño despacho de reuniones de la zona destinada a Cáritas, donde la actividad era grande. Atendió una llamada y lo puso en silencio para poder continuar. La labor es mucha y, a veces, hasta agotadora, aunque gratificante según comentaba. Detrás suya tenía el cartel de Cáritas de la Navidad de este año, con un mensaje “ser esclavo de tus necesidades”...
—Significa que nos estamos creando necesidades de manera absurda. Necesitamos aparentar, tener un buen piso y una casa y, quien la tiene, otra en la costa y, al final, somos esclavos de nuestras necesidades. ¿Somos más felices? Lo que te pregunta el cartel es si comprando eres más feliz.
—¿Y quién nos ha llevado a esta espiral de consumismo?
— La sociedad en general. ¿Quién es la sociedad en general? Creo que somos todos. Si no existe una formación o esa formación, de alguna manera, te la están bombardeando constantemente, que si tú tienes derecho, que no seas tonto..., finalmente caes, pero la culpa es que no tenemos una formación adecuada para decir que no. Hemos cambiado, como sociedad, en este país en los últimos treinta años de una forma radical. Le hemos dado la vuelta al calcetín. Nuestros padres nos decían que cuidado. Mi padre no se compró su primer televisor hasta que no tuvo dinero y mi suegro con una hucha lo iba pagando mes a mes. Hoy no tienes dinero y te compras dos televisores y si puede ser de 50, aunque tengas un piso de 30 metros con tres habitaciones, te dicen que eso es muy grande, pero lo compras...
—Una estadística sitúa el umbral de la pobreza en España en el veinte por ciento. ¿En Jerez?
—Vamos a tener datos concretos a finales de enero, pero el umbral de la pobreza está en todos sitios igual. Cuando vas a comprar te cuesta lo mismo aquí, en el País Vasco o en Madrid. Puede oscilar algún euro, pero el umbral de la pobreza está igual y aquí, no me atrevo a aventurar datos, pero podemos estar en torno al 25 o el 30 por ciento, y estoy convencido de que existe economía sumergida, porque con cuatrocientos euros no puede vivir nadie.
—Se dice que dos de cada diez españoles vive con 500 euros.
—Eso es imposible. Por eso hay economía sumergida, dinero negro. Eso qué es. ¿Que salgas a buscar cabrillas o espárragos es dinero negro? ¿Que eches una mano en un bar un sábado y cobres 20 euros eso es dinero negro? Todo eso es relativo. Es cierto es que Jerez está empobrecido y para verlo hay que hablar con la gente que tiene un establecimiento.
—Pero sin embargo no se rebela. Ha habido manifestaciones y con 31 mil parados han acudido cuatrocientos.
—Volvamos, si quiere, al cartel. Lo que intentamos es que la gente se sensibilice con su propio ser. Su propio ser es que yo no tengo que aparentar absolutamente nada, pero tampoco puedo vivir de los demás, tengo que aportar algo a esta sociedad. Me preguntará que cómo se puede aportar si no hay trabajo, pues tomando conciencia. La gente se ha acostumbrado a que le resuelvan sus problemas y no sale a afrontarlos. El gravísimo problema no es que no haya trabajo, sino que no le veo futuro, pero, sobre todo, es que hay una sociedad que parece aletargada, dormida y adormecida.
—¿Cuántas peticiones se atienden diariamente?
—En Cáritas Diocesana estamos atendiendo a treinta mil familias. En el primer semestre solo en Jerez se han atendido a 3.337, podemos estar en torno a las 3.500 familias en lo que es Jerez, no en la Diócesis, sino en Jerez.
—¿Qué se atiende?.
—De todo. Lo más significativo son los alimentos. Y sobre todo atendemos a gente joven, parejas de hecho, que se juntaron y ya no existen. O existe un chica de 25 años con un niño y son ya dos o tres de familia y vuelven a casas de sus padres y sus padres lo que tienen es una pequeña pensión de ochocientos euros, con lo que vivían relativamente cómodos, pero ahora tienen que atender a ocho o diez personas...Eso es lo más sintomático. Hay también peticiones para pagar la luz, el agua, el gas... y sobre todo una labor importante por la que no se habla de Cáritas, ya que a Cáritas se le asemeja a la bolsa y la bolsa es circunstancial ahora mismo...
— ¿Circunstancial?
—Sí, porque muchas personas lo que quieren es que alguien le atienda, le escuche, que comparta sus penas, sus debilidades...
—Desde aquí, claro, unís a todas las Cáritas Parroquiales.
—En Cáritas Diocesana no atendemos. En Chancillería sí tenemos la acogida a personas que no están adscritas a parroquia e incluso a mucha gente que no está empadronada. Nosotros no entendemos de empadronamiento, se trata de atender a la persona y punto.
—¿Sin más?
—No estamos ciegos en la atención. Tenemos una red de modo que a cualquier persona que acude a la acogida de cualquier Cáritas Parroquial se le da de alta en un centro, de manera que se da de alta en Santiago y se va a Barcelona y allí saben que ha sido atendida en Santiago. Pretendemos evitar la pillería, controlar los recursos y mentalizar a las personas de que se tienen que comprometer con su desarrollo personal.
—Pero se ve si verdaderamente es necesitado.
—Cáritas hace visitas, se pide documentación, se charla, digamos que más que una entrevista es un rato de conversación íntima en la que la persona se muestra en toda su dimensión y, obviamente, se hace un recorrido para ver qué pasa con esa persona.
—Tema humano.
—Yo diría que es algo más. Constantemente me preguntan por la bolsa, por la cantidad de alimentos...eso es la realidad de hoy, pero Cáritas es muchísimo más. La acción que realiza Cáritas es atender a la persona integral y eso implica desde acción en prisiones, contra la pobreza, solidaridad con otras poblaciones...como desde Cáritas se hace todo desde la Fe y es la Fe, ahí no existen ningún tipo de barreras.
—¿La falta de Fe está haciendo que la sociedad se degrade?
—Por supuesto. Como cristiano tengo una visión totalmente clara. La falta de Fe nos lleva al materialismo y ese materialismo ha saltado por los aires. Si no tú no tienes algo que te dé la Esperanza, solo te limitas a consumir, a vivir el momento, cuando se acaba el momento se acaba todo.
—¿Se acabaría la Caridad sin Cáritas?
—Si no hubiese Cáritas habría otra organización ya que habría cristianos que se implicarían. Cuando se habla de Cáritas a lo peor se piensa solo en la parroquia o la Diócesis, pero Cáritas existe a nivel mundial, en todos los países, está implicada en la lucha contra la marginación, la exclusión social, en todos los países, en todos los organismos. Ahora ha estado representada en la conferencia de Durban, con el problema ecológico, porque ese es uno los pilares que tenemos que atacar para evitar desastres posteriores. Lo que ha pasado en el Caribe o en determinadas zonas es consecuencia de la degradación del medio ambiente. Y, volvemos al cartel, las grandes potencias como China o Estados Unidos no se están adhiriendo a las limitaciones.
—¿Es Cáritas el espejo donde deben mirar los que denostan a la Iglesia?
—Nosotros somos la Iglesia. Y la Iglesia, como todas las instituciones, tiene muchas facetas, pero la prioridad de la Iglesia es la comunión, la comunión con el empobrecido. La Iglesia ayuda siempre . Yo, como miembro de la Iglesia, puedo fallar, pero la Iglesia, en su conjunto, no falla. ¿Qué pasa? Lo que buscan al criticar, degradarla, es sectorizar algo que a la gente le pueda sonar a chino y siempre lo extrapolan, lo sacan de contexto, pero al final la Iglesia es la que está en todas las ocasiones en que se necesita.
—¿Cuántos ibis se pagarían con la labor de Cáritas?.
—No sé cuántos ibis se pagarían, pero si no hubiese esta acción no habría dinero por parte de los Presupuestos del Estado. Sería un cataclismo superior al de Lehmann Brother y su repercusión aquí. Es imposible cuantificar. La demagogia barata es solo demagogia.
— ¿Trabaja Cáritas más en Navidad?
—No, porque las peticiones no son de Navidad, sino de todos los meses. Nadie exige una paga extra por Navidad, son gente consecuentes con la situación y hay algo que me pone los vellos de punta y son personas que van a las acogidas, y como nos faltan voluntarios, aunque somos unos 450, ante la actual situación de drama, se unen para ayudar. Es un movimiento de solidaridad tremendo y ahí se cumplen una de las finalidades de Cáritas. Por eso no queremos un cartel que hable de consumismo, de la alegría de un día, sino que esa alegría tiene que durar todo el año y darte Esperanza, esperanza de siempre.
—¿Y solidaridad de la gente?
—Tenemos muchos programas y están financiados a través de convocatorias públicas o de empresas, pero lo que es la atención primaria se financia a través de las donaciones y de todas las colectas del primer domingo de cada mes.
—¿Las donaciones proceden sobre todo de las hermandades?
—No
—¿No?
—Las donaciones proceden de personas concretas, de pequeñas donaciones, no de 50 mil euros, sino de muchas de cien. Las Hermandades están en un proceso de definición en el tema de la caridad y en las últimas elecciones de la Unión de Hermandades entiendo que fue un tema que debió plantearse de otra manera. Las Hermandades arraigadas en sus parroquias deben coordinarse con Cáritas que es la institución que coordina la caridad . Las hermandades son Iglesia y por tanto deben coordinarse con Cáritas. Afortunadamente la sintonía con la nueva junta es total y he podido hablar con Pedro Pérez que tiene las cosas muy claras.
Las bolsas de caridad tienen que existir dentro de la economía de cualquier institución, pero en conexión con Cáritas. Funcionamos en red, con los asistentes sociales del Ayuntamiento, con el Hospital, con la inmigración, con los sin techo, con el Salvador. Más que ayudarnos nos coordinamos y las distintas hermandades no pueden ir por libres y el vehículo para no complicarse la vida y que su acción sea más efectiva va a ser Cáritas.
Dice que tiene un mandato y lo está cumpliendo, que la labor le satisface tanto que “duermo fenomenal” y enfatiza que “cuanto más consciente eres de lo que estás haciendo, más consciente eres de lo que estás dejando de hacer” y lanza un mensaje de “esperanza” porque “podemos hacerlo, hay que hacerlo y que nos unamos todos, empresarios, trabajadores, sindicatos, políticos...porque de esto o nos salvamos o nos hundimos todos, pero, por creencia, espero siempre lo mejor y que nos salvemos”.
—Nueve meses en el cargo
—Nueve meses como director de Cáritas Diocesana y bastante años más en Cáritas
—¿Cómo fue la gestación?
—Yo digo muchas veces que pasaba por allí. Juan de los Ríos, después de la labor tan magnífica que había desarrollado durante dieciocho años y como consecuencia de que estaba un poco cansado y tuvo un pequeño bache de salud, consideró oportuno cesar en el cargo y entró Rafael Cabeza, que estuvo seis meses pero, por problemas laborales, no podía hacerse cargo, digamos que como cabeza visible porque aquí tú eres uno más, ya que se necesita un esfuerzo importante de tiempo ya que prácticamente estás todo el día en esta labor. Conocía a Juan, lo hablamos, se planteó la cuestión, pasaba por allí y aquí estoy.
—¿Y cómo ha evolucionado el umbral de la pobreza?
—(Toma aliento) Yo creo que no hace falta ni que se lo cuente. Cualquiera que esté en el mundo se da cuenta. No solo hablo de estos meses sino que me remonto siempre a los últimos veinte años. Cómo ha ido evolucionando la grave crisis que surgió con las bodegas, la expropiación de Rumasa, la entrada de las multinacionales ...Eso ha ido empobreciendo el tejido industrial no solo en las bodegas, ya que había 21 ó 22 mil empleados directos y ahora no llegan ni a ochocientos, sino en la industria auxiliar. Eso unido a la reconversión que ha habido en sectores agroalimentarios, desde la Central Lechera a las algodoneras, ha ido mermando y Jerez no ha generado una industria alternativa. La del ocio o del turismo, de alguna manera, ha ido paliando, pero cuando lo que tenemos son empleos precarios mientras que la cosa ha ido bien, fomentando el turismo o la construcción, no se ha ido notando realmente el grave deterioro que había durante estos años. Cuando se cae el boom del ladrillo ha salido a flote la realidad pura y dura de Jerez, de que Jerez no tiene una consistencia para crear empleo.
—¿Ese es el resultado del paro?
—Los cerca de 31 mil desempleados. Pero no solo eso, los sueldos se han venido abajo.
—¿Qué significa eso?
—Que si unimos el desempleo a los sueldos...Mire, antiguamente a todo el mundo le llamaba la atención cuando conocía a un mileurista y hoy todo el mundo quiere ser mileurista. Ese es el cambio significativo en menos de doce meses. Es la situación. Parejas jóvenes que se han metido en su pequeño piso, que se han entrampado y no pueden pagar porque se han quedado sin trabajo, y con sueldos de 800 ó 1.000 euros. Eso es lo que llamamos los nuevos pobres, gente que hasta ahora han vivido de una manera normalizada, aunque el concepto de normalizada es muy relativo, cobraban, pagaban y se metían en sus pequeñas inversiones. Esta gente lo está pasando muy mal
— Leí unas declaraciones en las que decía que el que se había comprado un todoterreno ahora pide.
—Eso es muy sintomático. Yo por venir de dónde vengo salí muchas muchas viendo esta historia y lo he criticado y se lo he criticado a la persona en concreto. Ese era el tejido empresarial que teníamos, antiguos albañiles convertidos en empresarios que lo primero que hacían era aparentar. Eso va con la campaña de Navidad, ser esclavo de tus necesidades. Lo primero que hacían era comprarse un todoterreno y llegaban a la obra con un coche mejor que el del arquitecto. Y no han generado recursos para prever que se podía venir abajo y son los primeros que han caído.
—Pero si se compraban el coche es porque la banca les daba el crédito.
—No solo la banca tiene la culpa de eso. La culpa la tengo yo, la tienes tú que acudías a esa llamada y esa llamada existía porque había gente que llamaba a tu puerta. La banca, los políticos, el anterior Gobierno le echaba las culpas al otro, pero durante mucho tiempo hemos ido chuleando que estábamos en la Champions League. Todos hemos sido corresponsables de esta situación, todos.
Habíamos quedado citados bien temprano en el Obispado. Puntual. Tan puntual como esas llamadas al móvil que desde el primer instante sonaban en el pequeño despacho de reuniones de la zona destinada a Cáritas, donde la actividad era grande. Atendió una llamada y lo puso en silencio para poder continuar. La labor es mucha y, a veces, hasta agotadora, aunque gratificante según comentaba. Detrás suya tenía el cartel de Cáritas de la Navidad de este año, con un mensaje “ser esclavo de tus necesidades”...
—Significa que nos estamos creando necesidades de manera absurda. Necesitamos aparentar, tener un buen piso y una casa y, quien la tiene, otra en la costa y, al final, somos esclavos de nuestras necesidades. ¿Somos más felices? Lo que te pregunta el cartel es si comprando eres más feliz.
—¿Y quién nos ha llevado a esta espiral de consumismo?
— La sociedad en general. ¿Quién es la sociedad en general? Creo que somos todos. Si no existe una formación o esa formación, de alguna manera, te la están bombardeando constantemente, que si tú tienes derecho, que no seas tonto..., finalmente caes, pero la culpa es que no tenemos una formación adecuada para decir que no. Hemos cambiado, como sociedad, en este país en los últimos treinta años de una forma radical. Le hemos dado la vuelta al calcetín. Nuestros padres nos decían que cuidado. Mi padre no se compró su primer televisor hasta que no tuvo dinero y mi suegro con una hucha lo iba pagando mes a mes. Hoy no tienes dinero y te compras dos televisores y si puede ser de 50, aunque tengas un piso de 30 metros con tres habitaciones, te dicen que eso es muy grande, pero lo compras...
—Una estadística sitúa el umbral de la pobreza en España en el veinte por ciento. ¿En Jerez?
—Vamos a tener datos concretos a finales de enero, pero el umbral de la pobreza está en todos sitios igual. Cuando vas a comprar te cuesta lo mismo aquí, en el País Vasco o en Madrid. Puede oscilar algún euro, pero el umbral de la pobreza está igual y aquí, no me atrevo a aventurar datos, pero podemos estar en torno al 25 o el 30 por ciento, y estoy convencido de que existe economía sumergida, porque con cuatrocientos euros no puede vivir nadie.
—Se dice que dos de cada diez españoles vive con 500 euros.
—Eso es imposible. Por eso hay economía sumergida, dinero negro. Eso qué es. ¿Que salgas a buscar cabrillas o espárragos es dinero negro? ¿Que eches una mano en un bar un sábado y cobres 20 euros eso es dinero negro? Todo eso es relativo. Es cierto es que Jerez está empobrecido y para verlo hay que hablar con la gente que tiene un establecimiento.
—Pero sin embargo no se rebela. Ha habido manifestaciones y con 31 mil parados han acudido cuatrocientos.
—Volvamos, si quiere, al cartel. Lo que intentamos es que la gente se sensibilice con su propio ser. Su propio ser es que yo no tengo que aparentar absolutamente nada, pero tampoco puedo vivir de los demás, tengo que aportar algo a esta sociedad. Me preguntará que cómo se puede aportar si no hay trabajo, pues tomando conciencia. La gente se ha acostumbrado a que le resuelvan sus problemas y no sale a afrontarlos. El gravísimo problema no es que no haya trabajo, sino que no le veo futuro, pero, sobre todo, es que hay una sociedad que parece aletargada, dormida y adormecida.
—¿Cuántas peticiones se atienden diariamente?
—En Cáritas Diocesana estamos atendiendo a treinta mil familias. En el primer semestre solo en Jerez se han atendido a 3.337, podemos estar en torno a las 3.500 familias en lo que es Jerez, no en la Diócesis, sino en Jerez.
—¿Qué se atiende?.
—De todo. Lo más significativo son los alimentos. Y sobre todo atendemos a gente joven, parejas de hecho, que se juntaron y ya no existen. O existe un chica de 25 años con un niño y son ya dos o tres de familia y vuelven a casas de sus padres y sus padres lo que tienen es una pequeña pensión de ochocientos euros, con lo que vivían relativamente cómodos, pero ahora tienen que atender a ocho o diez personas...Eso es lo más sintomático. Hay también peticiones para pagar la luz, el agua, el gas... y sobre todo una labor importante por la que no se habla de Cáritas, ya que a Cáritas se le asemeja a la bolsa y la bolsa es circunstancial ahora mismo...
— ¿Circunstancial?
—Sí, porque muchas personas lo que quieren es que alguien le atienda, le escuche, que comparta sus penas, sus debilidades...
—Desde aquí, claro, unís a todas las Cáritas Parroquiales.
—En Cáritas Diocesana no atendemos. En Chancillería sí tenemos la acogida a personas que no están adscritas a parroquia e incluso a mucha gente que no está empadronada. Nosotros no entendemos de empadronamiento, se trata de atender a la persona y punto.
—¿Sin más?
—No estamos ciegos en la atención. Tenemos una red de modo que a cualquier persona que acude a la acogida de cualquier Cáritas Parroquial se le da de alta en un centro, de manera que se da de alta en Santiago y se va a Barcelona y allí saben que ha sido atendida en Santiago. Pretendemos evitar la pillería, controlar los recursos y mentalizar a las personas de que se tienen que comprometer con su desarrollo personal.
—Pero se ve si verdaderamente es necesitado.
—Cáritas hace visitas, se pide documentación, se charla, digamos que más que una entrevista es un rato de conversación íntima en la que la persona se muestra en toda su dimensión y, obviamente, se hace un recorrido para ver qué pasa con esa persona.
—Tema humano.
—Yo diría que es algo más. Constantemente me preguntan por la bolsa, por la cantidad de alimentos...eso es la realidad de hoy, pero Cáritas es muchísimo más. La acción que realiza Cáritas es atender a la persona integral y eso implica desde acción en prisiones, contra la pobreza, solidaridad con otras poblaciones...como desde Cáritas se hace todo desde la Fe y es la Fe, ahí no existen ningún tipo de barreras.
—¿La falta de Fe está haciendo que la sociedad se degrade?
—Por supuesto. Como cristiano tengo una visión totalmente clara. La falta de Fe nos lleva al materialismo y ese materialismo ha saltado por los aires. Si no tú no tienes algo que te dé la Esperanza, solo te limitas a consumir, a vivir el momento, cuando se acaba el momento se acaba todo.
—¿Se acabaría la Caridad sin Cáritas?
—Si no hubiese Cáritas habría otra organización ya que habría cristianos que se implicarían. Cuando se habla de Cáritas a lo peor se piensa solo en la parroquia o la Diócesis, pero Cáritas existe a nivel mundial, en todos los países, está implicada en la lucha contra la marginación, la exclusión social, en todos los países, en todos los organismos. Ahora ha estado representada en la conferencia de Durban, con el problema ecológico, porque ese es uno los pilares que tenemos que atacar para evitar desastres posteriores. Lo que ha pasado en el Caribe o en determinadas zonas es consecuencia de la degradación del medio ambiente. Y, volvemos al cartel, las grandes potencias como China o Estados Unidos no se están adhiriendo a las limitaciones.
—¿Es Cáritas el espejo donde deben mirar los que denostan a la Iglesia?
—Nosotros somos la Iglesia. Y la Iglesia, como todas las instituciones, tiene muchas facetas, pero la prioridad de la Iglesia es la comunión, la comunión con el empobrecido. La Iglesia ayuda siempre . Yo, como miembro de la Iglesia, puedo fallar, pero la Iglesia, en su conjunto, no falla. ¿Qué pasa? Lo que buscan al criticar, degradarla, es sectorizar algo que a la gente le pueda sonar a chino y siempre lo extrapolan, lo sacan de contexto, pero al final la Iglesia es la que está en todas las ocasiones en que se necesita.
—¿Cuántos ibis se pagarían con la labor de Cáritas?.
—No sé cuántos ibis se pagarían, pero si no hubiese esta acción no habría dinero por parte de los Presupuestos del Estado. Sería un cataclismo superior al de Lehmann Brother y su repercusión aquí. Es imposible cuantificar. La demagogia barata es solo demagogia.
— ¿Trabaja Cáritas más en Navidad?
—No, porque las peticiones no son de Navidad, sino de todos los meses. Nadie exige una paga extra por Navidad, son gente consecuentes con la situación y hay algo que me pone los vellos de punta y son personas que van a las acogidas, y como nos faltan voluntarios, aunque somos unos 450, ante la actual situación de drama, se unen para ayudar. Es un movimiento de solidaridad tremendo y ahí se cumplen una de las finalidades de Cáritas. Por eso no queremos un cartel que hable de consumismo, de la alegría de un día, sino que esa alegría tiene que durar todo el año y darte Esperanza, esperanza de siempre.
—¿Y solidaridad de la gente?
—Tenemos muchos programas y están financiados a través de convocatorias públicas o de empresas, pero lo que es la atención primaria se financia a través de las donaciones y de todas las colectas del primer domingo de cada mes.
—¿Las donaciones proceden sobre todo de las hermandades?
—No
—¿No?
—Las donaciones proceden de personas concretas, de pequeñas donaciones, no de 50 mil euros, sino de muchas de cien. Las Hermandades están en un proceso de definición en el tema de la caridad y en las últimas elecciones de la Unión de Hermandades entiendo que fue un tema que debió plantearse de otra manera. Las Hermandades arraigadas en sus parroquias deben coordinarse con Cáritas que es la institución que coordina la caridad . Las hermandades son Iglesia y por tanto deben coordinarse con Cáritas. Afortunadamente la sintonía con la nueva junta es total y he podido hablar con Pedro Pérez que tiene las cosas muy claras.
Las bolsas de caridad tienen que existir dentro de la economía de cualquier institución, pero en conexión con Cáritas. Funcionamos en red, con los asistentes sociales del Ayuntamiento, con el Hospital, con la inmigración, con los sin techo, con el Salvador. Más que ayudarnos nos coordinamos y las distintas hermandades no pueden ir por libres y el vehículo para no complicarse la vida y que su acción sea más efectiva va a ser Cáritas.
Dice que tiene un mandato y lo está cumpliendo, que la labor le satisface tanto que “duermo fenomenal” y enfatiza que “cuanto más consciente eres de lo que estás haciendo, más consciente eres de lo que estás dejando de hacer” y lanza un mensaje de “esperanza” porque “podemos hacerlo, hay que hacerlo y que nos unamos todos, empresarios, trabajadores, sindicatos, políticos...porque de esto o nos salvamos o nos hundimos todos, pero, por creencia, espero siempre lo mejor y que nos salvemos”.
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