?La Catedral Nueva contó pues inicialmente con esos dos maravedises hasta que se alcanzase con ellos la cifra fijada por el Cabildo de los 100.00 ducados, en su sesión del 10 de diciembre de 1719...
“La Catedral Nueva contó pues inicialmente con esos dos maravedises hasta que se alcanzase con ellos la cifra fijada por el Cabildo de los 100.00 ducados, en su sesión del 10 de diciembre de 1719.
La zona elegida para la catedral, aunque aparentemente era mal por su proximidad a la playa donde azotaba el Sur o el mar del vendaval, era segura como se ha visto porque descansa en la antigua muralla, teniendo en ella tres soportes principales, uno que corre por la parte sur y que aún hoy puede verse, otro que está bajo la fachada principal y el tercero que atraviesa el presbiterio.
Así y todo asombra que pudieran hincarse hasta 300 estacas de seis varas de largo y de 8 a 12 dedos de grueso por sus cabezas, para la formación de cimientos. Las estacas para hincarlas, se les colocaba un cubo de hierro y sobre él golpeaba el martinete y entre el ruido que esto producía y la sacudida de la tierra que llevaba consigo, trajeron el malestar entre los vecinos de las casas de la plaza que protestaban de continuo sin comprender su necesidad. (Esto de protestar por cualquier cosa es muy gaditano). Esta incomprensión unida a los reparos de los técnicos que discutían su sistema, provocaron la dimisión de D. Vicente Acero no obstante estar convencido de que todo lo ideado por él era correcto. (Entra en nuestra idiosincrasia de gaditanos protestar por todo y así nos luce hoy la Catedral).
En 1727, se presentan cuentas de lo gastado, como era obligado en una ciudad mercantil como Cádiz, y desde 1722 hasta el final de 1726, su importe asciende a 1.688.760 reales de vellón frente a unos ingresos de 1.798.016. En la reunión que tuvo lugar el 3 de marzo (de 1727) se acuerda que todos los años se rindiesen cuentas.
El 25 de noviembre de 1726, el Gobierno después de una reunión del comercio gaditano, acordó por Real Orden, que se pagase un cuartillo por ciento de todos los frutos y caudales, que procedentes de ultramar, viniesen en las tres primeras flotas y los tres primeros galeones, incluyendo también los buques sueltos que llegasen en el intermedio.
En 1734 se deroga el arbitrio del cuartillo, por decreto de 11 de noviembre y en 31 de agosto de 1735 se vuelve a restablecer. En 1740, con la guerra, la situación financiera se agrava y ejemplo de ello es que el Cabildo busca quien le preste 6.000 pesos al 8% de interés y no la encuentra. En 1751, empieza a escasear la piedra de Málaga de la que se está haciendo la fachada, lo que obliga a hacer compras masivas de ella, y lo mismo sucede con la de Antequera, ésta por falta de bueyes y se piensa sustituirla en las cornisas.
Construir una catedral es empresa de titanes o de los superhombres del medievo, y éstos ayudados por ángeles (sic). Dos detalles, altamente significativos, deseo recoger a este respecto. Uno, las dificultades de transporte de las columnas de jaspes, que tan bellas nos parecen y lo son. Pues bien, éstas son de Manilva y de aquí a Algeciras iban en unos carros tirados por bueyes, a través de malos caminos, y desde Algeciras a Cádiz en barcazas especiales para la época. En esta tarea se emplearon diez años. Otro detalle es el sistema empleado para colocar las grandes piezas en su sitio y que era el de la calandría...”.
(Esta máquina se ha conservado en la Catedral Vieja hasta los años sesenta del siglo XX y era curiosísima. Se empleaba igualmente en el montaje del grandioso Monumento del Jueves Santo, cuya maqueta se conserva en el Museo Catedralicio).