De esta forma, y con dos días de retraso, el vigente campeón del torneo pudo saldar de forma favorable su partido ante un rival que sólo le opuso resistencia en el primer set.
Con una predisposición muy distinta saltó a la cancha Rafa Nadal respecto a los quince minutos de partido que pudo disputar el miércoles y que le reportaron un 0-3 en contra para reanudar su partido ante el luxemburgués.
El tenista balear salió mucho más centrado y tras verse con un 4-1 en contra, consiguió primero igualar el partido y después llegar a la muerte súbita.
Muller afrontó el partido con las ideas muy claras. Consciente de que debía meter presión a Nadal a la mínima ocasión, tanto con su golpe de derecha como con sus continuas subidas a la red, y de ser consistente con su potente servicio. Su táctica le sirvió hasta que se llegó al tie break, porque una vez ahí el español le dio una mayor intensidad al juego y acabó con las esperanzas de su rival.
Con un juego agresivo, sin apenas cometer errores y con buenas sensaciones al servicio, fue desarbolando a un Muller sin argumentos.