El terrorismo ha dejado en España al menos 5.025 heridos, de los que 2.658 los causó ETA en 31 provincias, en una lista que encabeza Madrid, con 687, por delante de Gipuzkoa (477), Bizkaia (394), Navarra (200) y Burgos (189).
Las cifras corresponden al Ministerio el Interior, que ha facilitado ese material al Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo para una investigación de Gaizka Fernández Soldevilla y María Jiménez Ramos que, bajo el título "Un rastro de sangre: la historia de ETA a la luz de los heridos que causó", se incluye en el libro "Las víctimas ante el terrorismo de ETA".
Son las víctimas más olvidadas del terrorismo y seguramente su número supera esa cifra oficial de la Dirección General de Apoyo a Víctimas del Terrorismo del Ministerio, porque tanto la global como la atribuida a los atentados de ETA se refiere solo a los heridos reconocidos por la Administración.
Como recuerda a EFE Gaizka Fernández, para ser reconocida como víctima el afectado debe solicitarlo y aportar pruebas que lo corroboren. Una vez reconocida, recibirá ayudas económicas, médicas, psicológicas... acogidas a la ley de 1999 y la actualizada de 2011.
Pero hay lesionados, por ejemplo de los años 70, que bien por desconocimiento de la ley, bien porque han fallecido o bien porque no han guardado pruebas, no están reconocidos como víctimas.
Un ejemplo de ello, subraya Fernández, es el atentado de la cafetería Rolando de Madrid, del que ya se han cumplido 50 años. Como pudo comprobar este investigador del Centro Memorial en el sumario de esta acción de ETA, la masacre causó 13 muertos, pero también 70 heridos. De estos últimos, solo 13 han sido reconocidos como víctimas de terrorismo.
Los atentados con más víctimas: en Navarra y Burgos
Precisamente este lunes se cumplen 20 años del atentado contra el hotel Port Denia de esta localidad alicantina y el jueves 45 años de la emboscada a un convoy policial en Basauri (Bizkaia), dos acciones que sumaron heridos a esa lista de los grandes olvidados.
Fernández cree que salvo excepciones -quizá la única sea Irene Villa- casi nadie, salvo sus allegados, se acuerda de un herido de ETA.
Y entre esos heridos, subraya el investigador, hay muchos cuyas lesiones les han incapacitado laboralmente para siempre. De hecho, del total de los causados por ETA, a 40 las secuelas que les ha dejado el atentado son de gran invalidez, 222 tienen incapacidad permanente absoluta y 550 incapacidad permanente total.
Un total de 59 tienen incapacidad permanente parcial, 120 incapacidad temporal y 1.667 lesiones no invalidantes.
Según el estudio, el atentado que dejó más lesionados fue el perpetrado contra la casa cuartel de la Guardia Civil de Burgos el 29 de julio de 2009, con 168 heridos. Le sigue el cometido contra la Universidad de Navarra el 30 de octubre de 2008, con 103 heridos.
Además de las cinco provincias mencionadas, la actividad de ETA provocó heridos en otras 26. Así, en Zaragoza dejó 140 heridos, 137 en Álava, 134 en Barcelona, 55 en Alicante, 40 en La Rioja, 37 en Sevilla, 32 en Tarragona, 31 en Cantabria, 23 en Granada y 20 en Murcia.
Mientras, Valencia y Málaga cuentan con 14 heridos cada una; Córdoba, Salamanca y León, cinco cada una; Baleares y Cádiz, tres; Asturias, Ciudad Real y Soria, dos; y Castellón, Huesca, Orense, Las Palmas, Pontevedra y Zamora, uno en cada caso.
Primer herido por ETA: un guardia civil reconocido 41 años después
Aunque la primera agresión física de ETA de la que hay constancia data del 6 de diciembre de 1963 -un maestro de Zaldívar (Bizkaia) al que apalizaron- y la segunda del 22 de febrero de 1964 cuando dos miembros de la banda atacaron a un guardia civil en Sestao, el primer herido reconocido oficialmente fue otro agente lesionado por la organización el 6 de junio de 1965 cerca de la frontera francesa.
Cuarenta y un años después de los hechos, el guardia civil fue reconocido, en concreto, en 2006.
Y habrá que esperar hasta 1969 para encontrar al segundo lesionado por ETA que fue indemnizado por el Ministerio: otro guardia civil, que estaba retirado y resultó herido en una explosión contra el cuartel de Fuenterrabía.
Son varias las acciones de ETA que en esos años causaron heridos que no están reconocidos, como una niña de cinco años y su hermana de diez meses lesionadas en el atentado de 1973 en el que murió el entonces presidente del Gobierno, Luis Carrero Blanco.
El estudio indica que tanto en la dictadura como en la Transición el número de heridos sería muy superior al que aparece en el listado de Interior. Faltaba mucho tiempo para la regulación de las ayudas y muchos no accedieron a ellas. En cualquier caso, los que las obtuvieron tardaron una media de 16,6 años en lograrlas.
2008 y 2009, los años con más heridos
A través del estudio de los lesionados, los autores han visto clara la relación directa entre la evolución de la estrategia de ETA y las secuelas físicas y psicológicas que provocó.
De este modo, concluyen que el número de heridos en la dictadura y en la Transición se mantuvo relativamente bajo e, incluso, menor que el de muertos. Y fue así porque ETA empleó métodos más selectivos, como armas de fuego. Sus víctimas: las fuerzas de seguridad y los militares.
A mediados de los 80 ETA usó el coche bomba y eso disparó la cifra de heridos. Con ese método, el número de civiles heridos aumentó mientras que el de agentes y militares disminuyó.
Una dinámica -recalca el estudio- que se acentuó en la etapa conocida como la de la "socialización del sufrimiento" (1995-2011) cuando los objetivos de la banda se centraron en políticos, periodistas o jueces.
Y fue en esa etapa cuando la "kale borroka" se activó aún más. Dejó muchos heridos, hasta el punto de que situó a 2008 y 2009 como los años con más lesionados por ETA: 176 y 173, respectivamente.