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El cementerio de los ingleses

La arrogante ignorancia

Desde la pandemia del COVID 19, se puso de moda cuestionarlo todo y ahora los rebeldes son magufos y conspiranoicos que exhiben su ignorancia (...)

Publicado: 01/12/2024 ·
16:31
· Actualizado: 01/12/2024 · 16:31
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Autor

John Sullivan

John Sullivan es escritor, nacido en San Fernando. Debuta en 2021 con su primer libro, ‘Nombres de Mujer’

El cementerio de los ingleses

El autor mira a la realidad de frente para comprenderla y proponer un debate moderado

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Todo aquello que se pone de moda se degrada. Le pasó al BDSM con el boom de la saga 50 sombras de Grey, dando lugar a que auténticos perturbados y sádicos camuflaran de juego íntimo sus perversiones violentas; le pasó a la poesía en verso libre, que se convirtió en refugio para gente sin talento que colocaba frases inconexas que sonaban bien sin decir nada para mezclarse con poetas de verdad que manejaban el verso suelto con maestría; a la rebeldía y el ir contra corriente le ha pasado lo mismo. Desde la pandemia del COVID 19, se puso de moda cuestionarlo todo y ahora los rebeldes son magufos y conspiranoicos que exhiben su ignorancia como si fuera la más gallarda valentía. Una pena. 

Vaya por delante que el cuestionamiento es sano, que no voy a ser yo el que desmienta a Descartes en la duda sistemática y el “pienso, luego existo”. Sin embargo, creo que el cuestionamiento es válido cuando hay detrás un conocimiento suficiente o una capacidad de estudio para llegar a él. Si no tengo conocimientos de ingeniería, ¿cómo voy a cuestionar el diseño de un motor, por ejemplo? Si ni siquiera he estudiado medicina general, ¿cómo puedo desmentir a un virólogo? Pues ahí tienen ustedes a tantos que, sin haber sacado más que la ESO con un cinco raspado, cuestionan sobre lenguaje a filólogos y lingüistas, sobre una pandemia a médicos y científicos, sobre la esfericidad de la tierra hasta a astronautas... y, si osas rebatir con conocimientos, te tildarán de ser el borrego siguiendo al pastor que es el sistema.

De este modo, es fácil encontrar a quienes cuestionan hasta la propia gravedad (que le pregunten a un inglés en un balcón mallorquín en verano) y dicen que la caída se produce por la menor densidad del aire. Sin embargo, la Luna tiene gravedad, menor que la de la Tierra pero gravedad, aún sin tener atmósfera. No soy científico, pero esta suma de premisas me hace suponer que la densidad del aire poco tiene que ver, en tanto la propia existencia del mismo no marca diferencia alguna. Pues así con todo: todos hemos visto noticias sobre terraplanistas que alquilaban un barco para viajar al fin del mundo, con la ironía de que esos barcos funcionan con sistemas de navegación cuyo funcionamiento se basa en la esfericidad terrestre. Una delicia.

Y así estamos, con gente que defiende el cuestionamiento sin elementos cognitivos suficientes ni experiencia empírica ni nada, mientras repiten cual papagayos lo que otro les ha dicho: ahí se descubre que la oveja negra resulta ser nada menos que otro borrego bajo el cayado de otro pastor, llámese profesor de Tai Chi, canal magufo de Telegram o un vídeo de Youtube cuyo título empieza por “comparte antes de que lo censuren”. O aquellos que afirman que las lenguas cooficiales son dialectos, que el Rey manda más que el Presidente, que Alvise es honrado pese a trincar de un empresario criptobro o que el Frente Obrero es de izquierdas. Hasta va a resultar que Vito Quiles es periodista o que Íker Jiménez informa con rigor. Habrá que pedir el Pulitzer para Javier Negre, ya que estamos...

Filosofar está bien, pero hay que aportar soluciones, me dijeron hace poco. Pero es que la solución es la misma que proponía hace una semana para la antipolítica, formarse e informarse para que no influyan en nosotros fácilmente. Una pista: nada de Vito Quiles, Javier Negre, Paloma Balseda, Frente Obrero, Roma Gallardo, Rubén Gisbert, Pedro Baños ni nadie de esa calaña. Y a Íker Jiménez, sólo cuando hable de fantasmas y aliens. Para el mundo real hay otras cosas que leer. Libros, por ejemplo.

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