Shirín Ebadi quería celebrar el 60 aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos, y al mismo tiempo rendir homenaje a un hombre, Taqi Rahmani, que ha pasado los últimos diecisiete años en la cárcel simplemente porque se enfrentó a los guardianes de la Revolución islámica.
En Irán se violan todos los días los más elementales derechos humanos, y no sólo en los últimos tiempos, me refiero desde que está en la presidencia Mahmud Ahmadineyad, sino que desde que triunfara la Revolución islámica con Jomenini, el país ha ido de mal en peor.Ya sé que hay quienes se empeñan en ver al anterior presidente Mohamed Jatami como un moderado, y que en ese invento que es la Alianza de las Civilizaciones, Jatami participa como si fuera un demócrata y creyera en los derechos humanos y la libertad, pero lo cierto es que la situación en Irán es incluso peor que en tiempos del Sha.
Así que Shirín Ebadi, la mujer valiente que viene plantando cara al régimen de terror que se ha instalado en Irán, la mujer que lucha denodadamente por los derechos de las mujeres ha visto clausuradas las oficinas desde donde trabaja, y amenazada una vez más. Y mientras todo esto sucede en Irán, nos enteramos que no muy lejos de allí, en los territorios ocupados, un grupo de mujeres palestinas han puesto en marcha un movimiento que es como para echarse a temblar.
Al parecer un grupo cada vez más numeroso de mujeres forman parte de Hizb al-Tahrir, Partido de la Liberación, y lo que propugnan no es sólo la liberación de los territorios ocupados ilegalmente por Israel, lo que propugnan es la creación de un Estado panislámico en todo el mundo. Al parecer defienden la sharia como única ley, es decir la ley islámica, y quieren instaurar una sociedad como la de los tiempos de Mahoma. Sueñan con una sociedad como la del Califayto, que en sus mentes tienen idealizadas hasta lo que parece extremos disparatados. Y al parecer estas mujeres se sienten orgullosas del papel que desempeñan recordando que son ellas las que educan a los hijos. Y precisamente sólo de pensar que mujeres que quieren volver al siglo VIII son educadoras de niños, pone los pelos de punta. Educar a unos niños haciéndoles creer en un idílico mundo, el del siglo VIII, o el del Califato, es un disparate, pero mucho más peligroso aún resulta que les inculquen que deben de luchar por instaurar un Estado panislámico en el mundo.
De manera que mientras una mujer en Irán se juega la vida defendiendo la causa de los derechos humanos otras mujeres en Palestina inculcan el germen del odio y de la lucha precisamente contra los derechos humanos. Es difícil encontrar palabras para describir el contraste entre la posición de estas mujeres palestinas y las de la iraní Shirín Ebadi, pero es evidente que entre ambas posiciones media una abismo. La Premio Nobel Shirín Ebadi defiende derechos, defiende la libertad, la igualdad, y estas mujeres palestinas lo que defienden es convertir al mundo entero en un gran estado oprimido por unos pocos, donde impera la sharia, y donde las mujeres, todas nosotras, volvamos a ser meros objetos en manos de los hombres. Sólo de pensarlo me dan escalofríos.