La salvación en el mar llega desde Jerez: misión de rescate a bordo del ?Helimer 209?
Las llamadas más comunes son de pesqueros, surfistas o pateras
Son las ocho y media de la mañana, una patrulla de salvamento marítimo se prepara para un entrenamiento rutinario. Cada semana se realizan cuatro entrenamientos, de manera que cada equipo de salvamento puede entrenar, al menos, una vez en semana.
El fin de estos ejercicios es preparar a los equipos para posibles emergencias reales. Se pretende con esto disminuir el tiempo de respuesta y merorar la coordinación entre los rescatadores y los pilotos.
La misión de hoy es la Barca de la Florida. Antes de emprender la misión, el comandante se reúne con el piloto y los dos rescatadores en una sala para hacer el briefing, una reunión previa al vuelo para explicar la misión, el estado de la mar, el tipo de embarcación y los materiales que se van a necesitar en la misma como, por ejemplo, el material sanitario.
Esto es posible hacerlo únicamente en los entrenamientos. Si ocurriera un caso real, el comandante elegiría el materal básico que tendrían que llevar y realizarían briefing dentro del helicóptero, “para no perder tiempo”, explica Joaquín Perez, coordinador de operaciones del SAR.
LOS RIESGOS
Durante el briefing, el equipo va explicando los distintos problemas con los que se pueden encontrar una vez junto al barco. Uno de los riesgos más comunes es que el cable se quede enganchado a la embarcación. “Esto es común sobre todo si se da mucho cable y no está tenso”, explica Alberto, uno de los rescatadores.
En caso de que el peligro sea inminente, el rescatador dirá tres veces corta cable. En ese caso se cortará el clable mediante un corte pirotécnico, más rápido, pero que dejará inservible la grúa.
Si esto sucediera, se debería emplear la otra grúa, en el caso de que el helicóptero poseyera dos.
Por otro lado, si el peligro no es inminente, se intentaría que el rescatador lo desenganchara desde el barco. “En el caso de que no se pudiera, se cortaría con una cizalla y se intentaría recuperar el máximo posible de cable”, comenta Alberto.
Otro problema que puede darse es un fallo del gobernador. “Esto no suele suceder, pero es bueno recordarlo” explica Ignacio, uno de los pilotos. En el caso de que esto suceda, y siempre a petición del comandante, se congelaría el mando y se pasaría a control manual.
Hay ocasiones en las que las inclemencias del tiempo puede dificultar la actividad del helicóptero hasta tal punto que es imposible salir o incluso les obliga a dar media vuelta y a volver al areopuerto en mitad de la operación.
En esos casos siempre es mejor mandar un Guardamares –embarcación de intervención rápida– a la zona de los hechos.
A la hora de efectuar un rescate siempre se tiene que tener en cuenta los posibles riesgos que puede haber y efectuar un balance.
LA MISIÓN
Tras el briefing, el equipo coge el material y se monta en el helicóptero. El Helimer 209 es el que opera en la base de Jerez. Con una capacidad para 19 personas. La base de Jerez lleva operando desde 1992, con un total acumulado de 6.000 horas de vuelo.
Estos helicópteros requiere mucho mantenimiento. De esta manera, por cada hora de vuelo que efectúe, el Helimer 209 necesita siete horas de mantenimieto.
Avanzamos por tierra a 1.000 pies de altura hasta la costa de Cádiz. Una vez allí bordeamos la costa a 500 pies hasta Barbate, trayecto que dura unos 20 minutos.
El helicóptero puede llegar a alcanzar una velocidad de 120 nudos –unos 222 kilómetros por hora–. No obstante, si el viento es demasiado fuerte y el tiempo inestable, esta velocidad se verá reducida a 110 nudos.
El radio de acción del equipo de Jerez es de un máximo de 200 millas. “Lo que pasa es que, cuanto más lejos vayamos, menos tiempo vamos a tener para poder actuar sobre el lugar de los hechos”, explica Joaquín Pérez, quien comenta que, en el caso de ir tan lejos, tan sólo dispondrían de quince minutos para actuar. “Es por ello que le pedimos a las embarcaciones que se vayan aproximando a la costa a la vez que nosotros vamos avanzando hacia ellos”. Una vez visualizado el barco, el helicóptero desciende hasta los 100 pies y lanzan la línea guía al barco y luego descienden al rescatador.
Una vez en el barco, el rescatador tiene que hacer una evaluación de la situación: cuántas personas hay, en qué estado se encuentran y hacer, si fuera necesario, atenciones de primeros auxilios. Una vez realizado esto, pide que le lancen el arnés o la camilla, dependiendo del estado del tripulante, y proceden a subirlo al helicóptero antes subir al rescatador.
Por último se recupera de línea guía y volvemos a retomar los 500 pies de altura para buscar los acantilados, lugar donde se realizará el segundo entrenamiento previsto para la jornada.
Durante este ejercicio, Ángel, el rescatador, colocará al figurativo –muñeco que utilizan para los entrenamientos– en unos acantilados y procederá al entrenamiento de rescate en el agua.
Tras la realización del ejercicio volvemos a la base de Jerez bordeando la costa hasta la bahía de Cádiz y luego por tierra, volviendo a recorrer el camino anterior, pero a la inversa.
Una vez en la base se procede a hacer un segundo briefing en el que se repasa la misión de entrenamiento y se comentan todos los incidentes ocurridos, de manera que se pueda aprender de ellos y mejorar la técnica, que es el fin último del entrenamiento.
Un entrenamiento suele durar unas dos horas, y se intenta que en ese periodo de tiempo entren el máximo número de ejercicios posibles. Hoy, han sido dos.
La finalidad de los entrenamientos es, tanto mantener al equipo en activo, como preparar a los nuevos rescatadores o pilotos que se vayan incorporando a Salvamento Marítimo.
Así, dependiendo del nivel, primero se procede a entrenamiento diurno en embarcación de gran tamaño, después entrenamiento diurno en embarcación pequeña. Más tarde se entrena en el ocaso y, finalmente, se hace el ejercicio nocturno.
En el helicóptero normalmente van dos rescatadores, en el caso de los entrenamientos, se intentará hacer coincidir a uno veterano con uno en que esté aprendiendo, de manera que el primero pueda corregir en todo momento los actos del segundo.
Los equipos de Salvamento Marítimo tienen que estar preparados para hacer cualquier labor humanitaria.
Aunque hay veces que han hecho misiones en tierra, “cuando ha habido inundaciones, por ejemplo”, comenta Ángel, su labor fundamental se realiza en el mar. “Surfistas, pesqueros y pateras sobre todo”, explica Ángel, “aunque cuando hay una patera, solemos llamar a un Guardamarina, porque vienen con muchas personas y no podemos subirlas todas al helicóptero”.
El fin de estos ejercicios es preparar a los equipos para posibles emergencias reales. Se pretende con esto disminuir el tiempo de respuesta y merorar la coordinación entre los rescatadores y los pilotos.
La misión de hoy es la Barca de la Florida. Antes de emprender la misión, el comandante se reúne con el piloto y los dos rescatadores en una sala para hacer el briefing, una reunión previa al vuelo para explicar la misión, el estado de la mar, el tipo de embarcación y los materiales que se van a necesitar en la misma como, por ejemplo, el material sanitario.
Esto es posible hacerlo únicamente en los entrenamientos. Si ocurriera un caso real, el comandante elegiría el materal básico que tendrían que llevar y realizarían briefing dentro del helicóptero, “para no perder tiempo”, explica Joaquín Perez, coordinador de operaciones del SAR.
LOS RIESGOS
Durante el briefing, el equipo va explicando los distintos problemas con los que se pueden encontrar una vez junto al barco. Uno de los riesgos más comunes es que el cable se quede enganchado a la embarcación. “Esto es común sobre todo si se da mucho cable y no está tenso”, explica Alberto, uno de los rescatadores.
En caso de que el peligro sea inminente, el rescatador dirá tres veces corta cable. En ese caso se cortará el clable mediante un corte pirotécnico, más rápido, pero que dejará inservible la grúa.
Si esto sucediera, se debería emplear la otra grúa, en el caso de que el helicóptero poseyera dos.
Por otro lado, si el peligro no es inminente, se intentaría que el rescatador lo desenganchara desde el barco. “En el caso de que no se pudiera, se cortaría con una cizalla y se intentaría recuperar el máximo posible de cable”, comenta Alberto.
Otro problema que puede darse es un fallo del gobernador. “Esto no suele suceder, pero es bueno recordarlo” explica Ignacio, uno de los pilotos. En el caso de que esto suceda, y siempre a petición del comandante, se congelaría el mando y se pasaría a control manual.
Hay ocasiones en las que las inclemencias del tiempo puede dificultar la actividad del helicóptero hasta tal punto que es imposible salir o incluso les obliga a dar media vuelta y a volver al areopuerto en mitad de la operación.
En esos casos siempre es mejor mandar un Guardamares –embarcación de intervención rápida– a la zona de los hechos.
A la hora de efectuar un rescate siempre se tiene que tener en cuenta los posibles riesgos que puede haber y efectuar un balance.
LA MISIÓN
Tras el briefing, el equipo coge el material y se monta en el helicóptero. El Helimer 209 es el que opera en la base de Jerez. Con una capacidad para 19 personas. La base de Jerez lleva operando desde 1992, con un total acumulado de 6.000 horas de vuelo.
Estos helicópteros requiere mucho mantenimiento. De esta manera, por cada hora de vuelo que efectúe, el Helimer 209 necesita siete horas de mantenimieto.
Avanzamos por tierra a 1.000 pies de altura hasta la costa de Cádiz. Una vez allí bordeamos la costa a 500 pies hasta Barbate, trayecto que dura unos 20 minutos.
El helicóptero puede llegar a alcanzar una velocidad de 120 nudos –unos 222 kilómetros por hora–. No obstante, si el viento es demasiado fuerte y el tiempo inestable, esta velocidad se verá reducida a 110 nudos.
El radio de acción del equipo de Jerez es de un máximo de 200 millas. “Lo que pasa es que, cuanto más lejos vayamos, menos tiempo vamos a tener para poder actuar sobre el lugar de los hechos”, explica Joaquín Pérez, quien comenta que, en el caso de ir tan lejos, tan sólo dispondrían de quince minutos para actuar. “Es por ello que le pedimos a las embarcaciones que se vayan aproximando a la costa a la vez que nosotros vamos avanzando hacia ellos”. Una vez visualizado el barco, el helicóptero desciende hasta los 100 pies y lanzan la línea guía al barco y luego descienden al rescatador.
Una vez en el barco, el rescatador tiene que hacer una evaluación de la situación: cuántas personas hay, en qué estado se encuentran y hacer, si fuera necesario, atenciones de primeros auxilios. Una vez realizado esto, pide que le lancen el arnés o la camilla, dependiendo del estado del tripulante, y proceden a subirlo al helicóptero antes subir al rescatador.
Por último se recupera de línea guía y volvemos a retomar los 500 pies de altura para buscar los acantilados, lugar donde se realizará el segundo entrenamiento previsto para la jornada.
Durante este ejercicio, Ángel, el rescatador, colocará al figurativo –muñeco que utilizan para los entrenamientos– en unos acantilados y procederá al entrenamiento de rescate en el agua.
Tras la realización del ejercicio volvemos a la base de Jerez bordeando la costa hasta la bahía de Cádiz y luego por tierra, volviendo a recorrer el camino anterior, pero a la inversa.
Una vez en la base se procede a hacer un segundo briefing en el que se repasa la misión de entrenamiento y se comentan todos los incidentes ocurridos, de manera que se pueda aprender de ellos y mejorar la técnica, que es el fin último del entrenamiento.
Un entrenamiento suele durar unas dos horas, y se intenta que en ese periodo de tiempo entren el máximo número de ejercicios posibles. Hoy, han sido dos.
La finalidad de los entrenamientos es, tanto mantener al equipo en activo, como preparar a los nuevos rescatadores o pilotos que se vayan incorporando a Salvamento Marítimo.
Así, dependiendo del nivel, primero se procede a entrenamiento diurno en embarcación de gran tamaño, después entrenamiento diurno en embarcación pequeña. Más tarde se entrena en el ocaso y, finalmente, se hace el ejercicio nocturno.
En el helicóptero normalmente van dos rescatadores, en el caso de los entrenamientos, se intentará hacer coincidir a uno veterano con uno en que esté aprendiendo, de manera que el primero pueda corregir en todo momento los actos del segundo.
Los equipos de Salvamento Marítimo tienen que estar preparados para hacer cualquier labor humanitaria.
Aunque hay veces que han hecho misiones en tierra, “cuando ha habido inundaciones, por ejemplo”, comenta Ángel, su labor fundamental se realiza en el mar. “Surfistas, pesqueros y pateras sobre todo”, explica Ángel, “aunque cuando hay una patera, solemos llamar a un Guardamarina, porque vienen con muchas personas y no podemos subirlas todas al helicóptero”.
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