Seguramente el presidente tiene ese prurito lógico de todos los presidentes que se niegan a que los medios de comunicación les hagan las crisis o les indiquen que tal o cual ministro está achicharrado. Pero más allá del momento en que el presidente decida remodelar su gobierno no puede ignorar que para la opinión pública, además de para la opinión publicada, Pedro Solbes ha perdido credibilidad y ya no es el político que inspira confianza para afrontar los tiempos difíciles que estamos viviendo y que desgraciadamente pueden alargarse en el tiempo.
Lo dicho por Solbes: “A ciertas edades hay que plantearse que otras cosas hay que hacer en la vida”, es toda una declaración de intenciones. Reflejan el cansancio de un hombre que lleva demasiados años dedicado a la política en la que siempre le ha ido bien.... hasta ahora. Si Pedro Solbes se hubiera retirado al finalizar la legislatura anterior ahora mismo le estaríamos añorando pensando que él si que tenía la varita mágica para afrontar la crisis. Pero Solbes se quedó después de asegurar que quienes hablaban de crisis no decían la verdad y que nuestra economía tenía una salud de hierro.
A veces, a los políticos les pasa eso, que intuyen el momento mejor para retirarse peor se dejan convencer de que son imprescindibles y repiten y es así como tropiezan con el fracaso.
Rodríguez Zapatero será quien decida el momento para sustituir a Solbes, seguramente porque no quiere dar impresión de que el Gobierno no es sólido o no sabe lo que se trae entre manos. Pero por más que se empeñe la realidad es que tiene un gobierno abrasado.
Y eso sí, tiene razón el vicepresidente Solbes, hay vida después de la política, ahora se trata de que le dejen encontrarla.