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Al compás de Huelva

La Placeta, eje de la esencia rociera

¿Qué le parecere al señor alcalde y al señor Gómez encajar un nuevo monumento exaltador de la fe rociera de Huelva?

Publicado: 19/04/2023 ·
10:24
· Actualizado: 19/04/2023 · 10:35
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  • La Placeta.
Autor

J. S. Canales

Periodista onubense con más de medio siglo de carrera profesional y una gran dedicación a su tierra, autor de varios libros y reconocido con el Premio de Periodismo Ciudad de Huelva en 2008

Al compás de Huelva

Plasma la historia reciente de Huelva y toma el pulso de la actualidad onubense, además de ser un altavoz de las necesidades de la capital y la provincia

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El otro día pasé por La Placeta, pero aquello no era La Placeta de mis años-niño. La Placeta que estaba contemplando era como una especie de revulsivo para que soñásemos cómo iba a ser La Placeta con una nueva cara y, sobre todo, para bien de todos, exenta de tráfico rodado y, para mí y seguro que para otros muchos onubenses soñadores y realistas, La Placeta de esos días de Semana Santa. A lo que iba, La Placeta de esos dos días, antesala de la romería del Rocío. La Placeta estaba en obras y pude constatar opiniones para todos los gustos y, por citar un ejemplo, para el quiosquero, en medio de esa marabunta que generalmente supone una obra pública de tanta envergadura y -dicho sea con corazón y sinceridad- suponía la ilusión de poder vivir una nueva etapa de su vida en tan privilegiado enclave…

Sí, hasta me permití el lujo de soñar un poco y situarme -distancias aparte, pero amor al terruño ante todo- en la Puerta del Sol de Madrid. A muchos tal vez no le agrade la comparación, pero lo cierto es que, tal vez un poco en miniatura, aquello me estaba recordando la Puerta del Sol con ese trasiego peatonal que ahora la caracteriza y que, situándome en Huelva, la presiento pasando por allí nuestras entrañables hermandades del Rocío. Y no digamos en Semana Santa, y ahora, de momento, vislumbrando su futura fisonomía, en el eje central del nuevo espacio peatonal, con las calles Plus Ultra, José Nogales, Gravina, Marina y Las Bocas. Sí, allí, en medio de esa marabunta de hombres y máquinas, se está fraguando una Huelva que para muchos resultará ¿extraña?

Sí, como el otro día subrayaba en una televisión local el primer teniente de alcalde que, abreviando, aglutina el urbanismo de la ciudad, ahora mismo habrá -o hay- opiniones para todos los gustos, pero lo importante será el resultado final de una obra tan ingente y complicada que estoy seguro deparará más de una sorpresa, y pienso que será sobre la base de opiniones para todos los gustos, igual que sucede en la viña del Señor. Lo cierto es que me decanto por lo positivo y, por eso, me atrevo a entrever algún olvido, muy humano ante todo, pero siempre subsanable para mejor. Sí, porque el otro día, en medio de esa entrañable encrucijada de calles y con un pavimento diáfano y lleno de contrastes y luminosidad, encajaría algo perfectamente acorde con las tradiciones rocieras de los traslados de esos miércoles y jueves camino de El Rocío.


Sí, ¿qué le parece al señor alcalde y al señor Gómez encajar un nuevo monumento exaltador de la fe rociera de Huelva? Sí, un conjunto monumental discretamente elevado sobre el pavimento con un rociero y una rociera portando, a caballo, como está mandado, sendos simpecados de las hermandades que nos singularizan cuando llega Pentecostés. Sí, amigos ciudadanos y equipo responsable de este tipo de actuaciones: que la peatonalización tenga un singular referente y que, como en la Puerta del Sol destaca el Oso y el Madroño, qué menos que aquí alardeemos de lo nuestro: el Rocío y, además, contando de antemano con el que podría ser el artífice de la obra, ese escultor imaginero que todos conocemos, aunque la designación no me corresponde a mí. La Placeta sí que podría pasar a la historia después de tantos y tantos años a su deriva. La ocasión no puede ser mejor para poner ese broche de oro que con tanta ilusión aguardamos los onubenses. Al son de ¡Huelva, Huelva, Huelva!

 

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