El agente de Policía Judicial de la Guardia Civil que exploró la escena del crimen machista que se produjo en Huércal de Almería (Almería) en enero de 2017 ha señalado este martes la "agresión brutal" que se produjo en el dormitorio de la víctima a partir de los "signos de lucha" y restos biológicos recogidos en la habitación, sentido en el que ha opinado que la joven "pudo ser sorprendida en la cama" ya que de lo contrario "habría habido más lucha".
Así lo ha trasladado durante su declaración como testigo-perito en el juicio con jurado que se celebra en la Audiencia Provincial de Almería, en la que ha reconstruido la escena y ha detallado que el ataque presuntamente efectuado por Francisco Salvador S.G., para quien la acusación y la Fiscalía piden prisión permanente revisable, se produjo en el dormitorio, primero en la cama y posteriormente en el suelo, de forma que se halló bajo la cama una cadena de plata de la mujer.
En la agresión se habría empleado la lámpara de noche como objeto contundente en el ataque además de un cuchillo. Asimismo, se detectaron restos de haber arrastrado el cuerpo hasta el baño contiguo al dormitorio, y en el baño, cubos de agua con los que se habría tratado de limpiar la escena y el cuerpo de la mujer.
Las averiguaciones de los agentes que exploraron la vivienda dibujan así un recorrido por parte del sospechoso en el que, tras estar en el baño, habría vuelto a la habitación para asomarse por la ventana --supuestamente al advertir ya presencia policial en torno a la casa-- y posteriormente descender por las escaleras hasta la parte baja de la vivienda, donde no había restos de lucha.
Las pisadas de calcetín ensangrentado acaban en la barra que separa la cocina del salón, donde estaba además el bolso de la víctima. A partir de ahí, dichas huellas desaparecen, con lo que los agentes deducen que el acusado "se calza" en este espacio. Las marcas de sangre siguen en la manivela de la puerta trasera de la casa, la barra de la barbacoa del patio posterior y el muro de dicho patio que da acceso a la parte exterior de la vivienda, hacia la calle trasera donde los investigadores vieron por primera vez al sospechoso mientras se alejaba.
En la exploración de la escena, el testigo-perito ha destacado las proyecciones de sangre a unos 30 centímetros del suelo, que indicaba que la misma "estaba saliendo", así como el hallazgo de "una pegatina azul del médico, como cuando te ponen un electro", que sería compatible con las que llevaba el acusado, quien antes de acudir allí había sido atendido en el Hospital Torrecárdenas por haber ingerido alcohol. También ha incidido en el resto de vestigios de la víctima, quien presentaba un "corte muy profundo" en el cuello, así como una "gran lesión en el brazo" compatible con un "intento de protegerse".
EL ACUSADO APUNTÓ A UNA TERCERA PERSONA
El hombre acusado de matar a Antonia G.A. salió de la vivienda por la puerta trasera de la misma tras detectar la presencia policial, para lo que escaló por el muro del patio posterior para acceder a la calle y escapar a través de una finca, si bien en su recorrido fue sorprendido por los agentes, ante los que manifestó que una persona había acabado con la vida de su amiga, según el relato de los agentes.
Los guardias civiles han detallado la actuación desarrollada en los primeros momentos después de que la vecina de la víctima diera aviso a la Guardia Civil y alertara de lo sucedido a un agente de Policía Local que pasaba por la calle tras escuchar "ruidos" en la vivienda, "como si se movieran muebles" y que siguieron a un "llanto o lamento".
Según han apuntado los agentes que practicaron la detención, el acusado fue visto después de que se exploraran las entradas delantera y trasera de la vivienda, que estaban cerradas y no habían sido forzadas. Fue un "ruido" proveniente de la zona el que llevó a los agentes a revisar nuevamente la parte posterior de la casa ubicada en el Paseo del Generalife, de forma que vieron a unos 30 metros de ella al sospechoso alejarse por la calle Babilonia.
Los agentes siguieron de cerca al acusado, quien "al percatarse" de la presencia policial "saltó una valla" y se metió "en un huerto" y de ahí "en un túnel" en el que pasó "varios minutos" hasta salir por el otro extremo, donde fue interceptado por los agentes "totalmente manchado de sangre, en la ropa y en la cara, y en estado nervioso".
"Cuando le preguntamos nos manifiesta que venía de casa de una amiga y sobre la sangre nos dice que ha forcejeado con una persona y que esta persona ha cortado el cuello a su amiga", han detallado los agentes, quienes han apuntado que no detectaron que el acusado hubiera ingerido alcohol o presentara signos de estar ebrio pese a que el mismo aseguró que la noche anterior a los hechos había consumido "13 o 14 cervezas" y "ocho o nueve copas", por lo que había sido derivado a los servicios de urgencias del Hospital Torrecárdenas.
Aunque los agentes han señalado que no comprobaron específicamente si el sospechoso "olía a alcohol" puesto que "la prioridad era entrar en la vivienda" tras el arresto, sí han asegurado el detenido caminaba recto, atendía correctamente a las órdenes que le daban, ofrecía respuestas "para justificarse" y, aunque estaba "muy nervioso", no "balbuceaba como si estuviera bebido".
EL ACUSADO TENÍA UNAS LLAVES
Los agentes han explicado además que el acusado fue registrado antes de ser introducido en el coche policial, de forma que se encontraron en su poder unas llaves que les permitió entrar en la vivienda por la puerta principal, según han indicado en la sala; un aspecto que la defensa ha puesto en contradicción con lo declarado en instrucción cuando, según ha incidido, se habría testificado que la entrada se hizo por la parte trasera.
La entrada en la casa se produjo entre unos "15 o 20 minutos" después de que la Policía Local y la Guardia Civil se presentara en la vivienda y se inspeccionaran los accesos, se llamara al timbre y se decidiera llamar a los bomberos para que facilitaran el acceso. Durante ese mismo tiempo, la vecina que alertó, quien ofreció incluso a los agentes herramientas para entrar en la casa, avisó de que la persiana del dormitorio de la víctima había sido bajada desde la primera vez que miró la fachada esa noche.
Cuando entraron, los agentes observaron que la escalera había pisadas con manchas de sangre en sentido descendente, de manera que siguieron el rastro hasta la parte superior de la vivienda donde encontraron el cuerpo de la víctima "con heridas incompatibles con la vida" en el baño, con lo que abandonaron el lugar y aseguraron el inmueble para no contaminar la escena.
La vecina que alertó a los agentes ha indicado que fue sobre las 7,15 horas cuando se despertó debido a los ruidos de la vivienda, por lo que salió a la calle y miró hacia la casa de la víctima, que tenía "las persianas subidas". Así, ha dicho que su hija, cuyo dormitorio pegaba a la pared de la casa de la víctima, sí pudo escuchar la voz de un hombre "que decía 'cállate'".
"Ponía la oreja y escuchaba un llanto, un lamento" ha explicado la mujer, quien ha indicado que aquello "no fue una cosa rápida", que reclamó varias veces que se abriera la puerta de la vivienda y que incluso pudo escuchar sonidos hasta "dos minutos" antes de que el sospechoso fuera detenido, según su versión.