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Almería

Meditación desde el Himalaya en la prisión de Almería

En la prisión de la capital almeriense ya se imparten desde hace tiempo clases de yoga

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  • Centro penitenciario de El Acebuche. -

La meditación se ha practicado durante miles de años y puede producir un estado de relajación profundo y una mente tranquila, ya que ayuda a concentrar la atención y eliminar el flojo de pensamientos confusos que pueden provocar estrés, y ahora esta técnica ha llegado desde el Himalaya al centro penitenciario ‘El Acebuche’ de Almería.

Ha sido en una sesión desarrollada este martes de la mano de Vimal Prasad, un hindú que durante años residió en esta cordillera, en la que aprendió y practicó “técnicas de meditación y poder mental”, para fortalecer la mente o separarla de “una emoción o un proceso emergente en tu cabeza”, manifiesta a EFE.

En la prisión de la capital almeriense ya se imparten desde hace tiempo clases de yoga. Y precisamente, gracias a una de las profesoras, Marit Schmeling, Prasad ha tenido la oportunidad de llevar sus enseñanzas a la cárcel, ya que ésta conocía a Sandra Egnolff, la alemana residente en Bédar (Almería) que lo ha traído hasta Almería y ha hecho de intérprete con los reos.

Prasad recuerda cómo durante la pandemia decidió “trabajar sin tocar el dinero”, quería ser “impotente”, porque “cuando tienes dinero, tienes poder para comprar algo”. “Así que, básicamente, crees en la naturaleza y todo lo que te llega, lo tomas”, incide.

Una historia que pudo relatar a unos 200 internos de ‘El Acebuche’, a los que ha mostrado unas “técnicas para tener una vida mejor”. “Pensé que estas técnicas pueden ser utilizadas por cualquiera”, afirma.

Explica que tenía alumnos que acudían a dónde residía, pasaban con él unas semanas, y luego retornaban a su lugar de origen. “Me pidieron que viniera aquí, porque algunos eran muy pobres, no tenían dinero para tomar un vuelo, ir a la India y luego regresar”, así que comenzó a acudir él a Europa a compartir sus experiencias”.

Hace unos cinco años conoció a Egnolff y comenzó a realizar este tipo de actividades con ella, así hasta que surgió la ocasión de poder acudir a realizarlas en ‘El Acebuche’, dónde compartió este martes dos horas en la que es su primera experiencia dentro de una prisión.

“Fue bastante interesante porque, como ser humano con juicios, siempre juzgamos todo el tiempo y este es un proceso que sucede automáticamente. Ves a estas personas que han cometido delitos, y puedes ver en sus caras que podrían ser gente de la llamada “peligrosa”, y estaban ahí sentados para escuchar a alguien hablando sobre meditación”, desvela.

“Comenzaron a hacer preguntas sobre mí, ella (Sandra Egnolff) me presentó y, de repente, se interesaron por mi vida. ¿Qué hiciste en el Himalaya? ¿Cómo fue? Así que empecé a hablar de todas las experiencias duras que tuve, porque quería conectar con ellos. Quería acercarme a ellos como un hombre que es normal, humano, que comete errores y aprende de ellos”, manifiesta.

En especial, se sorprendieron cuando les relató cómo era su vida en un monasterio del Himalaya, en una “diminuta habitación” en la que no tenía nada para cubrirse del frío por la noche, y en la que los 365 días del año comía la misma “comida muy simple”, sin cambios”.

El visado de Prasad terminará pronto y tendrá que regresar a la India, pero tiene claro que le haría “muy feliz” repetir una experiencia como ésta. Y es que, considera, que quien hizo algún mal tiene que aprender a no volver a hacerlo, pero también debe ser aceptado cuando salga a la calle. “Eso no debería destruir todo su futuro. Y tampoco debería regresar y hacer algo malo y terminar nuevamente en la cárcel”, dice.

Cree que la sociedad tiene esa responsabilidad, especialmente en el caso de Europa, dónde “todos reciben educación y todos entienden lo que sucede en el mundo”. “Al menos en esta sociedad, no quieres que alguien que cometió un error, fue a la cárcel, regrese y no haya tenido la oportunidad de tener una vida mejor, y luego vaya consumir drogas o matar a alguien y volver de nuevo”, incide. 

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