El pasado 23 de abril de 2021 se llevó a cabo la reinauguración de la biblioteca ‘Julio Mariscal’ ubicada en el Colegio Nuestra Señora de las Nieves. Aunque se hable de reinauguración, lo cierto es que dicha biblioteca no ha dejado nunca de estar activa, pues es visitada semanalmente por el alumnado del centro, siendo habitual la realización de actividades de fomento de la lectura por parte del profesorado. Sin embargo, es de tanta envergadura la transformación estética que se ha llevado a cabo en la misma, que ha valido la pena organizar el evento.
El acto contó con la presencia de la Delegada municipal de Educación, Ana Carrera. El principal responsable de este trabajo es el maestro del centro José Luis Aranda Andrades, aunque con la inestimable colaboración de los hermanos David y Luis Botejara y, ocasionalmente, otros profesores del colegio. José Luis fue el encargado de abrir de manera simbólica las puertas y de hacer pasar a la comitiva de invitados al interior de la estancia. Una vez dentro explicó a los presentes las técnicas que ha utilizado para convertir el aula en un lugar acogedor y atractivo y que, al mismo tiempo, haga volar la fantasía de los niños y niñas que la van a frecuentar.
La segunda parte del acto fue coordinada por el poeta Pedro Sevilla, quien invitó a leer unos artículos previamente publicados en el periódico ‘Viva Arcos’ a sus autores: Antonio Apresa, Antonio Domingo Gómez y Jorge de Arco (éste último mediante una grabación de vídeo). Los citados narraron cómo fue y qué circunstancias, su primera experiencia lectora con el ‘Quijote’. Antonio Bautista preparó para la ocasión un atrezzo que evocaba un escritorio de época como complemento perfecto a tan bella estancia.Finalmente, tras la visualización del vídeo enviado por Jorge de Arco, Antonio Apresa donó uno de sus libros para esta biblioteca, no sin antes firmarlo, con lo que se dio por terminado el evento.
He aquí el artículo leído por Antonio Apresa: "La pandemia con su acopio de dolor e incertidumbre, reestructura el censo de los pueblos y nos cambia las formas de reunirnos. Este año, ante la imposibilidad de celebrar el Día del Libro como es tradicional, leyendo párrafos del Quijote, nuestro querido paisano y amigo Pedro Sevilla me llama por teléfono para decirme que escriba algo sobre mi experiencia vital con esa magna obra. Y yo, con esa pizca de desvergüenza e inconsciencia en las que uno cae algunas veces, acepto encantado el reto. Mi primer encuentro con el Quijote fue en la escuela, a finales de los años sesenta. Yo era solo un niño, pero recuerdo bien los párrafos y las ilustraciones referidos a aquel llamativo personaje en nuestro libro de lectura, y al Hermano Maurino engolando la voz para decirnos con su peculiar tono de bondad y entusiasmo: <<No le des importancia al resultado, valora el esfuerzo>>. Y esa fue quizá la primera frase que aprendí, entre las incontables que atesoran la sabiduría de esta obra única. Dos o tres años después, la película llegó a nuestro recordado, tristemente desaparecido, “Imperial Cinema”. Alentados por los profesores, fuimos a verla un buen grupo de alumnos. Disfrutamos con las aventuras y desventuras de aquellos dos amigos. Cada uno con su punto de cordura y de locura, que nos hicieron reír y hasta consiguieron que se nos saltaran las lágrimas. Las mismas que brotan ahora al evocar aquella escena de mi vida y volver a ver los rostros de esos chiquillos con los que compartí infancia. <<Cuando entras en el corazón de un amigo, no importa el lugar que ocupes, lo importante es que nunca salgas de ahí>>. Esa es otra de las primeras enseñanzas que aprendimos en el Quijote, que el corazón es el espacio donde vive la verdadera amistad. En el verano del setenta y ocho nos vinimos a Jerez. La pena por la muerte de mi padre dos años antes, los amigos, la chica que empecé a conocer en los bancos del Paseo… Arrastrar todo ese equipaje emocional al abandonar el pueblo de un día para otro, me dejó bastante tocado. Y en esos largos días de deriva, milagrosamente llegó a mis manos ‘El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha’, ¡bendito bálsamo de Fierabrás! Me aferré a él como un náufrago a un madero, ese madero me llevó a otros y, para no irme a pique, todavía sigo aferrado y confiando en los libros. Así que entre otras tantas cosas, lo primero que me enseñó este libro único es el valor del esfuerzo; luego, me ayudó a apreciar la verdadera amistad; y en tercer lugar, me mostró una ruta para navegar en libertad: << La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierran la tierra y el mar>>.
Y el de Jorge de Arco: "Hace ya muchos años que me encontré por vez primera con D.Quijote de la Mancha. En un lugar privilegiado del salón de casa, mi padre guardaba un ejemplar grueso, de color rojo, editado en cartoné y con unas bellas ilustraciones. Largo tiempo que aquel volumen no fue para mí sino mera contemplación, una aventura por iniciar, una ilusión futura. Pero llegó, finalmente, el día en que me subí a una escalera para tenerlo entre mis manos. Tenía 16 años y, en lontananza, andaba mi deseo -luego cumplido- de ser filólogo y profesor. Debo reconocer que el número de páginas me resultó un tanto disuasorio; sin embargo, a medida que iba adentrándome en sus páginas, percibía cómo aquella historia tenía todos los ingredientes necesarios para pasarlo bien. Había ingenio, ironía, amores, batallas, amistades, deslealtades, humor, fantasía… Y empecé a entender, aún mejor, que un libro era una fuente de intercambio de experiencias de vidas pasadas, la memoria de la humanidad, la clave de la inspiración de nuevos ideales, una forma de fantasear y de unir nuestros sueños con la realidad, una base sólida para crear nuevos anhelos, e incluso cambios estructurales en la sociedad. Al cabo, tanto Don Quijote, como todos cuantos integran esta obra maestra, nos hacen tocar con el dedo la magia de la literatura porque, a través de sus almas, también los lectores nos vamos sintiendo poco a poco más quijotescos. Claro que la realidad, para nosotros, no es el mundo de caballería, sino el de la lengua y la cultura en que Miguel de Cervantes nos va sumergiendo. Muchas veces he vuelto a las andanzas de este inolvidable caballero. Y, cada vez, descubro renovados valores creativos, artísticos y formativos, que me permiten aumentar a mí, y a cualquiera que se acerque hasta él, nuestro enriquecimiento cultural, nuestra sensibilidad y, en definitiva, el fomento de actitudes favorables hacia el amor presente y futuro por la lectura. En este Día del Libro, quiero reivindicar el inmenso legado que nos dejó nuestro más grande escritor y su más popular protagonista. Porque, sorprende, como tantos siglos después su vigencia y su magisterio siguen latiendo con tanta fuerza. En Don Quijote de la Mancha podemos hallar el principio y el origen de la libertad intelectual, un territorio de ilimitadas posibilidades, un universo de ideales propios y comunes. Pasen y lean. Ayer y hoy y siempre, porque, al cabo, los libros son puertas que nunca nadie podrá cerrarnos".