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Sanlúcar

Una sanitaria de Sanlúcar, de las primeras en vacunarse contra la Covid-19

"En cuanto me he puesto la vacuna lo primero que he sentido es protección a nuestros mayores, responsabilidad, orgullo y esperanza"

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  • Alejandra Díaz Jaramillo, en el momento de la vacunación contra la Covid-19- -

Aún le queda una segunda dosis, el próximo 21 de enero, pero desde este domingo Alejandra Díaz Jaramillo se siente más segura. Desde julio de 2019 esta sanluqueña trabaja como sanitaria en la UCI del Hospital de Jerez, lo que le ha permitido ser de las primeras en recibir la vacuna contra la Covid-19, una pandemia que ha marcado sus últimos meses de trabajo como una experiencia difícil de olvidar en una UCI Covid. "Para mi ha marcado un antes y un después en mi vida en todos los sentidos", asegura.

Quizás por ello no lo dudó un segundo cuando hace unos días su coordinadora le preguntó si quería ser voluntaria en el programa de vacunación. Faltaban unos días para que las primeras vacunas llegaran a España. "No me lo esperaba, pero ni me lo pensé". Junto a ella, otros cuatro sanitarios de la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital de Jerez recibían este domingo la primera dosis de la vacuna contra la Covid, de los 150 que conforman ela UCI. Al Hospital de Jerez llegaron ayer 40 vacunas. "Me siento afortunadade poder aportar un granito para que los pacientes puedan salir de este calvario". "En cuanto me he puesto la vacuna lo primero que he sentido es protección a nuestros mayores, responsabilidad, orgullo y esperanza", ha relatado Alejandra a este medio.

Una luz de esperanza al final de un túnel que en los últimos meses estaba impregnado de oscuridad. "Esta etapa de pandemia nos ha agotado física y mentalmente pero hemos aprendido en tiempo récord", relata. Y es que su experiencia, como la de miles de sanitarios durante esta pandemia, ha sido muy dura. "Son muchos meses de pandemia, están siendo muy duros para todo el equipo ver cómo pacientes se nos van en la soledad sin tener contacto con ningún familiar...", cuenta Alejandra, para quien uno de los momentos más difíciles es cuando tiene que comunicar a un paciente que deje su móvil en la mesilla porque va a ser intubado sin saber si va a salir adelante o no. Unas situaciones en las que cobra fuerza el carácter vocacional. "Trabajar día a día con pacientes críticos e intubados no es fácil y provocamucho estrés pero es mi pasión y vocación, y me siento totalmente realizada a nivel personal y profesional", afirma.

Ahora acudirá más segura a su trabajo aunque aún le queda una segunda dosis dentro de 21 días para conseguir la ansiada inmunidad frente al coronavirus.

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