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“En Francia no hubo debate sobre si retomar o no las clases presenciales”

Un profesor jerezano que imparte español en Thouars afirma que los alumnos van al instituto tranquilos. Los docentes, también. "Debemos convivir con el virus"

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  • Imagen de un centro escolar francés en la nueva normalidad. -

La primera semana del curso escolar en Francia se ha saldado con 22 centros cerrados por Covid de los 60.000 con los que cuenta el país. "Aquí no ha habido histeria alguna por el regreso a las aulas ni tampoco debate sobre si había que volver o no a clase para retomar la docencia presencial", asegura Miguel Sendra, jerezano que imparte la asignatura de español en el Lyceé Saint Charles, en la ciudad de Thouars, de unos 10.000 habitantes y a 350 kilómetros de París.

"El ministro de Educación fue bastante claro: el perjuicio que se haría a los alumnos si no se reanudaba el curso escolar es mayor que el riesgo de contagiarse ", explica. "Y yo estoy de acuerdo. Como nos dijo el director de nuestro instituto, monsieur Locquet, debemos convivir con el virus", añade.

El Gobierno de Emmanuel Macron elaboró un protocolo de solo siete páginas, "contando con la portada", remarca Sendra. El documento obliga a los alumnos de más de 11 años a llevar mascarillas, tanto en el interior como en el exterior de las instalaciones y descartaba su uso en los de Primaria porque la podían portar mal o tocarse con las manos sucias, "sería contraproducente".

El protocolo establece, asimismo que los padres no llevarán a los hijos al colegio si tienen más de 38 grados de temperatura y otras medidas similares a España, como desinfectar las aulas y ventilarlas con frecuencia.

Sendra destaca que en mayo (cuando se retomaron las clases presenciales de manera voluntaria en grupos reducidos) prohibieron que los alumnos cambiasen de sala, pero ya pueden. Tampoco es obligatorio ya mantener la distancia. "Imparto la asignatura a grupos donde hay hasta 31 alumnos y obviamente la distancia de seguridad no se cumple pero los alumnos están asistiendo al centro tranquilos y confiados", cuenta.

Igual que los compañeros del claustro, la mayoría de ellos cerca de los 62 años que marcan la jubilación. "Estamos intentando volver a la normalidad, sin restarle importancia al virus, pero volver a los centros educativos ayuda. Quizá había que mandar en España un mensaje de serenidad", concluye.

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