El G20 afirmó este miércoles que "no escatimará esfuerzos" para apoyar la economía y controlar la pandemia, a la vez que avaló la suspensión temporal del servicio de deuda de los países más pobres hasta final de 2020, mientras que el FMI pidió "esfuerzos adicionales" para estabilizar la economía global tras la crisis.
"Estamos decididos a no escatimar esfuerzos, tanto de manera individual como colectiva, para proteger vidas, poner la pandemia bajo control, proteger empleos e ingresos, apoyar la economía durante y después de esta fase y asegurar la resistencia del sistema financiero", dijo el grupo en un comunicado al término de la reunión virtual de sus ministros de Economía.
La pandemia del coronavirus provocará que la economía mundial caiga en una recesión del 3 % en este año, una cifra no vista desde la Gran Depresión de 1930, según las proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI).
"Lo alentador es que muchos países han desplegado ya medidas extraordinarias, incluidas de política fiscal, que suman cerca de 8 billones de dólares y las inyecciones de liquidez de los bancos centrales ascienden a más de 6 billones de dólares", dijo Kiristalina Georgieva, directora gerente del Fondo, en rueda de prensa.
"Sí, ha habido coordinación sustancial. Pero dada la gravedad de la crisis, se requerirán esfuerzos adicionales significativos", advirtió.
La medida concreta y más contundente anunciada hoy por el G20 es la moratoria al pago de los servicios de la deuda de los países más pobres.
El grupo está presidido este año por Arabia Saudí e incluye a los principales economías avanzadas y en desarrollo.
"Aprobamos una suspensión temporal del pago de los servicios de la deuda para los países más pobres que pidan contención (...) Todos los acreedores bilaterales oficiales participarán en esta iniciativa", agregaron.
La propuesta apunta a un plazo desde mayo hasta final de año, aunque los participantes se han mostrado dispuestos a revisarla y prolongarla de cara al próximo año.
El apoyo del G20 era clave, ya que incluye a China, dado que en los últimos años el gigante asiático se ha convertido en uno los principales prestamistas de los países en desarrollo.
Asimismo, el grupo instó "a los acreedores privados, a través del Instituto Internacional de Finanzas, a participar en la iniciativa en términos comparables".
Casi 80 países podrán acogerse a esta suspensión de deuda, y reencaminar recursos a enfrentar la pandemia del coronavirus.
En un comunicado conjunto, Georgieva y David Malpass, presidente del BM, calificaron "la iniciativa de poderosa y de rápida acción" que "ayudará a proteger las vidas de millones de personas en los países más vulnerables".
De acuerdo a Malpass, los países más pobres encaran el pago de servicios de deuda en lo que resta de 2020 por valor de 14.000 millones de dólares.
Aunque han aplaudido la iniciativa, las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) han pedido mayor ambición y valentía a los países avanzados.
"Es una decisión importante por parte del G20, pero hay que hacer mucho más para encarar este momento de necesidad sin precedentes y salvar millones de vidas (...) que se ven golpeadas por este tsunami económico", explicó Nadia Daar, directora de la oficina de Washington de Oxfam, en una nota enviada a Efe.
Daar recalcó que "la suspensión de la deuda de los países ricos solo es una parte del rompecabezas" ya que "los países pobres deben enormes sumas a bancos privados e inversores ricos en Nueva York y Londres".
"(Estos bancos e inversores privados) deben ser forzados a cancelar sus deudas y que no queden sujetos a acciones voluntarias", sostuvo, al indicar que las estimaciones de la ONU señalan que los países en desarrollo necesitarán un billón de dólares en suspensión y cancelación de deuda para capear la tormenta económica.
El FMI y el BM celebran esta semana su tradicional asamblea de primavera, en la que se congregan los principales líderes económicos mundiales, pero en esta ocasión adopta un formato virtual debido a la pandemia del coronavirus.