Los albañiles de la comparsa de Iván Romero tuvieron que parar su obra por el descubrimiento de un sarcófago. Gracias a ello pudieron interpretar su repertorio sobre las tablas del Falla con el marcado estilo de su autor, a lo que dedicaron precisamente el primero de los pasodobles.
En la segunda letra, en cambio, defendieron los reconomientos y homenajes a los carnavaleros en vida y no “guardarse los besitos para los tanatorios”.
Los cuplés fueron para el propio tipo de la agrupación y para un anuncio televisivo. Ameno y simpático popurrí.