Y es que El vencedor está solo, publicada por Planeta y que hoy sale a la venta en España, retrata dos trepidantes días con trama criminal en Cannes, donde además de buen cine también se dan cita la vanidad, el poder, el lujo, la fama y los sueños rotos de aspirantes a estrellas, lo que, explica Coelho a Efe, es “un reflejo de lo que podría pasar en cualquier rincón del mundo donde exista el ser humano”.
“Todo lo que pasa en Cannes podría pasar en el pueblo donde vivo en Ginebra, en la selva Amazónica o en cualquier sitio”, subraya el autor de El alquimista, el mago de Brasil, un ser humano que sabe de lo que escribe porque él mismo vivió al límite y encontró la paz y la armonía despojándose de lo superfluo y quedándose con lo esencial, como por ejemplo el placer que le provoca subir a una montaña y caminar bajo la lluvia.
Y esta concentración de emociones y debilidades humanas que se dan cita en Cannes las ha tomado el escritor para explorar “la manipulación del mundo de los sueños” y comprobar que “el vencedor está solo cuando se despoja de sí mismo, cuando deja que sus sueños sean manipulados por otros”.
“Hablo de la vanidad pero no la critico totalmente, porque todos somos vanidosos y algo de esta vanidad es necesaria, y ya lo dijo Salomón: ‘todo lo que hay bajo el sol es vanidad’, pero me interesa –precisa– cómo para algunas personas la felicidad está en las marcas, en la imagen, en el dinero, y cómo destruyen sus vidas para conseguirlo. La felicidad está en lo sencillo, en lo esencial”, recalca.
Pero este escritor que ha encontrado en la espiritualidad el camino, que conecta con millones de lectores en todo el mundo y que cree que ello se debe a que escribe “con honestidad”, reflexiona sobre el amor y sobre los nuevos ricos forjados tras la caída del muro de Berlín en la Europa del Este.