El pasado martes el incomparable Willy Toledo tenía que haber comparecido en sede judicial por la causa abierta contra él por ofensa a los sentimientos religiosos. La denuncia, presentada por la Asociación de Abogados Cristianos, hace referencia a un post publicado por Toledo en 2017 en el que denunciaba el proceso penal abierto contra cuatro activistas feministas de Sevilla y Málaga por salir en procesión con un gran coño de plástico, bautizado como “Santo Coño Insumiso”, en denuncia de la precariedad laboral, en 2014. En el post del actor se leía la frase: “Me cago en la conquista genocida de América, me cago en Dios, me cago en la Virgen del Pilar. Viva el coño insumiso”. Todo muy bonito y ético como ustedes pueden imaginar.
Pues bien, Toledo excusa su ausencia (como si de una merienda de amigos se tratara) bajo el peregrino argumento de que “no considero que haya cometido ningún delito” (sic). La verdad que allá él con sus acciones, que indudablemente y según los más básicos principios de la física, deberán tener una reacción.
Pero su comparecencia, ahí es el hecho en el que me quiero detener, fue en un salón parroquial de la Parroquia de San Carlos Borromeo, en Entrevías (Madrid). El titular de la misma, el cura Javier Baeza (reconocido activista en diversos temas poco pastorales) ha afirmado que “el Consejo Pastoral acoge y agradece que nuestro compañero y feligrés esté hoy aquí”. La guinda de su intervención es la comparación de Toledo “con los refugiados y con los desahuciados”. Espero que el titular de la diócesis de Madrid tome buena nota de esto. Con lo necesarios que son los sacerdotes en el tercer mundo en misiones…
Todo aquel circo de varias pistas se llevó a cabo bajo la presidencia de una imagen de un crucificado. Allí se sentaron ilustres personajes como los actores Javier Bardem, Alberto San Juan, Leo Bassi, Isabel Elbal (abogada y profesora especialista en derecho penal), María Eugenia Palop (profesora de filosofía del derecho en la Universidad Carlos III) y el teólogo Benjamín Forcano, que comparó las palabras de post de Willy Toledo con la parte de los Evangelios en la que Jesús de Nazaret expulsa a los mercaderes del templo. Como ven, lo mejor de cada casa.
Y dado que María Eugenia Palop señaló que “no existe el derecho a sentirse ofendido, el derecho de expresión incluye la caricatura y la mofa”, yo voy a seguir pensando lo mismo de esta gente, especialmente de Willy Toledo. La diferencia es que por educación y respeto a ustedes que me leen cada jueves no voy a decirlo. Y además ya se lo imaginan.