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El Puerto

Gran Motorada para la hostelería y el centro

Las expectativas giraban en torno a la posibilidad de lleno absoluto o resultados más flojos debido a la coincidencia con la Feria del Caballo de Jerez

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  • El ambiente de la Motorada -

El centro de la ciudad ha sido un hervidero de motos, visitantes y portuenses, que han disfrutado este fin de semana pasado de la fiesta del motor, la Motorada. Un centro de la ciudad que ha vivido un gran fin de semana, ya que ha ganado la hostelería, el hospedaje, los establecimientos hosteleros y el turismo en general.

Pero también Valdelagrana y la línea de costa han experimentado una gran Motorada, a pesar de que las expectativas estaban divididas entre los buenos resultados y el posible efecto adverso que podía tener la Feria del Caballo, de Jerez de la Frontera, en la Motorada.

El día grande de este fin de semana ha sido el sábado, en que hubo mucho ambiente en la calle desde temprano, con gente comiendo en las terrazas y consumiendo en los establecimientos del centro, alargándose la fiesta hasta altas horas de la noche. Eso sí, conforme iba pasando la tarde, los que estaban disfrutando del paso de motos por la zona del parque Calderón comenzaron a desmadrarse, de manera que mucha gente invadió la calzada, sin tener en cuenta que estaba determinada para las motos solamente.


Con todo, no hubo muchos problemas e incidentes que lamentar. Pero el ambiente del viernes también es destacable, así como del domingo, en que muchos visitantes aprovecharon para disfrutar de la meteorología, sobre todo en terrazas al sol o a pie de playa. “Hemos tenido un lleno absoluto, y eso nos alegra mucho, porque nos ayuda a llegar al verano y nos ha facilitado contratar a alguna gente estos días. Aunque sea cuatro días, creemos que es importante dar trabajo a varias personas”, explica un comerciante del centro, que se alegra de que “nuestra terraza haya estado a pleno rendimiento e incluso se haya quedado pequeña. Y está claro que los que estábamos llenos hemos dado la posibilidad de que otros locales se llenaran, al final ganamos todos”.

En cuanto a la ocupación hotelera, los distintos establecimientos hoteleros situados en el centro han registrado un lleno absoluto. “Hemos estado al cien por cien desde el primer momento. Desde hace meses tenemos muchas reservas cerradas, e incluso de años anteriores, y las que no estaban cerradas se han ido completando estos días. Porque el motero quiere tener cerca el centro, la moto y dónde comer y dormir”, indican. Pero la playa no se ha quedado atrás. En Valdelagrana, los bares y establecimientos hoteleros han corrido la misma suerte que en el centro.

“No hemos dado a basto para recibir a tanta gente como ha pasado por aquí”, indica el trabajador de un restaurante. “Es flipante ver esto lleno y gente en la barra esperando. Me recuerda a los buenos tiempos, a hace muchos años, cuando la Motorada traía cantidad de gente. Y ahora parece que volvemos a recuperar lo que habíamos perdido”.

En la zona de Puerto Sherry, donde están ubicados dos de los establecimientos que peor parados salieron del temporal que azotó a la ciudad en el mes de marzo, teniendo incluso que cerrar para poder restablecerse, también están contentos con los resultados. “Hasta el domingo ha habido mesas llenas. Y es una alegría poder decirlo, porque hemos pasado muy mal invierno, ya que hemos tenido muy mal tiempo”. Y es que, como admiten, otros años la meteorología ha dado tregua y a lo largo del otoño y el invierno ha habido un gran chorreo de gente en estos establecimientos, animados por el sol o los días de mejores temperaturas, pero entre finales de 2017 y principios de 2018 los resultados han sido negativos, y en algunos casos incluso han perdido, ya que han tenido que adecuar sus establecimientos tras el temporal. Si hay un pero a la Motorada, sobre todo a esta edición en que las motos han podido internarse más aún en el centro, siendo un verdadero atractivo para los aficionados, es el ruido.

Los vecinos, y sobre todo los residentes de calles adyacentes a las dedicadas a los moteros para que pudieran disfrutar de hacer cabriolas y lucir su experiencia ante los presentes, se quejan de que hay que encontrar un punto intermedio entre el disfrute de los moteros y de los aficionados, y de los  propios vecinos, que quieren poder tener derecho al descanso y a no tener el ruido metido en los oidos las 24 horas del día. Con todo, salvando dicho escollo “no ha habido muchos problemas, y eso es de agradecer. No sé si es por los controles de la policía, que han estado muy atentos, o porque los moteros se han concienciado en los últimos años de que también hay que respetar al que no va montado en una moto”, explica un residente del centro. Además, los vecinos son capaces de reconocer que “son cuatro días al año y dejan importantes beneficios. Aunque yo no me beneficie, sé de mucha gente que ha sacado beneficios en este caso, y me alegro. Por eso no podemos quejarnos, porque la ciudad así mejora”, indica.

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