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"Caniba", la historia de un caníbal que horroriza y compite en Venecia

1981 el japonés Issei Sagawa conmocionó al mundo al descubrirse que había asesinado y devorado el cadáver de una joven holandesa en París

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  • Venecia. -

1981 el japonés Issei Sagawa conmocionó al mundo al descubrirse que había asesinado y devorado el cadáver de una joven holandesa en París, una delirante historia de canibalismo que ha sido revivida en la "Mostra" de Venecia.

El caso es recogido en el documental "Caniba", obra de los antropólogos Verena Paravel y Lucien Castaing-Taylor, y compite en la segunda sección en importancia del certamen, "Horizontes", reservada a las nuevas corrientes estéticas y expresivas.

A inicios de la década de 1980, Issei Sagawa estudiaba Literatura Comparada en la Universidad de la Sorbona de París cuando se sintió atraído por una compañera holandesa, Renée Hartevelt, a la que asesinó de un disparo en su apartamento.

Posteriormente violó su cadáver, lo despedazó, conservándolo en su propio frigorífico, y lo fue devorando hasta que unos días más tarde fue sorprendido y arrestado por la policía mientras trataba de arrojar sus restos en dos maletas en el lago de un parque parisino.

Fue declarado demente e internado en un hospital psiquiátrico de París hasta que, unos meses más tarde, fue repatriado a Japón, donde el caníbal confeso logró quedar en libertad convirtiéndose además en una figura de relevancia mediática.

La cinta, que arranca subrayando que "no pretende justificar el delito", es una sucesión de confesiones y primeros planos del criminal, postrado en su apartamento en un evidente estado de turbación mental y asistido por su hermano, Jun, con quien dialoga.

Sagawa asegura ante el objetivo, con la mirada perdida, que el canibalismo "está nutrido de deseos fetichistas", y lo dice mientras confiesa su inquietante gusto por los personajes de Disney, por los juguetes de peluche y por el chocolate.

Asimismo manifiesta abiertamente su predilección por las mujeres occidentales desde que, según recuerda, con tono pausado, vio en la pantalla a Grace Kelly en el western "High Noon" (1952).

El "vampiro de Japón", como es conocido, dejó plasmados aquellos días devorando el cadáver de la muchacha en un perturbador cómic.

Su hermano, con quien según los autores mantiene "una misteriosa relación", pasa las páginas del libro ante las cámaras y ojea los dibujos que Sagawa realizó, unas veces riendo sus barbaridades y otras, serio, reprendiéndole por su tétrico contenido.

La obra repasa también partes de su infancia en el seno de una familia acomodada y se compone en gran medida por primeros planos de su boca comiendo, con especial atención al sonido de su salivación, e incluye imágenes explícitas de sexo con prostitutas.

En el documento de presentación del filme, sus directores afirman que "Caniba" es "una reflexión sobre el sorprendente significado del deseo caníbal en la existencia humana a través de la experiencia de Issei Sagawa".

"En vez de esconderse detrás de una fácil indignación, o idear una obra de ficción que satisfaga la 'voyerista' atracción de la humanidad por lo grotesco, nosotros tratamos el deseo y los actos caníbales con la fuerte seriedad que requieren", manifiestan.

Los creadores del documental consideran que comer personas "está más cerca de la condición humana de lo que la mayor parte de la gente quiera creer, ya sea por sus muchas analogías con la sexualidad y la espiritualidad, o porque ha afectado a toda la humanidad durante su historia y evolución".

Quizá por eso "Caniba" arranca con una cita de Jesús de Nazaret extraída del Evangelio: "En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros".

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