Paula Sierra bailó cuando el sol se estaba poniendo y salió a bailar de nuevo cuando se había ocultado por el horizonte. Era el doble espectáculo de esa zona de la Bahía de Cádiz, la que da al Poniente, la que se viste de rojo cada tarde para comenzar a ser negra. Y ese ha sido el escenario escogido por La Isla Ciudad Flamenca para sumar una nueva aportación a un festival que se va desarrollando día a día, noche a noche, paa mayor gloria del flamenco de La Isla.
Paula Sierra tiene 16 años, que no es nada y tiene todo lo que hay que tener para bailar bien. Y se hecho, lo borda. Tiene brazos; tiene cintura; tiene pies... Tiene pocos años y muchos por delante para cuajar en una gran bailaora y eso es lo bueno de ella de quienes la rodean. Que lo saben. Que esto es una carrera de fondo, que el trabajo es diario y que un día no muy lejano, Paula Sierra hará sonar sus tacones sin que sus tacones toquen las tablas.
De eso se trata. En el cante, de volar por el compás sin pisarlo; en el baile, de volar por el tablao.
Paula está en el camino. Que no le cuenten cuentos de hadas. Queda mucho por hacer pero lo tiene todo. Después de que el sol se pone llega la noche. Pero siempre amanece para seguir siendo mejor.
¡Y miren que es buena!
