No son profesionales y de eso precisamente se trata. Mujeres de la Venta no es un cuadro flamenco ni tiene aspiraraciones que vayan más allá de la propia esencia del flamenco, entendiendo por esencia la participación, la actividad.
Por eso todas las semanas ensayan en la Venta de Vargas dirigidas por Luis Vargas, bailaor y cantaor jerezano, que ha consolidado una forma de entender el flamenco que una vez que se está dentro, ya no se sale.
La clave está en participar y el mensaje que transmiten estas mujeres es precisamente ese, que de la nada han aprendido a dar una pataíta por bulerías y eso, aunque parezca poco, es mucho para mucha gente. Incluidos los criticones que le ponen pega a todo pero que no son capaces de hacer lo que ellas hacen.
Porque no se trata sólo de aprender la pataíta por bulerías, sino hacerlo en público, en la plaza Juan Vargas en este caso y en la noche de este martes. Y bailar en público, personas normales que no aspiran a los focos, es más difícil de lo que parece.
Así se simple es todo en estas ediciones de La Isla Ciudad Flamenca, que no sólo busca un hueco para un festival, sino que el festival busca un hueco paa todos. Y miren. Esas mujeres, cuando estén en una fiesta flamenca, saldrán a bailar e independientemente de cómo lo haga cada una, sentirán añ satisfacción de haber participado.
Y si eso lo hace cualquiera... ¡hazlo tú!
