El tiempo en: Estepona
Publicidad Ai
Publicidad Ai

Jaén

“En Jaén, por suerte, tengo muchos enemigos”

Novelista, cuentista, articulista, guionista y autor teatral, Jesús Tíscar escribe y provoca al lector, no es nada amable con sus personajes y dice lo que ...

Publicidad Ai
Publicidad Ai Publicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad Ai
  • Ilustración de Elena Yánez. -

¿Cómo usted hay dos en Jaén? No. ¿Hacen falta más como usted? Sí. ¿Los conoceremos pronto? No. ¿Por qué?... Jesús Tíscar Jandra (Jaén, 1970) es novelista, cuentista, articulista, guionista y autor teatral reconocido en Jaén y a nivel nacional y responde a la última pregunta afirmando que en Jaén hay “demasiada prudencia, demasiado miedo”. Asegura que para escribir y expresar lo que uno piensa como él lo ha hecho, quien firme “no tiene que tener nada que perder”.

En la bibliografía de Jesús Tíscar destacan los títulos ‘La camarera que me escupía en los chupitos de whisky (y otros 15 relatos pellejos’, ‘La Poetisa’, ‘Vía Crucis (Relato de una noche perdida)’, ‘Colección de impresentables’ y ‘12 Cuentos con Premio’.  En marzo verá la luz ‘Memorias de un gusano’, de la editorial jienense Ediciones RaRo. Su nueva novela acercará a sus lectores la autobiografía de un personaje ficticio, de un librero deforme que es testigo de la mezquindad humana, de que la oscuridad de la existencia no tiene hartura. “No suelo ser muy amable con mis personajes”, reconoce.

Y ya lo saben sus lectores. “Me leen y vuelven a mi con los ojos cerrados y la nariz tapada porque no suelo ser muy amable”, continúa un escritor cuya obra tiene aliados y detractores. Su prosa refleja un estilo propio. Se lleva bien con las palabras, a las que cuida para luego darles formas en novelas o relatos  con las que el lector ve y siente a su personaje. 

Es autor de la comedia teatral ‘¿Sí o qué?’, del monólogo ‘A mí me jodió la vida una monologuista’; del esperpento ‘La vida de Chomino’ y del musical ‘Coplas de amor y sangre’, todas bajo la dirección del reconocido Miguel Ángel Karames, que también lo ha dirigido como actor. Ha pisado escenario interpretando teatro en ‘Otelo’, ‘Canción de Navidad’ o ‘Pedro y el Capitán’. En cine, ha sido dirigido por Juan Antonio Anguita en ‘Semiprofesionales’ y por David Heredia en ‘Aceite rancio’...

Tíscar es un hombre provocador y lo dicen quienes lo conocen y quienes lo leen. Escribe y no deja indiferente a nadie, pero nunca se lo propuso. Se aburría de las medias tintas, de escuchar a quienes hablan mucho pero no dicen nada y optó por escribir opinión y decir las cosas tal y como las siente, “sin lamer culos”.

Nunca fue su intención crear un personaje que incitara, enojara e incluso ofendiera al lector.  “Salió solo y me gustó”, dice, refiriéndose a su faceta de articulista. Como columnista se ha explayado, pero lamenta que no exista libertad de expresión. “Ya nadie me ofrece artículos de opinión porque les duele mucho la cabeza conmigo”, dice. Ahora utiliza las redes sociales, con cuyos comentarios ha sufrido consecuencias que le han hecho rascarse el bolsillo. Y si a más de uno le ha dolido la cabeza con él, Tíscar también ha tenido que tomar paracetamol,  alguna vez para aliviar el dolor de las agresiones físicas que ha sufrido por lo que ha publicado.

Confirma que en Jaén, “por suerte”, tiene muchos enemigos, pero  lamenta que “no den la cara” y que promueven acciones contra él “desde la oscuridad”. En esta línea dice: “Para hacerme daño necesitarían dedicar toda su vida a ello”.

Camino de los 47 años, recuerda que fue a los nueve años cuando se dio cuenta de que quería ser escritor. “Escribí mi primera novela y quería que me la publicaran”, recuerda, señalando que es la diferencia de quien quiere hacer de la Literatura su forma de vida. Autodidacta, nunca dudó de sus posibilidades y ahí sigue. Cuando aún no ha salido a luz su nueva novela, ya está escribiendo otra, que presentará a concursos para “sacar pelas”. Así de claro lo dice, porque de las letras se come.

Desde agosto de 2015 reside en Murcia. “No soy un exiliado”, dice. Por motivos personales tuvo que dejar Jaén, una ciudad a la que no quiso valorar  culturalmente. Sí reconoció que es una capital que “tiende a dormirse”, a la que le gusta “encogerse de hombros” y a la que “se le da muy bien acunar cadáveres”.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN