Queridos Reyes Magos: Como bien sabéis no es la primera vez que os escribo, aunque sí la primera que hago pública esta carta en la que, como cada año, me despojo de mi careta de adulto para dejar al aire mi verdadera faz de niño a la que nunca renuncié pese a los años. Sirvan mis primeras palabras para reiterar mi convencimiento de que existís, de que realmente llegáis cada año por estas fechas para llenar de ilusión los corazones de todos, y en especial, del mío. Conste que nunca hice caso de aquellos “amigos” que negaban vuestra presencia diciendo que eran los padres los que dejaban los regalos a los pies de la cama. Yo los miraba sonriendo porque vivían engañados y creían ser más mayores por no tener fe en vuestras altezas reales. Y una vez que la pierdes… nunca la recuperas.
Bien es cierto que existen otros reyes que, disfrazados con barbas postizas, coronas y atuendos reales (que su mérito tendrán, no me cabe duda) se pasean por centros comerciales, colegios, empresas y asociaciones de vecinos pretendiendo usurparos. Yo sé que van de buena fe y que sólo pretenden alegrar a los más pequeños en estos días de fiesta. Pero nadie podrá despojaros de vuestra real presencia la mágica noche del día 5 de enero. Porque ese día no faltaré a la cita. Desde que era un renacuajo que no levantaba dos palmos del suelo y mi padre me subía a sus hombros para ver las carrozas y atrapar algunos caramelos no he faltado ni un solo día a la Cabalgata.
Ahora llevo a mis hijos, y los subo a hombros y les aseguro que estos son los verdaderos Reyes Magos. Y les digo que deben creer en vosotros, y no hacer caso a esos incrédulos que os niegan. Porque siempre creí que la infancia se pierde el día que perdemos nuestra fe en los Reyes. En fin, ahí van mis peticiones.
Este año no os voy a pedir nada para mí. Sería egoísta por mi parte atendiendo a cómo están las cosas a mi alrededor. Sé que hay gente que lo pasa mal, que perdió su trabajo o que no lo encuentra, que hace malabarismos para llegar a fin de mes, que llora al ver a sus hijos sin lo más básico, que perdió la ilusión en el futuro. Para ellos pido un milagro o al menos la esperanza en que lo conseguirán. Para los políticos que no recuerdan el color del asfalto, para los banqueros que perdieron su alma en la almoneda, y para los empresarios sin escrúpulos ni sangre en las venas… pido toneladas de carbón. Para los políticos honrados, los banqueros transparentes y los empresarios leales les reclamo que dejen de ser minoría. Para la gente solidaria que regala su corazón, sus sonrisas y el dinero que no tienen a los más necesitados, pido el más grande de los reconocimientos. Y para Jerez que vuelva a estar donde le corresponde como ciudad que quiero y en la que creo. Queridos Reyes Magos, gracias anticipadas.
Pd: Por cierto, Baltasar, que estaré en la esquina de las calles Medina con Arcos. Por si cae algún puñado de caramelos y algún regalo… Ya sabes…