El municipio de Alpandeire cuenta entre sus vecinos con Antonia Ruiz, una pintora de vocación tardía cuya obra está dedicada mayoritariamente a su pueblo natal ya que, según ha indicado “en mi pueblo hay rincones preciosos y me relaja mucho pintar todos esos lugares”. Además, ha manifestado que mientras está pintando se abstrae de tal forma que llega a olvidar los problemas cotidianos y los achaques de salud propios de la edad.
La obra de Antonia Ruiz se caracteriza por el realismo en el que plasma cada una de sus piezas y entre sus cuadros más representativos la artista ha destacado un retrato de Fray Leopoldo, realizado en óleo sobre lienzo, o un retrato de su nieto, hecho a pastel. Antonia ha explicado que es natural de Alpandeire y que tuvo que emigrar de su pueblo cuando era joven, como tantos otros, para poder ganarse la vida. Pese a ello, ha reconocido que nunca perdió el vínculo con el municipio, siendo este tan fuerte que hace 8 años volvió definitivamente al pueblo que la vio nacer.
La pintora ha comentado que, aunque siempre se ha sentido una persona muy inquieta e ingeniosa, la creatividad le viene de familia, pues su madre también lo era, al igual que sus hermanas, sobrinas e hija, esta última diseñadora de bisutería. No fue hasta su temprana jubilación cuando Antonia comenzó a interesarse por la pintura como forma de ocupar su tiempo con una actividad, ya que “soy incapaz de quedarme de brazos cruzados viendo la televisión”, ha argumentado la vecina. Por ello, tras descubrir unos talleres de pintura que se estaban impartiendo, decidió probar la experiencia, aprendiendo y perfeccionando diferentes técnicas con una asombrosa rapidez. Fue a partir de ahí cuando esta vecina de Alpandeire comenzó a dar rienda suelta a su creatividad y desde entonces ha pintado casi una treintena de obras, la mayoría a óleo sobre lienzo.
La artista ha afirmado que sus obras no están puestas a la venta y que jamás ha vendido un cuadro, siempre los ha cedido a familiares con la intención de que si algún día ella así lo desea pueda ecuperarlos en cualquier momento, ya que “mis cuadros son como mis hijos, y los hijos ni se dan ni se venden”. Una gran parte de la vida de Antonia Ruiz son la pintura y su pueblo, por lo ha indicado que nunca dejará de pintar los maravillosos rincones que guarda Alpandeire, y si la vista no le permite continuar haciendo óleos sobre lienzo, comenzará a pintar en tela.
